Google no es una compañía de hardware, pero lo necesitan para poder exhibir todo su poderío en el software. En el mundo móvil, el escaparate con el que muestran sus últimas novedades son los Pixel, su gama de dispositivos más ambiciosa y que acaba de dar la bienvenida a su tercera generación con los Pixel 3 y Pixel 3 XL.
El modelo que nos ocupa en este análisis es el Pixel 3 XL, el más grande de los dos y que apuesta por un diseño distinto (y bastante polémico, por cierto). Como sus predecesores, el Pixel 3 XL pone toda la carne en el asador en la cámara. Una cámara que sigue sin ceder ante el auge de las cámaras dobles; bueno, un poco sí, en la cámara delantera. El listón estaba muy alto, veamos si se han superado.
Google Pixel 3 XL, review en vídeo
Ficha técnica del Pixel 3 XL
PIXEL 3 XL | |
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DISEÑO | Metal y cristal (Gorilla Glass 5) Pantalla con notch Lector de huellas trasero Resistencia al agua IP67 158 x 76.7 x 7.9 mm 184 g |
PANTALLA | OLED 6,3 pulgadas 18.5:9 QHD+, 523 ppp HDR, color 24 bits, contraste 100.000:1 |
PROCESADOR | Snapdragon 845, octa-core 2,5 GHz + 1,6 GHz GPU Adreno 630 |
RAM | 4 GB |
CAPACIDAD | 64/128 GB |
SOFTWARE | Android 9 Pie Funciones exclusivas: Google Lens, Call Screen |
CÁMARA TRASERA | 12,2 MP Dual Pixel, píxeles de 1,4 um, estabilizador EIS + OIS, apertura f/1.8 Vídeo: 4K 30fps / FHD 120fps / HD 240fps |
CÁMARA FRONTAL | Dual 8 + 8 MP, angular f/2.2 y teleobjetivo f/1.8, vídeo FHD 30fps |
SONIDO | Altavoces frontales duales Tres micrófonos Cancelación de ruido |
CONECTIVIDAD | LTE NanoSIM, WiFi 2,4/5 GHz, Bluetooth 5.0, NFC, GPS/GLONASS, USB-C |
BATERÍA | 3.430 mAh Carga rápida Carga inalámbrica, Pixel Stand |
PRECIO | 64 GB: 949 euros 128 GB: 1.049 euros |
Diseño: sobriedad, buenos acabados y un intruso que se lleva todo el protagonismo
"Por favor, que ese no sea el diseño definitivo". Creo que muchos pensamos lo mismo cuando vimos las primeras filtraciones del Pixel, hasta hubieron teorías conspiranoicas que decían que todo era un troleo de Google. Pero no, Google iba muy en serio.
El diseño del Pixel 3 XL es como eso de 'tengo una noticia buena y otra mala'. Pues bien, el notch es la mala, así que mejor empezamos por ahí. En primer lugar es enorme, no me cuesta mucho imaginar un notch un poco menos profundo, aunque si os soy sincera tampoco es un drama; la mayor parte del tiempo ni me doy cuenta de que está ahí. Hay muchas apps en las que queda oculto porque la zona superior se oscurece y, más allá de lo visual, no supone un impacto en el uso (luego hablamos de eso). El problema de este notch (bueno, de todos, pero este más) es que no tiene ningún sentido.
El argumento de Google es que así consiguen estirar más la pantalla. Concretamente, la pantalla del Pixel 3 XL mide 0.3 pulgadas más que la del Pixel 2 XL. Sin embargo, si ocultamos el notch por software y ponemos los dos modelos uno junto a otro, las pantallas tienen casi el mismo tamaño, hasta cuesta distinguirlos. Es decir, que el único trozo de pantalla que ganamos es el que queda a ambos lados del notch. Yo lo llamo "los cuernos" y no, no sirven para nada más que albergar los iconos de la barra de estado, un elemento que no es que moleste precisamente.
Podría entender la presencia de esta muesca si el resto de bordes estuvieran ajustados al máximo, pero tampoco es el caso. El marco inferior sigue siendo igual de ancho, por lo que el efecto 'todo pantalla' es más bien nulo. En resumen, que el frontal es igual que el del Pixel 2 XL pero con notch. ¯_(ツ)_/¯
¿Y la noticia buena? Creo que ha quedado claro que el frontal no es precisamente el punto fuerte del diseño del Pixel 3 XL, pero en la trasera la cosa cambia. Google mantiene el mismo estilo con dos acabados, brillante arriba y mate abajo, pero ahora toda la trasera es de cristal. La sensación en mano es excelente, sobre todo en la zona mate que se siente muy suave al tacto y además apenas atrae huellas. No resulta tan resbaladizo como otros móviles de cristal, aunque yo he preferido usarlo con funda por lo que pueda pasar. Pero lo mejor del cristal es que por fin tenemos la opción de carga inalámbrica.
Como decía, Google sigue manteniendo el mismo estilo de diseño, tanto que cuando el terminal está apagado parece que nada haya cambiado. Seguimos teniendo la misma forma de esquinas marcadas, la trasera en dos texturas con el lector situado en la parte central (y muy bien ubicado, por cierto) y la cámara en la esquina superior derecha. Los botones físicos también siguen en la misma posición en el lateral derecho, perfectamente accesibles con el pulgar y con buena pulsación. En la parte inferior tenemos puerto USB-C y, como novedad, la bandeja SIM que antes estaba en el lateral.
Con respecto al tamaño y peso, viniendo de un Pixel 2 XL apenas he notado cambios. Las medidas son iguales y, aunque hay un aumento de peso, no es excesivo. El Pixel 3 XL sigue siendo un móvil que se siente ligero para su envergadura, pero es demasiado grande. Como en el modelo anterior, el manejo a un mano es complicado, así que si eres fan de lo manejable quizás te convenga apostar por el modelo de 5,5 pulgadas, una opción mucho más compacta y -dato importante- que no tiene notch.
PIXEL 3 XL | PIXEL 2 XL | iPHONE XS MAX | SAMSUNG GALAXY NOTE 9 | HUAWEI P20 PRO | LG G7 | SONY XPERIA XZ3 | |
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PANTALLA | 6,3 pulgadas 18,5:9 | 6 pulgadas 18:9 | 6,5 pulgadas 19,5:9 | 6,4 pulgadas 18,5:9 | 6,1 pulgadas 18,7:9 | 6,1 pulgadas 19,5:9 | 6 pulgadas 18:9 |
NOTCH | Sí | No | Sí | No | Sí | Sí | No |
PORCENTAJE FRONTAL | 82,8% | 76.4% | 84.4% | 83.4% | 82% | 82.6% | 80.5% |
DIMENSIONES | 158 x 76.7 x 7.9 mm | 157.9 x 76.7 x 7.9 mm | 157.5 x 77.4 x 7.7 mm | 161.9 x 76.4 x 8.8 mm | 155 x 73.9 x 7.8 mm | 153.2 x 71.9 x 7.9 mm | 158 x 73 x 9.9 mm |
PESO | 184 g | 175 g | 208 g | 201 g | 180 g | 162 g | 193 g |
BATERÍA | 3.430 mAh | 3.520 mAh | 3.174 mAh | 4.000 mAh | 4.000 mAh | 3.000 mAh | 3.300 mAh |
Al enfrentarlo con otros terminales de grandes dimensiones, el Pixel 3 XL queda bastante bien parado. No es el que mejor aprovecha el frontal ni el más ligero, pero está en un punto intermedio con respecto a sus competidores más directos. Con todo, el esfuerzo de compactación es muy mejorable y debería ir más allá de introducir el que probablemente sea el notch más grande e innecesario de la historia. Una pena que este elemento robe el protagonismo de un diseño elegante, sobrio y con muy buenos acabados.
Pantalla: ahora sí que sí
Todos recordamos el drama con la pantalla del Pixel 2 XL. Colores apagados, ángulos de visión mediocres, blancos azulados... Un desastre para tratarse de uno de los candidatos a móvil del año. Después de las críticas, era de suponer que la pantalla mejoraría con la nueva generación, y vaya si mejora.
El panel del Pixel 3 XL es otro mundo, sobre todo si los colocamos uno al lado de otro. La experiencia visual es la que podríamos esperar de una pantalla AMOLED de un gama alta. Los colores son vivos pero no llegan a saturar, el contraste es alto, ofrece buena visión desde los ángulos y, aunque la calibración viene algo fría de fábrica, no tiene nada que ver con aquel molesto tinte azul.
Google no ofrece muchas opciones a la hora de calibrar los colores. Por defecto viene configurado en el modo automático, pero también tenemos la opción de tonos naturales y tonos mejorados que eleva un poco la saturación. No hay grandes diferencias entre los tres modos y todos resultan bastante equilibrados, así que aquí es una cuestión de gustos. En mi caso he mantenido el modo automático que va adaptando la calibración dependiendo de la iluminación, aunque no esperéis grandes variaciones al estilo True Tone.
La pantalla del Pixel 3 XL también saca buena nota en lo que a brillo se refiere. No he tenido problema para ver el contenido en exteriores, incluso con el sol dando guerra con los reflejos. El sistema de brillo automático es ágil cuando salimos a un ambiente muy iluminado, aunque se resiste un poco más cuando es al revés y pasamos a un ambiente oscuro. Por cierto, con el brillo al mínimo se sigue viendo el 'black smearing', un defecto común en paneles AMOLED, pero no llega a los niveles del Pixel 2 XL.
Como ya es tradición en paneles AMOLED, el del Pixel 3 XL nos ofrece la posibilidad de activar la pantalla ambiente o 'Always On', pero de nuevo no tenemos muchas opciones de configuración. Con el móvil apagado, en la parte central podemos ver la hora, fecha, estado del tiempo y los iconos de las apps desde las que hemos recibido notificaciones. En la parte inferior tenemos el porcentaje de batería y, si lo activamos, la canción que está sonando.
En el menú de configuración de pantalla también tenemos el modo Salvapantallas que se puede activar cuando cargamos el móvil o al colocarlo en una base. Aquí podemos elegir entre el reloj, un fondo de colores o un pase de imágenes de Google Fotos. Otras opciones incluyen la luz nocturna para reducir la luz azul durante la noche, el tamaño de la fuente y el tema (claro u oscuro).
Rendimiento: volando voy
Decíamos al principio que Google no es una compañía de hardware, pero eso no significa que no sea importante. El Pixel 3 XL monta un Snapdragon 845, el mismo chip que encontramos en muchos de los gama alta Android de la actualidad. Sin embargo, no se suma a la carrera por la RAM y se conforma con 4 GB que, aunque puedan parecer escasos al lado de otros modelos que ya los han duplicado, dan mucho de sí. Sin embargo, queda la duda de si se mantendrá igual de ágil con el tiempo.
La fluidez es constante. No hay lag en las animaciones o al abrir apps, la multitarea se mueve a la velocidad de la luz y no se notan calentamientos más allá de lo comprensible tras un uso prolongado (más por la pantalla que por otra cosa). Al jugar a títulos muy pesados o mover contenido multimedia de alta resolución tampoco hay tirones que delaten falta de potencia. En definitiva, la experiencia de uso está al nivel de la gama en la que compite.
En este punto hay que destacar la excelente optimización del software, la parte que más diferencia este dispositivo y que veremos en profundidad un poco más abajo. Os dejamos con los resultados de las pruebas benchmark enfrentados con algunos de sus principales competidores.
GOOGLE PIXEL 3 XL | IPHONE XS MAX | SAMSUNG GALAXY NOTE 9 | OPPO FIND X | HUAWEI P20 PRO | XIAOMI MI 8 | ONEPLUS 6 | LG G7 | |
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PROCESADOR | Snapdragon 845 | Apple A12 Bionic | Exynos 9810 | Snapdragon 845 | Kirin 970 | Snapdragon 845 | Snapdragon 845 | Snapdragon 845 |
RAM | 4 GB | 4 GB | 6 GB | 8 GB | 6 GB | 6 GB | 8 GB | 4 GB |
ANTUTU | 260.440 | 324.371 | 237.723 | 282.324 | 213.000 | 268.966 | 261.382 | 231.526 |
GEEKBENCH 4 (SINGLE/MULTI) | 2.329 / 7.841 | 4.819 / 11.062 | 3.767 / 9.032 | 3.308 / 7.915 | 1.609 / 6.816 | 2.413 / 9.075 | 2.465 / 7.744 | 2.366 / 8.581 |
Autonomía: bienvenido cristal, bienvenida carga inalámbrica
El Pixel 3 XL cuenta con una batería de 3.430 mAh, algo más pequeña que la de su predecesor, lo que sumado al hecho de que su pantalla aumente de tamaño no es un buen síntoma. En la práctica, la autonomía no se ha resentido de forma notable, pero tampoco ha mejorado. Con días de uso intensivo la recomendación es llevar el cargador o una batería externa encima ya que resulta muy complicado llegar al final del día sin 'repostar'. Si vamos a dar un uso más moderado, la cosa cambia y es posible llegar al final de la jornada sin problema.
En días de 'heavy use' he estado fuera de casa, dependiendo casi todo el tiempo de la red móvil, con la pantalla ambiente activada y haciendo un uso mixto de mensajería, GPS, redes sociales y cámara (sobre todo cámara). En estos casos he tenido que recurrir al cargador sobre media tarde. En cifras más concretas, hablamos de unas cinco horas de pantalla con la pantalla ambiente activada, cerca de seis si la desactivamos.
La carga rápida funciona, pero sigue sin impresionar. Usando el cargador incluido en la caja, en los primeros 15 minutos se alcanza el 20%, en media hora subimos al 40%, 75% en una hora y para llegar al 100% hay que esperar dos horas.
Donde sí hay una mejora es en la integración de la carga inalámbrica, función que en los anteriores modelos no era posible porque los diseños eran de metal y no cristal. Google nos propone la base Pixel Stand que, además de la propia carga, ofrece algunas funciones exclusivas como el despertador ambiente, pero de momento no hemos podido probarlo por lo que he tenido que tirar de un cargador Qi que tenía por casa. Por cierto, al colocarlo en la base aparece el mensaje de 'carga rápida' pero el proceso es muchísimo más lento, unas cuatro horas para llegar al 100%.
Software: lo último de Android con lo último de Google
Con los Nexus, Google nos conquistó con precios ajustados y un software limpio que siempre estaba a la última. Con los Pixel, la estrategia de ser los primeros en recibir actualizaciones ya no es suficiente, ni para justificar el precio ni para diferenciarlos en un panorama cada vez más reñido. El software tiene más importancia que nunca y el Pixel 3 XL es el escaparate donde Google nos muestra sus novedades. Si quieres probarlas, sólo las encontrarás aquí.
El Google Pixel 3 XL viene con Android 9 Pie decorado con el Pixel Launcher (porque sí, hasta Google personaliza su sistema) y controlado mediante gestos. Si en el Pixel 2 todavía podemos elegir si queremos gestos o la barra de navegación tradicional, con el Pixel 3 desaparece esta opción y los gestos se hacen obligatorios.
Llevo un tiempo usando los gestos de Android 9 por lo que no me coge por sorpresa, pero reconozco que están lejos de ser perfectos. El detalle más molesto de los gestos es que al deslizar hacia arriba no se abre el cajón de aplicaciones, sino la multitarea y las apps recientes. Si queremos ir a las aplicaciones toca deslizar dos veces o hacer un gesto más largo de abajo a arriba (bastante incómodo si lo estamos usando con una mano).
Hay más cambios como Girar para silenciar, una opción con la que podemos activar el modo No Molestar al ponerlo bocabajo, o la renovada app de cámara con la nueva versión de Lens que veremos más abajo. Hay otra novedad llamada Call Screen que destacó en la presentación, pero de momento será exclusiva de Estados Unidos.
Como sucede en el diseño, en el software, el mayor cambio vuelve a ser el notch. Decía que la muesca no tiene mucho sentido en este móvil, pero más allá de la estética, es en el software donde mejor se puede ver.
El enorme y huidizo notch del Pixel 3 XL
Aunque la opción no está precisamente a la vista, el notch del Pixel 3 XL se puede ocultar por software (está en Opciones para desarrolladores), y aquí viene el primer punto a mejorar. Si decidimos esconderlo, la zona a los lados del notch se oscurece por completo y los iconos de la barra de estado pasan a la parte inferior. Es decir, que lo ignora por completo y no nos da la posibilidad de mantener la barra de estado en la zona negra de forma que se siga aprovechando ese pequeño espacio.
Por otro lado, en la imagen queda en evidencia la excesiva altura del notch. Mientras que la barra de estado normal ocupa una franja más estrecha, cuando los iconos están dentro del notch vemos como sobra un espacio mucho mayor por arriba y abajo. Es decir, que sí, aprovechamos esos 'cuernos' para meter los iconos, pero sigue habiendo espacio desaprovechado porque el notch es demasiado alto.
Además, no podremos ver todos los iconos de un vistazo. Si os fijáis en la parte derecha del notch, junto con los iconos de WiFi, red móvil y batería, aparece un pequeño punto a la izquierda del todo. Esto significa que hay más iconos que no se están viendo por culpa del notch. En la foto de la derecha, con el notch oculto aparecen todos; los que faltaban son los del modo silencio y la alarma. Si recibimos muchas notificaciones, sucederá lo mismo en la parte de la izquierda.
Esto es cuando el notch se ve, porque en muchos casos no lo vamos a ver, aunque no lo ocultemos. Decía antes que la mayor parte del tiempo me molesta porque ni me entero de que está ahí y es debido a que hay muchas aplicaciones que directamente lo ignoran, a veces hasta la propia Google lo hace. Veamos algunos ejemplos.
Sonido: a falta de minijack, buenos son los auriculares
Google no ha cambiado de idea con respecto al minijack y el Pixel 3 XL sigue sin contar con este puerto, por lo que nos toca tirar de auriculares Bluetooth o de cable a través del USB-C. En lo que sí han cambiado de idea es en lo de no incluir auriculares. Por primera vez, en la caja nos encontraremos con los Pixel Buds. Los de cable, eso sí.
El diseño de los auriculares es curioso. Tienen una especie de aro de goma que podemos abrir más o menos simplemente tirando, una forma bastante ingeniosa de hacerlos ajustables sin tener que ir cambiando las almohadillas. Si los ajustamos bien no se nos caerán y además aislan más, potenciando el sonido. La calidad es bastante buena y se mantiene en volúmenes altos. Por pedir, no estaría mal algo más de pegada en los graves.
Lo más interesante de los Pixel Buds es que nos permiten hablar con Assistant sin tener que sacar el móvil del bolsillo, basta con mantener pulsado el botón central y empezar a dictar órdenes. Pero además de hablarle, también nos habla cuando recibimos notificaciones, hasta nos leerá los mensajes si así lo configuramos y, si queremos, podremos dictarle una respuesta.
El funcionamiento es muy bueno y resulta muy práctico si por ejemplo vamos andando por la calle y nos mandan un WhatsApp. Hice la prueba y mantuve una pequeña conversación a través de los Pixel Buds con éxito. Un detalle divertido es que también nos lee los emojis, aunque si nuestro interlocutor es de los que manda muchas 'caritas' puede acabar siendo un poco desesperante (un "����" se traduce a "lanzando besos, lanzando besos, lanzando besos, lanzando besos").
El Pixel 3 XL también sigue apostando por los altavoces estéreo frontales arriba y abajo de la pantalla. El volumen es bastante alto (demasiado si lo llevamos al máximo) y el sonido nos llega claro y nítido, sobre todo gracias a la posición de los altavoces. Muy bien aquí.
Cámaras: mucho software y pocas lentes
Y llegamos al apartado clave, las cámaras. Desde la primera generación, Google ha querido destacar este punto por encima del resto y de nuevo el software ha jugado un importante papel. En el Pixel 3 XL se eleva la apuesta con nuevas funciones como el enfoque con seguimiento de objetos, el modo retrato con profundidad ajustable, mejoras en el modo noche o una aplicación renovada, el primer punto que vamos a tratar.
App de cámara
El cambio en la aplicación de la cámara es notable, pero sobre todo necesario. Con el nuevo diseño tenemos una disposición al estilo iPhone, con los distintos modos colocados en una especie de carrusel sobre el botón disparador. Podemos pasar de foto a vídeo o retrato simplemente deslizando hacia los lados, mucho más cómodo que el sistema anterior. En la parte superior de la pantalla tenemos las herramientas habituales: temporizador, modo HDR, foto con movimiento, balance de blancos y flash.
De izquierda a derecha, los modos de la parte inferior son Panorámica, Retrato, Cámara (foto), Vídeo y Más. En este último apartado tenemos varios modos adicionales como Photo Sphere, Cámara lenta, Fotomatón. Área de juegos, Lens y Ajustes. Fotomatón es una novedad de los Pixel 3, lo que hace es detectar cuando sonreímos o ponemos una cara graciosa y dispara fotos. La otra novedad es Área de juegos, la evolución de las pegatinas de AR Core, y Lens. Se sigue echando en falta un modo manual.
Google Lens no es una novedad del Pixel 3 XL, lo que sí es nuevo es que ahora no hace falta que abramos la app desde el menú 'Más' para poder usar sus capacidades. Basta con apuntar la cámara a una tarjeta de visita o cualquier otro texto para que nos resalte teléfonos, correos electrónicos o direcciones web. Eso sí, si queremos seleccionar texto o identificar imágenes entonces sí que hay que abrir Lens.
Hay otro elemento en la app que antes no estaba, se trata de la pequeña lupa que aparece en la esquina inferior derecha, sobre los modos. Es la nueva herramienta de zoom digital que ha integrado Google y que promete ampliar las imágenes sin perder calidad. En breve veremos si es así.
Por último, destacar que el enfoque automático ahora es capaz de seguir objetos. El sistema es el mismo, pulsamos en una zona de la imagen y se enfoca, la diferencia es que ahora si nos movemos seguimos teniendo bloqueado el enfoque en ese punto. También viene genial para hacer fotos de objetos en movimiento.
Cámara trasera
Vengo de un Pixel 2 XL y os digo ya que no hay una gran diferencia entre las cámaras en términos de calidad, pero los resultados siguen sorprendiendo. La cámara del Pixel 3 XL es una gozada, echar fotos se convierte en un juego donde lo complicado es sacar una foto mala. A veces parece que no importa lo complicada que sea la luz, el HDR+ hará su magia y lo solucionará de la mejor forma posible. De nuevo, Google demostrando que esto va de software.
En la imagen superior pasó justo eso. El contraluz era muy intenso como evidencia la zona quemada del fondo, pero es lo único que perdemos, el resto de la imagen está perfectamente expuesta, los colores son fieles y el detalle luce en su máximo nivel.
Esto es lo que pasa cuando desactivamos el HDR+: cielo quemado, sombras muy marcadas, pérdida de detalle... Por cosas como esta es mejor tenerlo siempre activo. El rango dinámico que consigue es amplísimo y en general no llega a resultar artificial.
En cambio, con el modo HDR+ mejorado tengo sentimientos encontrados. La diferencia entre una foto con HDR+ normal y mejorado suele ser mínima, pero lo que sí se nota es que el disparo tarda mucho más, y como estemos intentando fotografiar algo en movimiento todavía es peor.
Como es obvio, los resultados son excelentes con una luz más sencilla, menos contrastada. Aquí tenemos dos escenas tomadas a media mañana. El detalle luce al sacar la lupa, sobre todo en planos más cercanos, pero se mantiene incluso en los edificios del fondo de la calle. Muy buen trabajo de procesado en esas áreas más complejas.
En fotos macro se luce especialmente. Además del detalle, en esta foto destaca el desenfoque que ha conseguido de forma natural (no es un disparo con modo retrato). Aquí también quiero destacar el sistema de enfoque Dual Pixel por su rapidez y precisión especialmente en escenarios con buena luz, pero sobre todo por el nuevo seguimiento de objetos.
En esta escena sólo tuve que hacer tap sobre el collar que quería enfocar y moverme hasta encontrar el ángulo perfecto. Como decía, el enfoque se bloquea en el punto que queramos y, a menos que lo movamos fuera del encuadre o pulsemos en otro punto, se mantendrá así hasta que disparemos.
El seguimiento del enfoque también viene muy bien si el motivo a fotografiar se suele mover bastante, como por ejemplo un gato. La foto sobre estas líneas fue tomada de noche en un interior con luz artificial, condiciones algo más complicadas a la hora de conseguir un disparo nítido, sobre todo porque la gata no paraba de mirar de un lado a otro. Algunas fotos salieron movidas pero con el seguimiento activado pude disparar varias sin detenerme a enfocar, aumentando las posibilidades de que alguna salga bien enfocada.
El HDR+ sigue haciendo muy buen trabajo cuando la luz cae y el balance de blancos suele acertar en fotos en las que hay varias fuentes de luz de distinto color. Si vamos al detalle ya empieza a perderse algo de nitidez y a aparecer ruido, pero en el plano general sólo se aprecia en partes en movimiento como los peatones del fondo.
La sensación de facilidad a la hora de conseguir buenos disparos se mantiene también de noche. De hecho, el rendimiento con baja luz ha mejorado bastante, pero tampoco hay que confiarse. En noche cerrada la pérdida de detalle, el ruido y los elementos movidos son más frecuentes. Con luces con dominantes muy marcadas como las farolas amarillas de la tercera foto tiene más dificultades y el resultado es más empastado y poco natural.
Modo retrato
Una de las razones de ser de las cámaras dobles es el modo retrato o desenfoque de fondo, pero Google demuestra por segundo año consecutivo que no hace falta tener dos lentes para conseguir un bokeh natural y con bordes bien resueltos, incluso con elementos complicados como pelo.
No siempre acierta y si ampliamos es habitual encontrar fallos como el del pelo del gato, pero son detalles que apenas se perciben en el plano general. Además, hay que destacar lo bien que ha interpretado la profundidad de la escena, aplicando un desenfoque más marcado en el fondo y menos en la parte izquierda del gato.
Hablando de cantidad de desenfoque, la novedad del Pixel 3 XL es que ahora podemos editar a posteriori cuánto desenfoque tendrá el fondo. Para acceder a esta opción hay que pulsar en el menú de edición de la imagen y mover el deslizador al punto que queramos. Si pulsamos en guardar nos generará una copia de la imagen con el desenfoque seleccionado.
Editar la cantidad de desenfoque es un añadido interesante, pero no es que sea súper intuitivo y además sigue faltando un detalle clave a nivel software. Cuando hacemos la foto no tenemos forma de saber si el desenfoque se ha aplicado o no , sólo si abrimos la foto y esperamos a que termine el procesado podremos comprobarlo.
Siguiendo con los resultados, cuando hay elementos complejos en segundo plano es cuando más suele confundirse en los bordes. La figura tiene un borde muy bien definido pero se funde demasiado con los elementos del fondo y el recorte es tan errático que hasta se aprecia sin necesidad de ampliar.
Cuando la luz cae, la calidad general se resiente, pero el modo retrato aguanta sorprendentemente bien. Hay bastantes errores en los bordes, a veces incluso llegando a 'comerse' parte de la figura, pero teniendo en cuenta la falta de luz no es algo grave.
Zoom digital de "alta resolución"
La otra función estrella de las cámaras dobles (y triples) es el zoom, la principal debilidad del Pixel 3 XL y su empeño en mantener una sola cámara. Google lo sabe y en esta generación nos traen una función llamada Super Res Zoom con la que nos prometen ampliar la imagen sin perder calidad. Una vez más, el software es el encargado de interpolar y reducir ruido para que la imagen resultante no se resienta. Veamos si lo consigue.
El zoom digital se puede accionar haciendo el gesto de pellizcar sobre la pantalla o mediante el deslizador que aparece cuando pulsamos sobre la lupa y que tiene una progresión de cinco pasos. Si lo llevamos al máximo podemos acercarnos bastante al motivo elegido, el problema es la calidad. Ni los algoritmos ni el machine learning hacen milagros y la pérdida de detalle es más que evidente.
Aumentando sólo hasta la mitad de lo que nos permite este zoom ya podemos ver una gran diferencia. El procesado para evitar ruido es tan agresivo que parece como si le hubiéramos puesto un filtro artístico a la foto, aunque sólo se ve claramente al ampliar y el plano general aguanta bastante bien.
Con las fotos en las que hemos llevado el zoom al máximo ya no hace falta sacar la lupa para ver que eso de 'Super Res' se diluye bastante. Se nota el trabajo a la hora de intentar mejorar la nitidez y evitar ruido, pero no deja de ser un zoom digital. No recomiendo usarlo por encima de los dos o máximo tres aumentos.
Top Shot
Una de las funciones nuevas de la cámara del Pixel 3 XL es Top Shot, una herramienta que toma varias fotos cuando detecta que hay movimiento y nos propone las mejores tomas. ¿Os suena? Es normal, la competencia lleva haciéndolo mucho tiempo ya.
Para que Top Shot funcione es necesario que tengamos la opción de movimiento activada o al menos en automático, aunque aquí hay veces que no detecta ningún movimiento y registra una única foto. Si la imagen tiene movimiento, basta con deslizar hacia arriba para que se abra esta especie de timeline con todas las fotos que ha disparado. Los puntos señalan la foto original y los fotogramas recomendados.
Personalmente sólo le encuentro utilidad en fotos de grupo en las que es complicado que todo el mundo salga bien, pero más allá de eso no tiene complicación ni tampoco aporta una gran novedad.
Cámara frontal
Decíamos que Google pasa de las cámaras dobles, pero eso es sólo en la principal, en la frontal tenemos dos sensores de 8 megapíxeles, uno de ellos con lente gran angular para que podamos hacernos selfies abarcando un encuadre más amplio.
Igual que con el modo de zoom, en la cámara frontal también podemos pellizcar o mover el deslizador para ajustar el encuadre. Tenemos la opción de gran angular que abre bastante el encuadre, el modo normal y un modo tele al que no he encontrado mucha utilidad en esta cámara.
El angular viene bastante bien en selfies de grupo pero poco más. Sin duda habría dado mucho más juego si Google hubiera puesto un sistema similar en la cámara principal en lugar de un zoom digital.
Teniendo doble lente, esperaba una mejora más notable en el modo retrato pero no he visto gran diferencia con lo que puede hacer el Pixel 2. Generalmente consigue buenos resultados pero no se libra de los errores cuando el fondo es más complejo. Aquí ha entendido que el árbol de detrás era parte del pelo y directamente no ha aplicado desenfoque en el hueco entre las dos cabezas.
Fotomatón es otra de las funciones que suma el Pixel 3 XL y es exclusiva para la cámara delantera. Este modo nos permite sacarnos selfies sin tener que estar disparando, es el móvil el que decide cuándo disparar si sonreímos o ponemos una cara divertida. Vamos, como un detector de sonrisas más completo.
Vídeo
En el apartado de vídeo, con la cámara trasera podemos grabar en resolución 4K a 30 fps, en FullHD hasta 120 fps y si bajamos a HD hasta 240 fps. El resultado es bueno aunque no sorprende tanto como en el caso de las fotos. Destaca especialmente la estabilización, que combina estabilizador óptico y digital y consigue transiciones muy suaves sin tirones incluso cuando grabamos mientras andamos.
En la cámara delantera tenemos una resolución máxima FullHD a 30fps y en general la calidad se resiente bastante, sobre todo de noche. La estabilización es más brusca, síntoma de que aquí no tenemos un sistema óptico, pero podemos usar también el modo angular.
Google Pixel 3 XL, la opinión y nota de Xataka
Durante la presentación de los Pixel 3, Google puso mucho énfasis en sus funciones de software y dejó de lado el hardware. No mencionaron detalles como el procesador, la memoria o las especificaciones de la cámara. El enfoque estaba dirigido al qué podemos hacer con el Pixel 3 y no al cómo o el con qué lo conseguimos.
Y es que, desde el principio, la gama Pixel ha ido más de experiencia que de núcleos o megapíxeles, una estrategia muy Apple que se repite con el Pixel 3 XL. Android es un sistema abierto, pero para el resto, en los Pixel tenemos funciones exclusivas y muchas ni siquiera llegarán a los modelos anteriores. Este es el objetivo de Google con estos terminales, ofrecer una experiencia Android única, y consiguen su objetivo con creces.
La cámara es el principal pilar de esa experiencia y en esta generación mejora sobre todo en la parte de software. La app de cámara por fin es intuitiva y ganamos varias funciones exclusivas, algunas más interesantes que otras. Sin embargo, esperaba un salto más notable con respecto al modelo anterior. Tenemos cámara doble delante, pero detrás habría dado mucho más juego, tanto sumando un zoom como la opción gran angular.
Con todo, hacer fotos con el Pixel 3 XL es adictivo, los casi 4 GB de material que he acumulado estos días son testigo de ello, pero además es una experiencia casi terapéutica que llega a eclipsar todo lo demás. Pero jugarlo todo (o casi) a la carta de la cámara tiene un lado malo. El Pixel te conquistará si tu exigencia se concentra en la cámara, pero sigue habiendo margen de mejora en otras áreas y se mantiene esa sensación de que no estamos ante un producto redondo en su conjunto. Parece que los Pixel estén condenados a arrastrar un lastre. El año pasado fue la pantalla y este año es el diseño con ese notch tan enorme como inexplicable. A ver si en 2019...
9
A favor
- La cámara, sobre todo el software que la mueve, es impresionante.
- El sistema vuela, gran sensación de fluidez.
- La pantalla por fin está a la altura de la gama alta en la que compite.
- La trasera de cristal tiene muy buenos acabados y trae la carga inalámbrica.
- El sonido de los altavoces frontales y que por fin trae auriculares.
En contra
- El notch.
- La autonomía se queda algo justa con un uso intensivo.
- Pocas opciones de configuración en apartados como pantalla o sonido.
- Los 4 GB de RAM dan mucho de sí, pero preocupa que se mantenga igual de fluido en el tiempo.