En 2018 hemos visto regresar el modelo de más pantalla del iPhone. Lo hace con la base del diseño sin marcos del iPhone X pero hay muchos más cambios. El más determinante: ya no hay más diferencia con el modelo básico de iPhone que la pantalla y batería.
Y ahora se llama iPhone XS Max. Y cuesta en su mejor versión más de 1650 euros. Y sí, ya lo estamos probando.
iPhone X Max: ahora la diferencia solo está en la pantalla
De los dos nuevos iPhone de este año, el iPhone XS Max es el que no podemos considerar como versión mejorada de la generación anterior. El por qué es sencillo: el año pasado no existía nada parecido.
El iPhone XS Max es un modelo que recupera la versión de más pantalla del iPhone, en este caso con unas enormes 6,5 pulgadas, pero prácticamente con las mismas dimensiones del iPhone Plus. Es igual de alto, apenas más ancho y pesado pero también un poco más delgado.
Esto significa que llevarlo en mano nos ha dejado las mismas sensaciones que las que teníamos con el iPhone de generaciones anteriores en su versión Plus. No es precisamente un teléfono que podamos llevar de forma inadvertida en el bolsillo del pantalón precisamente pero sigue siendo un teléfono del cual disfrutamos mucho durante su uso.
Viniendo de un año con el iPhone X, el regreso a una pantalla mayor sorprende pero se agradece.
La buena noticia es que una decisión que el año pasado era más complicada, si iPhone normal o Plus, ya no será más determinante que por la diagonal de pantalla (y algo de batería extra). Elegir el iPhone que no es el de más tamaño no nos deja con prestaciones menores como la cámara de fotos.
DualSIM y mejor resistencia al agua
Aunque el diseño del iPhone XS Max es idéntico a simple vista al del iPhone X del año pasado, pero en mayor tamaño, hay alguna novedad reseñable, empezando por una protección del cristal que debería hacerlo según Apple más resistente a caídas y arañazos.
La segunda novedad del diseño está en la resistencia al agua. Ahora en vez de IP67, la protección es IP68, lo que aumenta a dos metros y 30 minutos el tiempo que podemos tener el teléfono de Apple sumergido en agua.
Por último, y aunque no directamente relacionado con el diseño, este iPhone XS Max se estrena como terminal DualSIM, aunque lo hace de manera híbrida. Se mantiene la ranura nanoSIM física pero añadimos una eSIM (SIM virtual) que admitirá una segunda línea móvil en el iPhone, la cual se configurará con solo escanear un código QR que nos enviará la operadora.
Pantalla OLED del más alto nivel
Seguramente, uno de los motivos del alto precio del nuevo iPhone XS Max haya que buscarlo en la pantalla. Estamos ante un panel OLED de gran diagonal pero lo que es más importante, de alto nivel, especialmente en el brillo, el soporte HDR (HDR10 y Dolby Vision), con pocos reflejos y muy buena visualización en exteriores, excelente respuesta táctil y una reproducción de color de sobresaliente.
Si nos centramos en el iPhone XS Max, su resolución aumenta ligeramente respecto al iPhone XS para poder ofrecer la misma densidad de píxeles. Son más de 450 ppp, suficiente para no tener problemas de nitidez incluso en esta diagonal, pero por debajo de otras pantallas del mercado.
Si con el precio y ser el más alto de gama de los iPhone se nos transmite la idea de algo superior, quizás un extra de resolución hubiera estado bien para sacar algo más de ventaja a esa diagonal de 6,5 pulgadas, la cual apenas aporta más espacio para contenido. Solo tamaño extra.
A12 Bionic en acción
A iPhone nuevo, procesador nuevo. Lleva ocurriendo desde 2010 y la evolución ha sido tremenda. El nuevo chip, el A12 Bionic, vuelve a demostrar el liderazgo de Apple en este tipo de componentes, jugando además con el control que ejerce en sus productos en la parte de software.
En este tiempo de uso y viniendo de un iPhone X, no hay posibilidad de apreciar realmente que el sistema vaya más fluido ni rápido por el nuevo procesador. Porque hubiera valido perfectamente el A11 del año pasado.
En los benchmarks, las cifras corroboran las sensaciones y efectivamente los datos nos dicen que ofrece potencia que incluso va más allá de la que ahora mismo puede necesitar un smartphone para tareas elementales.
Sin embargo hay una guerra abierta entre los fabricantes de smartphones para que la AI y el "aprendizaje máquina" tome las riendas de algunos aspectos de nuestro teléfono. Lo llevamos viendo un tiempo en la fotografía pero la realidad aumentada o incluso sistemas de identificación como FaceID necesitan de esta tecnología para seguir avanzando.
El nuevo chip A12 Bionic ofrece seis núcleos, repartidos en 2 dedicados al rendimiento y cuatro más centrados en la eficiencia. En general hablamos de un procesador que es más rápido que el del año pasado pero sobre todo, más eficiente. Es el primero de Apple en pasar al proceso de fabricación de 7 nm.
El A12 Bionic también cuenta con cuatro núcleos para la GPU, lo que se traduce en una potencia gráfica de sobresaliente que se va a aprovechar muy bien en juegos, especialmente si pensamos en tenerlos en la enorme pantalla del iPhone XS Max.
En el funcionamiento del A12 Bionic la clave hay que buscarla en el motor neuronal (ahora con 8 núcleos), el cual tiene a cargo tareas de aprendizaje máquina cada vez más demandantes de nivel y potencia. En el iPhone se encarga principalmente de funciones de la cámara, FaceID, realidad aumentada y aplicaciones en que lo más importante no es ya que abra rápido sino que sea capaz de extraer información válida para nosotros.
Una de las utilidades a las que quería prestar especial atención en el iPhone XS Max era FaceID. El nuevo A12 Bionic mejora el sistema de reconocimiento, que es más rápido, aunque en el día a día de estas primeras horas con el iPhone XS Max, no ha supuesto cambio apreciable. Espero que sea así porque es una de mis principales pegas del iPhone X actual.
La cámara del iPhone XS Max: todavía más potencial para las fotos de apuntar y disparar
Con la cámara del nuevo iPhone XS Max, Apple toma de nuevo un impulso perdido en una faceta de la fotografía móvil que había dominado casi desde la salida del iPhone original y que, vistas las limitaciones físicas de la fotografía en un iPhone, parece de nuevo una apuesta ganadora a largo plazo. Nos referimos a todo lo que no tiene que ver con el aspecto físico de la fotografía.
En el iPhone XS Max no tenemos tres cámaras pero sí un sensor más grande y que por fin se iguala al tamaño que ofrecía la competencia más preparada en sus teléfonos de gama alta. Es justo donde Apple, por mucha fotografía computacional en la que trabajara, había quedado rezagada.
Ese mayor tamaño de sensor permite a la cámara del iPhone XS Max realizar fotografías con poca luz usando una ISO mayor, lo que juega a favor de tener menos fotografías nocturnas trepidadas por tratar de usar un tiempo de exposición más largo para que llegue más luz al sensor sin tener que recurrir a procesamiento de ruido agresivo con el que se pierde habitualmente detalle.
Por lo demás, no hay más novedades. Seguimos contando con dos cámaras, la segunda actuando como una especie de tele para acercar el sujeto en el modo retrato y poder realizar el efecto bokeh de manera más natural.
Precisamente el efecto retrato presenta interesantes novedades en este iPhone XS Max. El desenfoque de fondo parece haber mejorado, y ahora podemos modificar esa profundidad de campo y efecto bokeh una vez que ya hemos tomado la fotografía.
Donde Apple sigue manteniendo ventaja es en la reproducción más natural del color de la piel, aunque echamos de menos algo más de nitidez.
Otra novedad de la cámara del iPhone XS Max está en el modo HDR, que ahora se llama SmartHDR. Apple nos invita a dejar en sus manos la aplicación del modo de amplio rango dinámico en fotografías de apuntar y disparar, y efectivamente hay una mejora que apreciamos especialmente en el control de la sobreexposición. A priori y a la espera de una prueba con más detalle de la cámara, Apple recupera el terreno perdido como reina de la fotografía de apuntar y disparar, aunque está por ver si en situaciones concretas, como la noche, también es capaz de demostrar una mejoría importante.
Aquí lo que no acabamos de entender es que Apple siga optando por la segunda cámara, de menos calidad general cuando hay poca luz, como la principal para realizar el modo retrato, máxime cuando parece estar preparada para simular el efecto retrato con buenos resultados sin necesidad de usar una segunda cámara, como ocurrirá en el iPhone XR.
Con un precio más alto queremos más detalles
Con el iPhone XS Max no podemos dejar de hablar de una de sus claves: el precio. El modelo más asequible no baja de los 1200 euros, mientras que el más completo, con una impresionante memoria interna de 512 GB, cuesta más de 1650 euros.
Con es precio nos cuesta mucho entender algunas decisiones de Apple, como que en la caja del nuevo iPhone ya no encontremos un adaptador lighting a minijack ni mucho menos un cargador al nivel del teléfono. Solo 5 W que suenan más que ridículos cuando el terminal está preparado para la carga rápida, que encima ha mejorado en este nuevo iPhone, y para la que Apple dispone de dos estupendos cargadores de muchos más vatios.
Sin embargo, si quieres esa funcionalidad, hay que pagar un extra, como si en realidad se tratara de algo que no viene de serie con el teléfono. Después de haber desembolsado más de 1200 euros por el terminal.
Dicho todo esto, la gran pregunta sería, ¿me lanzo a por el nuevo iPhone XS Max? Tras esta toma de contacto te diría que si quieres más pantalla y puedes permitirte un nuevo desembolso tan grande como el que requiere este nuevo iPhone, adelante. Tendrás potencia de sobra, una de las mejores pantallas del mercado sin discusión, buena batería y una cámara de fotos que mejora respecto a la del año pasado.
En el lado negativo tenemos que, tras conseguir con el iPhone X más pantalla que la del Plus en bastante menos tamaño físico, y sin más diferencias técnicas, el iPhone XS Max puede quedar como un modelo menos llamativo para los usuarios que priman la comodidad.