Como has podido leer tranquilamente en la review del Galaxy S7 Edge, este 2016 nos ha traído un contendiente de lo más potente en el campo fotográfico. Así que no podíamos dejar pasar la oportunidad de ponerlo a prueba y enfrentarlo a sus grandes rivales. La primera comparativa que os ofreceremos será con el iPhone 6s Plus, enemigo público número uno por historia de los Galaxy S, y modelo con el que más directamente compite por enfoque de la fotografía móvil: resolución justa y modo automático de lo mejor del mercado.
Tras nuestra comparativa completa con los mejores smartphones con cámara en la actualidad, pasamos al enfrentamiento directo para ver qué móvil fotográfico es mejor: el nuevo Samsung Galaxy S7 Edge o el iPhone 6s Plus. Empezamos esta competición con siete fotografías de muestra.
Los números fotográficos sobre la mesa
Antes de pasar a asuntos mayores, toca detenernos y plasmar sobre una tabla los principales argumentos de las cámaras fotográficas del Galaxy S7 Edge y del iPhone 6s Plus. Ahora mismo son los modelos de gama alta que menos megapixeles ofrecen en sus sensores, 12, los mismos que por ejemplo el Nexus 6P, con quien tocará comparativa en breve.
En el número de megapixeles y la apuesta por el modo automático como referente para hacer fotos es ya casi lo único en lo que coinciden las apuestas fotográficas del modelo de Samsung y Apple. En el resto de detalles se distancian bastante, empezando por la luminosidad y acabando por la interfaz y opciones de serie.
Más allá de tamaños de sensores y resolución, cada fabricante ha puesto el énfasis en diferentes soluciones sobre el sensor. Samsung se ha centrado en los llamados Dual Pixels, que no es otra cosa que mejorar el enfoque por detección de fase con tecnología directamente de cámaras réflex. En su sensor todos los píxeles colaboran en el enfoque, que es realmente rápido.
iPhone 6s Plus | Galaxy S7 Edge | |
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Resolución sensor | 12 MP | 12 MP |
Tamaño sensor | 1/3" | 1/2.5" |
Tamaño fotodiodos | 1,22 micrones | 1,4 micrones |
Dist. focal | 28 mm | 26 mm |
Apertura | f/2.2 | f/1.7 |
Cámara secundaria | 5 MP | 5 MP |
Estabilización óptica | Sí | Sí |
Por su parte Apple busca que las imágenes sean lo más realistas y fieles posibles. Para ello separa ligeramente los píxeles para evitar contaminación entre ellos, y el filtro del color lo colocan directamente encima de los píxeles con el mismo motivo final: un color más fiel. A cambio ha perdido tamaño de los fotodiodos, lo que se traduce en menos luz es escenas nocturnas y donde pone a trabajar su potente procesador A9 para el tratamiento y procesado de la imagen.
Otro apartado en el que chocan las propuestas de Apple y Samsung es en la interfaz y opciones de control que dejan en manos del usuario. Apple sigue en sus trece respecto a ofrecer una interfaz clara y directa para tomar fotos y donde el usuario ni debe ni puede alterar casi ningún apartado. Ni tan siquiera la resolución de las imágenes que va a tomar.
En el lado contrario está Samsung. La interfaz básica es bastante similar en sencillez a la de Apple, pero sin renunciar a que podamos modificar ciertos parámetros, entre ellos la resolución de la imagen. Lógicamente y dado que el Galaxy S7 Edge permite tarjetas de memoria, tenemos acceso directo para indicar dónde queremos almacenar las fotos y vídeo que hagamos, excepto en las ráfagas, que para asegurar un buen funcionamiento, Samsung siempre almacena en su memoria interna.
En cuanto a los modos avanzados, Apple no incluye ninguno más allá de las panorámicas. Mientras tanto Samsung incluye varios de ellos pero especialmente uno que marca diferencias: el Pro. En él lo más significativo es que podemos optar por tomar imágenes en jpg y RAW al mismo tiempo, y tener controles manuales de todo tipo: sensibilidad, enfoque, velocidad de obturación, control de la exposición, medición ...
Durante el uso, la experiencia en rapidez tanto de disparo como de enfoque van bastante a la par, pero me parece que Samsung consigue enfocar, disparar u recuperar de una manera un poco más ágil que el iPhone de Apple. Aquí también considero una ventaja del lado de Samsung que con solo dos toques rápidos en el botón de inicio podamos iniciar la cámara al instante.
Yo que soy mucho de desenfundar rápido el smartphone para tomar fotos, agradezco lo fácil que es sacar el Galaxy S7 Edge del bolsillo (la curva desliza que da gusto) y sin que todavía haya acabado de sacarlo, ejecuto la doble pulsación sobre el botón de inicio sin mirar y al poner el terminal delante de la cara ya está la interfaz de la cámara lista para enfocar y disparar. Con máxima igualdad técnica y de resultados, son estos detalles los que pueden y deben marcar diferencias.
Comparativa fotográfica entre Galaxy S7 Edge y iPhone 6s Plus
Tras la larga introducción donde os he contado cómo son los números de ambas cámaras y mi experiencia usando ambos smartphones para hacer fotografías, toca mostraros cómo son los resultados de una comparativa fotográfica entre el Samsung Galaxy S7 Edge y el iPhone 6s Plus. Ahí es dónde hay que marcar diferencias.
Hemos salido a la calle para poner a prueba a ambos terminales en diferentes situaciones, disparando en ambos casos en modo automático y con la máxima resolución disponible.
Enfoque mínimo
Ambos terminales presumen de un enfoque muy rápido y llevan toda la razón. Pero, ¿cuánto son capaces de acercarse a un objeto sin que perdamos en enfoque? En la siguiente imagen vemos que el Galaxy S7 Edge nos dejó un enfoque más preciso y detalle en el recorte al 100%, justo en el momento en que el iPhone 6s Plus ya no era capaz de conseguir nitidez.
También podemos apreciar que gracias a la apertura f1.7, la profundidad de campo que obtenemos con el Galaxy S7 Edge es bastante menor que en el iPhone, lo que nos ayuda a centrar la atención en lo que queremos destacar del acercamiento, como es el caso.
Nivel detalle escena general
La siguiente escena la escogimos para comprobar qué nivel de detalle conseguía conservar cada uno de los smartphones cuando no había aparentes complicaciones en la fotografía. Tanto exposición como balance de blancos o reproducción de color van a la par, pero si miramos el recorte al 100% que hemos hecho de la misma zona en las fotografías, el Galaxy S7 Edge se aprovecha de su procesado más agresivo para definir más la zona.
El detalle que conserva cada cámara tras el procesado general no tiene un ganador claro. A veces hemos obtenido mejores resultados con el iPhone y otras con el Galaxy S7 Edge. En todo caso nos decantaríamos por la solución de Samsung, que saca una muy pequeña ventaja en este apartado.
En otra escena general, de nuevo el Galaxy S7 Edge nos deja más información por detalle y zonas oscuras, pero se pasa y no es capaz de controlar la sobreexposición general ni especialmente de las zonas claras como las del cielo, que quedan completamente quemadas. En el caso del iPhone, frente a este rival queda en evidencia la pérdida de luz del sensor pero es mejor solución, aunque ninguna de las dos instantáneas nos haya convencido al 100%.
Y os dejamos con una tercera imagen general, con el modo HDR automático activado en ambos terminales y donde además de poder comprobar que con 12 megapíxeles la falta de detalle al ampliar es evidente, también apreciamos el mejor trabajo que realiza el Galaxy S7 Edge en general.
Imagen HDR
Buena parte del éxito de una imagen general cuando hay mucho rango dinámico es el modo HDR que tanto iPhone como Galaxy S7 Edge potencian y quieren que usemos de forma automática. En general los resultados son muy aceptables en ese modo. Si forzamos el modo HDR y vemos qué pasa con una panorámica con luces duras por el cielo nublado, comprobamos dos cosas: que ambos terminales pierden bastante detalle por su poca resolución, y la superioridad del HDR del Galaxy S7 Edge, que nos da mucha más información en zonas oscuras que el modelo de Apple.
En el recorte apenas podemos diferenciar tonos en las hojas de los árboles en el caso de la toma del iPhone mientras que sí que es posible hacerlo con la imagen del Galaxy S7 Edge.
Primer plano personal
En este ejemplo podemos comprobar de golpe dos aspectos importantes de ambos terminales. Por un lado tenemos el buen balance de blancos del iPhone, que además presume de poca contaminación entre píxeles y nos deja un color perfecto. Todo lo contrario le ocurre a la imagen tomada por el Galaxy S7 Edge, donde ni los blancos son blancos (fijaos en la pared y sobre todo el armario), ni yo tengo ese tono cálido tirando para anaranjado del que peca en este caso la fotografía de los coreanos.
Noche escena general exterior
Cuando la luz no es excesivamente escasa, la ventaja del Galaxy S7 Edge es menor y el iPhone pone de manifiesto su gran procesado de la imagen, que se acentúa cuando el S7 Edge colorea de forma artificial la parte de la fachada de los edificios. Bastante igualdad aquí.
Ya no ocurre lo mismo en una escena más complicada, con grandes diferencias entre las zonas oscuras y las iluminadas. Solo el Galaxy S7 Edge es capaz de mostrarnos detalles en la palmera sin que el ruido arruine en absoluto la escena. La tónica del Galaxy S7 Edge en escenas nocturnas: mucha más información que los rivales.
Noche interior detalle
Para comprobar hasta dónde es capaz de sacar ventaja el Galaxy S7 Edge en escenas interiores con poca luz, en realidad casi ninguna, tenemos la siguiente escena. Aquí comprobamos que, pese a todo, el balance de blancos del iPhone es más ajustado a la realidad y que el Galaxy S7 Edge sí es cierto que recoge más luz y con menos ruido, pero también colorea la escena.
Ahora vemos los detalles de cada uno de los recortes, con el Samsung Galaxy S7 Edge ocupando la parte izquierda y el iPhone 6s Plus, la derecha. Queda bastante de manifiesto la capacidad para sacar detalles de una escena muy complicada y con escasísima luz sin necesidad de introducir ruido ni reducirlo de forma drástica con la pérdida de detalle que ello supone.
Lógicamente esta muestra de lo que son capaces de hacer estos dos terminales es reducida, y nos hemos centrado en buscar situaciones que los pusieran en aprietos. Dependerá de cada usuario, de lo que busque en una cámara de smartphone y el tipo de fotografía que realice (más automática que manual, más en exteriores con luz que en interiores), que se decante por uno u otro. Y a vosotros, ¿cuál os ha convencido más?