Posiblemente estemos asistiendo al nacimiento de la siguiente gran revolución en el teléfono móvil, con permiso de las pantallas plegables que ya se atisban en el horizonte. La vuelta de las piezas mecánicas, centradas en esta ocasión en permitir que la pantalla esconda tras ella las cámaras del teléfono. La búsqueda del 100% del aprovechamiento del frontal del teléfono móvil, a la vuelta de la esquina. Y posiblemente, OPPO vaya a tener la culpa con su Find X.
En plena fiebre de cejas, con medio mercado Android incluyendo recortes en su pantalla, OPPO incluido, el fabricante chino decidió desarrollar un líder de catálogo diferente arriesgando en el diseño. El resultado es el OPPO Find X, el primero de su línea, y uno de los primeros en incorporar un sistema deslizante para su pantalla. Ahora, tras su análisis, el teléfono ha pasado más tiempo con nosotros y aquí os traemos la experiencia tras un mes de uso.
Mes de uso con el OPPO Find X en vídeo
La pantalla deslizante, el auténtico reclamo
El OPPO Find X tiene bastantes bondades en su configuración, sobre todo teniendo en cuenta que estamos ante un líder de catálogo muy digno para este año 2018. El teléfono no falla en procesador, memoria ni almacenamiento, aunque aquí lo llamativo es el mecanismo que esconde las cámaras en el interior del cuerpo. La vuelta a los móviles con piezas móviles.
El Find X tiene una pantalla tan amplia con respecto al frontal que no hay nada sobre ella salvo panel y marco. No tenemos botones hápticos ni físicos, sólo virtuales, y tampoco tenemos la cámara frontal, que ahora se esconde en el cuerpo. Además, los bordes son curvos, haciendo el teléfono muy cómodo en mano y recordando mucho a los móviles de Samsung. Un gran cristal que prácticamente se ilumina por completo y que, además, no disfruta de poca calidad.
Si hay algo que hemos notado durante este mes de uso es que la pantalla del OPPO Find X se ve bien en prácticamente todas las situaciones. La sensación, gracias a la viveza de los colores y a que las imágenes llegan prácticamente hasta el borde de la pantalla, es que estamos ante una pegatina colocada sobre el móvil. Incluso los ángulos de visión son buenos, y eso es siempre de agradecer si tenemos el teléfono constantemente sobre la mesa, cerca de nosotros.
OPPO no usa lector de huellas sino reconocimiento facial, y es realmente rápido incluso dependiendo de una cámara que tiene que desplegarse
Tampoco hay lector de huellas, ni trasero, ni lateral, ni escondido tras el panel. OPPO lo ha confiado todo al reconocimiento facial que, todo sea dicho, es bastante rápido. Es rápido incluso dependiendo de una cámara que ha de desplegarse para poder vernos al salir del cuerpo. Encender la pantalla, deslizar y en un momento, móvil desbloqueado. Eso sí, al sistema deslizante hay que acostumbrarse.
Reconozco que durante este mes de uso he llegado a no sentir el movimiento del teléfono, que vibra ligeramente al desplegar el equipo de cámaras, pues recordemos que tanto la frontal como las traseras se esconden en él. Incluso desbloqueando el teléfono muchas veces al día, el movimiento de la parte superior del teléfono acaba siendo casi invisible, y resulta un placer poder aprovechar la pantalla hasta estos extremos. Gran trabajo de OPPO, cuyo sistema afirma aguantar hasta 300.000 aperturas sin despeinarse. Más le vale durar, porque es necesario para el desbloqueo y no sólo para las fotografías.
Y hablando de las cámaras
Como habíamos dicho, aquí hay un equipo trasero dual y un único sensor frontal. Tenemos 16 y 20 megapíxeles, dos sensores cuya existencia sólo se justifica para ofrecer desenfoque selectivo en las fotografías. No hay zoom, no hay sensor especializado, no hay gran angular. Por no haber, ni siquiera hay modos de fotografía más allá del normal, el modo Retrato y el modo para aplicar stickers sobre las capturas.
Las fotografías, como tal, resultan bastante buenas pero no en todas las situaciones. Algo que he notado en este mes de uso es que podemos controlar pocas cosas de la imagen cuando la capturamos más allá de activar o no el flash o el modo HDR. Así, es el teléfono el que hace todo el trabajo, disparando siempre en automático y comportándose de una forma un tanto errática. Sin variar mucho las condiciones podemos encontrarnos ante fotografías magníficas y también ante capturas bastante simples y que no brillan. Algo que, como hemos dicho, poco podemos hacer para cambiar.
Cuando hablamos de los selfies, ocurre algo parecido. Los 25 megapíxeles frontales no parecen destacar demasiado, y tampoco aportan demasiadas funcionalidades más allá del modo retrato, que nos permite jugar con las iluminaciones. Resultonas, pero poco más, y que acabamos ignorando al poco pues no llegan a aportar nada realmente diferenciador más allá del juego de los primeros días. Como las cámaras traseras, la frontal también es algo errática y no siempre produce los mismos resultados. A veces con colores más forzados, otras veces más natural. Y todo a disposición del teléfono, sin apenas control por nuestra parte más allá de apuntar y disparar.
Probablemente lo peor de este OPPO Find X en materia fotográfica sea su software, no ya por la poca personalización que ofrece a los usuarios, sino porque además tiene una configuración confusa. Podemos variar el formato de la fotografía entre 4:3, 16/9 y 1:1, pero no el tamaño de la misma o la calidad. No hay modo manual, criticable pero a elección del fabricante, pero para acceder a las opciones de cámara hay que salir de ella e ir a los ajustes del teléfono. Y cuando los encontramos, nos topamos con un pequeño desierto. La rejilla para hacer las capturas y poco más. No cabe duda de que es la parte más verde del teléfono. ColorOS no pone mucho de su parte para que la experiencia fotográfica con el Find X sea de nivel, como así prometen sus especificaciones.
Sobrado de potencia, no así de autonomía
Un mes de uso, con el OPPO Find X ejecutando todas y cada una de las tareas que realizo con mis teléfonos, lo que implica navegar, música, podcasts, fotografías, redes sociales y, por supuesto, juegos. No tiro de títulos demasiado exigentes pero en esta ocasión sí he realizado pruebas, pues no todos los días se tiene acceso a un Snapdragon 845 con 8GB de RAM y 256GB de almacenamiento interno. Y sí, el OPPO Find X ha podido con todo sin despeinarse.
El OPPO Find X está construido para presumir de potencia, y es capaz de tirar de todo lo que le echemos encima. Sin retardos, sin sufrir.
La multitarea va a toda velocidad, los juegos abren muy rápido, incluso los más pesados, y el desbloqueo se produce casi sin darnos cuenta incluso con varios títulos cargados en memoria. Sin duda, el OPPO Find X es todo un titán a nivel de rendimiento, y si a eso le unimos que es una delicia en diseño y un teléfono realmente cómodo en la mano y en el bolsillo, me va a dar mucha pena tener que dejarlo ir. Aunque hablando de la autonomía, aquí hay otro pinchazo.
3.400 mAh para un teléfono AMOLED de 6,4 pulgadas y resolución FullHD+ puede parecer poco. Y de hecho, es poco. Días con rendimiento normal y sin problemas a la hora de llegar la noche, y días más apurados necesitando una carga a media tarde. ColorOS de nuevo pone de su parte para entorpecer la experiencia, pues no hay forma de saber cuántas horas de pantalla nos ofrece una carga completa de este Find X. Sólo tenemos porcentajes de consumo, nada de tiempos. Cosas de ColorOS. Eso sí, todo hay que decirlo. La carga rápida es sobrenatural. Teléfono completamente cargado, de 0 a 100, en menos de 40 minutos. Increíble lo que Super VOOC consigue en este Find X.
Las conclusiones tras el mes de uso
Tal y como he ido contando en este artículo sobre mi experiencia con el Find X, el teléfono me ha ofrecido muchas luces pero también algunas sombras. Una potencia descomunal para no echar en falta nada más durante su uso. Ni procesador, ni RAM, ni por supuesto almacenamiento, con 256GB que lo convierten posiblemente en el modelo básico con más memoria del mercado. OPPO ha trabajado para ofrecer lo máximo en el Find X, y lo ha conseguido en este apartado.
Casi todo bien, salvo un poco de anarquía en los resultados fotográficos, y una autonomía algo corta
Fotografiar con el Find X es divertido, aunque ya he comentado que a veces hay que repetir porque la toma no sale como uno quiere. Como ocurre en otros teléfonos, aunque en esta ocasión parece depender más de que el software del Find X te quiera obedecer en materia fotográfica, que de tu propia habilidad. Fotografías con buenos colores, bordes definidos, y un proceso siempre curioso al ver cómo la pantalla se despliega cada vez que necesitamos los sensores, y ver cómo se repliega después.
Un gran teléfono con sus pequeños defectos, algunos corregibles por software, como la pantalla, y otros con difícil solución, con la autonomía. Sin duda, una gran elección a la hora de hacerse con un teléfono nuevo pero, ¿a casi 1.000 euros? Aquí puede estar la clave. Tener entre las manos un teléfono que lo hace casi todo bien, pero que no parece acercarse a los teléfonos más caros del mercado con los que quiere competir. Pero, y esto es seguro, lo echaré de menos.