Cinco años seguidos lleva subiendo la venta de robots a nivel mundial. Un 29% en 2017, para ser exactos. Cifra que aumenta a un 54% en la industria del metal, la de mayor crecimiento el pasado año. El sector automovilístico sigue liderando la clasificación mundial de ventas, no obstante, con un total de 125.000 unidades vendidas. Son datos del informe de 2018 de la Federación Internacional de Robótica (IFR, por sus siglas en inglés).
Las causas del aumento de la demanda de robots industriales -que, según la IFR, se ha acelerado considerablemente desde 2010- son la " tendencia constante hacia la automatización y las continuas mejoras técnicas innovadoras en robots industriales".
En su informe de 2017, le IFR incluía ya a España en su apartado "otros importantes mercados europeos", ya que 2016 alcanzó un nuevo pico de ventas: 3.900 unidades en total. Con esta cifra, se sitúa aún a años luz de China (87.000 robots industriales vendidos ese mismo año) y de los otros cuatro mercados líderes: Corea del Sur, Japón, Estados Unidos y Alemania. Esta última está a la cabeza en Europa, con casi 20.000 unidades vendidas, y por delante de Italia y Francia (los otros dos países que superan a España).
En cuanto a robots incorporados en España, la cifra se redujo un 13% en 2016, con un total de 3.221 unidades, según estadísticas de la Asociación Española de Robótica y Automatización (AER). El parque de robots creció un 6%. De nuevo, la industria automotriz se lleva la palma , seguida del metal y del sector de alimentación y bebidas.
¿Cuál es la lectura de todo esto? ¿Se puede decir que España ocupa una buena posición en el tablero internacional de la robótica? Para Verónica Pascual, CEO de ASTI y responsable de la transformación y modernización de esta empresa familiar de robótica logística, las cifras son positivas. "España se encuentra en una situación de creciente robotización. Ha sido la séptima potencia mundial en robótica este año, según AER, con 35.000 robots industriales que trabajan "a pleno rendimiento" en todo tipo de sectores. Esto es: dos robots por cada mil trabajadores". Eso sí, advierte que en Alemania llegan ya a los cuatro.
Su visión contrasta con la de Ángel Hernández, director de negocios internacionales de Fetch Robotics, una start-up de robótica -con sede en Silicon Valley- que provee a multinacionales como DHL, SAP o la española Inditex. "Cuando ves un informe que da cifras de ventas cientos de miles de robots está claro que no alude a tecnologías innovadoras. No son robots con ningún tipo de inteligencia, capaces de interactuar con humanos de forma inteligente para hacer el trabajo más fácil. Este tipo de avances son los que deberían medir estos rankings. Centrarse en la calidad en lugar de en la cantidad".
Para Pascual, la robotización es un proceso imparable, y destaca la posición española. "Su irrupción masiva no ha hecho más que comenzar. La IFR considera que, si en 2016 entraron en funcionamiento 3.919 nuevos robots industriales, en 2020 comenzarán a operar 6.500 unidades. Esto sitúa España entre los países europeos más abiertos a la utilización de ingenios electrónicos alimentados con algoritmos".
Hernández, sin embargo, no es tan optimista. Cree que España podría ser un país destacado en robótica pero no que lo sea de facto. "España tiene un déficit de innovación por el mal trato que se le ha dado, no por falta de talento. Producimos ingenieros excelentes, con un talento e ingenio increíbles, que se acaban yendo a otros países.
El directivo de Fetch Robotics sostiene que " las grandes entidades aparentan hacer mucho pero no producen tanto como deberían con la cantidad dinero público que reciben". "Se han aprovechado -dice- del cuento de la emprendeduría y de los emprendedores, que no ha sido más que marketing barato. Se han aprovechado de las espaldas de la gente joven sin preocuparse de establecer bases sólidas para su posterior crecimiento".
El problema -insiste Hernández- es que " se ha abusado de palabras vacías y se ha vendido mucho humo sin generar nada". "Se ha creado una estructura que soporte la creación de empresas rápidas y el sistema de autónomos sigue funcionando igual", asegura. Hernández destaca la importancia de la I+D+i para sobrevivir en una industria liderada por "los maestros de la imitación" (léase: China). "Nosotros damos por hecho que robot que vendemos a China, robot que nos copian. Y en Japón innovan más barato y de calidad. Por tanto, tu única arma para mantenerte a flote en este sector innovar".
Adopción robótica
Otra cuestión a valorar es la implantación real de soluciones robóticas de última generación. Pascual cita el informe The robots are ready. Are you? (Deloitte, 2017), que concluye que el 53% de las empresas afirma encontrarse en procesos de implantación de automatización robótica. El documento también destaca una menor resistencia de los empleados a este proceso, que "continúa superando las expectativas de beneficios no financieros". Entre ellos, la precisión, los plazos o la flexibilidad. En lo económico, el 61% de los encuestados para este estudio asegura haber cumplido o excedido sus expectativas de reducción de costes.
¿ Todo a costa de eliminar empleos? Según los encuestados, lo que esto permitió es "alejar a los trabajadores de las tareas transaccionales para permitirles realizar actividades de mayor valor, que también condujeron a una mayor satisfacción en el trabajo". No queda claro, no obstante, en qué medida quienes respondieron eran los propios afectados o sus jefes hablando en su nombre.
Sobre ello, Hernández comenta que son los factores económicos los que están empujando a adoptar los avances robóticos. " Una empresa no va a pagar por una máquina solo porque esta le haga la vida más fácil al trabajador", asegura. Si bien sostiene que, poco a poco, se van entendido los beneficios sociales, laborales y económicos de estas tecnologías". "Son decisiones que toman los altos cargos, cuando lo normal sería que la necesidad viniese de los trabajadores a los que ayudamos para que su trabajo sea menos tedioso; a esas personas que están llevando un carro de un lado a otro decenas de kilómetros al día.
La parte más complicada de su trabajo -dice- es lidiar con países en los que las nuevas tecnologías "son vistas como un ataque al statu quo y no se les da la oportunidad de introducir las mejoras que aportan por un simple miedo a lo desconocido". Señala específicamente a Europa, donde"hay muchas más reticencias a la automatización que en Asia o en EE.UU".
Hernández achaca esto a unas leyes laborales que, a su juicio, defienden a los trabajadores de una manera excelente pero muy conservadora. También lamenta que los nuevos modelos de negocio asociados a tecnologías robóticas emergentes sean "muy complicados de vender en Europa". "En la cultura europea tenemos metido que tú pagas por algo y te lo quedas en propiedad, mientras que estas nuevas tecnologías vienen de la mano de modelos de negocio basados en el servicio ofrecido", afirma .
Mal marketing y algunos retos
Tanto Hernández como Pascual destacan -como no podía ser de otra manera- las mejoras que trae consigo la robótica punta. "Los vehículos autónomos, la creciente capacidad de computación y la algoritmia de inteligencia artificial nos permiten desarrollar vehículos cada vez más inteligentes, más flexibles y adaptativos a las cambiantes condiciones del entorno. También facilitan gestionar flotas de vehículos de manera mucho más adaptativa y coordinada", comenta la directora de ASTI.
En el caso del sector público, destaca su potencial en el ámbito sanitario. "Ya existen nuevos aparatos que permiten, mediante control remoto, realizar operaciones a distancia. También veremos, dentro de no muchos años, miles de robots trabajando en las administraciones públicas : conductores de transporte; drones de vigilancia; robots policías; sistemas inteligentes de extracción, análisis de información y alerta, etc.", enumera Pascual.
En el sector primario, agricultura y ganadería -añade- "disponen ya de modernos sistemas para realizar sus trabajos que facilitan las labores que requerían destreza y fuerza de las personas". Por ejemplo, sistemas de ordeño de vacas inteligentes o máquinas recolectoras que cuentan con sistemas de sensores para la recogida de la fruta y verdura.
Pascual habla también de retos. A su juicio, uno de los principales es sacar el máximo provecho a los datos que todos esos robots generan. También asegura que la Administración tiene aún muchos deberes que hacer en este sentido. "Hay iniciativas encaminadas a construir una España digital pero la mayor parte de las inversiones que se están realizando son de empresas privadas", afirma.Uno de los robots de Fetch Robotic
Deloitte también habla de retos en su informe, y a quienes les pone deberes es a las compañías que están adoptando procesos de automatización robótica. Entre tareas y consejos, la consultora destaca la necesidad de tener ambición, de pensar a lo grande y a lo alto (para que todo el mundo comparta la misma visión), de considerar los beneficios y no solo los perjuicios (reducción de personal mediante), de construir una base sólida (tecnológica y cultural), de centrarse en el proceso y de hacerlo todo con la mayor agilidad posible.
En un registro diferente, Hernández destaca que otro reto para la robótica el comunicativo: cómo alejarse de narrativas distópicas. "La robótica tiene muy mal marketing porque es muy fácil hacer mal marketing sobre robótica. La realidad, sin embargo, es que nadie quiere empujar un carrito de la compra durante 12 kilómetros al día. Es algo que no nos aporta nada como seres humanos. Nadie quiere realizar ese trabajo, no hay manera de defenderlo. Afortunadamente, hemos desarrollado una tecnología capaz de hacerlo por nosotros. Los avances que estamos logrando en robótica los hacemos en contra del marketing pero sabemos que estamos ayudando a un bien que este omite, que es eliminar tareas mundanas", concluye.