Todos los aficionados a la alta fidelidad somos conscientes en mayor o menor medida de que los precios que se manejan en ocasiones en esta actividad son desproporcionados y quedan absolutamente fuera del alcance de la mayor parte del público. Aun así, un grupo nutrido de fabricantes sigue comercializando productos que responden a estas premisas, lo que refleja que, por muy sorprendente que resulte, estos componentes tienen su mercado. Un mercado minoritario, sin duda, pero bien consolidado. De lo contrario no se habría desarrollado sin apenas mostrar síntomas de fatiga desde los años 50 del siglo pasado, que es prácticamente desde el nacimiento mismo de la alta fidelidad.
Hace unas semanas cayeron en nuestras manos los auriculares más sofisticados que tiene HiFiMan, una empresa fundada en Nueva York por un audiófilo de origen asiático. En su catálogo podemos encontrar modelos de precio razonable, como los intrauriculares RE300, de poco más de 50 euros. Y también propuestas con un coste intimidatorio, como los Susvara, que son los auriculares magnetoplanares que vamos a analizar en este artículo, y que cuestan 6.500 euros. Así que no pudimos resistir la tentación de probarlos a fondo, aun sabiendo que es un producto claramente elitista, con un objetivo bien definido: averiguar si está justificado que sea ese su precio determinando qué nos ofrecen realmente. Sin esoterismo. Vamos allá.
HiFiMan Susvara: especificaciones técnicas y características
Lo primero que nos interesa hacer es identificar qué tipo de propuesta tenemos entre manos. Los Susvara son unos auriculares circumaurales, magnetoplanares y de recinto abierto. Como podéis ver en las fotografías, el sistema de sujeción que utilizan es una diadema, que es la opción por la que se decantan habitualmente los fabricantes cuando ponen a punto auriculares para aplicaciones de alta fidelidad.
Su diseño circumaural consigue que nuestras orejas queden completamente encapsuladas dentro del recinto de los auriculares, que, además, es abierto. Esta última característica consigue eliminar las resonancias internas dentro del recinto, pero tiene una doble contrapartida: no nos aísla del ruido exterior, y, además, permite que el sonido de los auriculares se filtre hacia fuera, facilitando que otras personas lo escuchen.
Los Susvara son unos auriculares circumaurales, con recinto abierto y transductores magnetoplanares que gozan de un acabado muy cuidado en aluminio, madera y piel
Aun así, las ventajas de los diseños circumaurales abiertos son muchas tanto por su influencia directa en el sonido como en la ergonomía. Los modelos de estas características correctamente ejecutados suelen ofrecer un sonido detallado, dinámico, con un timbre realista y una escena sonora amplia que puede llegar a rivalizar con la que nos proporcionan unas buenas cajas acústicas. Además, su arquitectura circumaural evita que las almohadillas presionen directamente nuestro pabellón auricular, por lo que es posible utilizarlos durante sesiones de escucha prolongadas de una forma confortable.
Otro detalle interesante de estos auriculares en el que merece la pena que nos fijemos es que, debido al diseño de sus transductores, son de tipo magnetoplanar. Un transductor no es más que un elemento concebido para transformar un tipo de energía en otro, por lo que en unos auriculares este componente transforma energía eléctrica, la que recibe del amplificador y que contiene la información musical, en energía acústica, que se manifiesta como las variaciones de presión que percibimos en el aire y que nuestro cerebro interpreta como sonido.
En los auriculares, al margen de su tipo, el transductor está constituido por dos elementos fundamentales: el diafragma y el imán. Por supuesto, hay otros componentes, pero en este análisis nos interesa profundizar específicamente en estos dos. El diafragma de los diseños magnetoplanares es una capa plana, ligera y extremadamente fina de un material rígido cuya vibración provoca los cambios de presión en el aire, que, como os anticipé en el párrafo anterior, son percibidos por nuestro sistema auditivo e interpretados por nuestro cerebro como sonido.
Los dos componentes más sofisticados de estos auriculares son el diafragma y el motor magnético a los que recurren
El elemento responsable de provocar esa vibración mecánica del diafragma es el imán, que está diseñado para responder a las fluctuaciones de la corriente eléctrica procedente del amplificador, que son las que provocan en última instancia el movimiento del diafragma gracias a unas trazas alojadas sobre su superficie y por las que circula la electricidad. De la precisión con la que la interacción entre el imán y las trazas del diafragma responde a cualquier variación de la señal eléctrica, por sutil que sea, depende la resolución que van a ofrecernos los auriculares, que no es otra cosa que la capacidad de reproducir cualquier detalle musical, por imperceptible que pueda parecer.
Un imán bien diseñado no solo debe ser capaz de generar un campo magnético de mucha intensidad, cuando es necesario, y, por tanto, capaz de controlar con precisión el movimiento del diafragma; ese campo magnético también tiene que ser simétrico y distribuirse de manera uniforme sobre toda la superficie del diafragma. Como veis, la importancia de estos dos elementos es máxima porque tienen mucho peso en la calidad del sonido que van a ofrecernos los auriculares.
Ahora que hemos repasado las características más importantes derivadas del diseño de estos auriculares merece la pena que echemos un vistazo a sus especificaciones porque pueden resultarnos de utilidad para sacar algunas conclusiones preliminares. Las tenéis resumidas en esta pequeña tabla:
HiFiMan Susvara | |
---|---|
Arquitectura | Auriculares circumaurales abiertos con transductor magnetoplanar |
Acabado | Aluminio, madera y piel |
Respuesta en frecuencia | 6 Hz a 75 kHz |
Impedancia | 60 ohmios |
Sensibilidad | 83 dB |
Peso | 450 gramos |
Precio | 6.499 euros |
Una de sus especificaciones más interesantes es su respuesta en frecuencia. Como podéis ver en la tabla, según HiFiMan estos auriculares son capaces de reproducir el rango de frecuencias que va desde los 6 Hz hasta los 75 kHz. Es imposible saber si realmente pueden hacerlo sin recurrir a equipo de análisis de laboratorio porque el sistema auditivo de una persona sana, y joven (nuestra capacidad de percepción de las frecuencias más altas se reduce con la edad), abarca desde los 20 Hz hasta los 20 kHz. Aun así, reproducir ese espectro de frecuencias es una auténtica proeza. Una proeza innecesaria en la medida en que nuestra capacidad de percepción no requiere ni mucho menos esas cifras, pero una proeza en términos de ingeniería, al fin y al cabo.
La otra especificación en la que os propongo que reparemos es su impedancia, que es de 60 ohmios. Este parámetro nos indica, sin entrar en detalles complicados, qué resistencia opone un altavoz al paso de la corriente eléctrica, y su valor varía con la frecuencia. En los Susvara es relativamente alta (pero mucho más baja que la de los auriculares electrostáticos de STAX), aunque no exagerada, lo que ya nos permite intuir que para «atacar» con garantías estos auriculares necesitamos un amplificador de calidad con una capacidad de entrega de corriente notable.
Esta intuición queda confirmada si, además, nos fijamos en que su sensibilidad es de 83 dB, que es una cifra relativamente baja. Este último parámetro refleja la capacidad que tienen los auriculares de transformar la potencia eléctrica que reciben en energía acústica, por lo que una sensibilidad mayor nos indica que, ante una misma potencia, el nivel de presión sonora que obtendremos también será mayor.
Así es como los fabricantes justifican el precio de estos productos
En las primeras líneas de este análisis he apuntado que actualmente hay muchos fabricantes de equipos de alta fidelidad que incorporan en su porfolio productos con un precio muy elevado y absolutamente inaccesibles para la mayor parte de los aficionados. Por supuesto, las marcas saben perfectamente que este tipo de componentes tienen un mercado muy reducido, pero muchas recurren a ellos para demostrar qué es lo que pueden hacer cuando no se ven atadas por ninguna limitación impuesta por el coste final del producto. De hecho, algunas de ellas, las que además de poner a punto productos carísimos fabrican otros de coste mucho más realista, utilizan los logros que alcanzan en sus propuestas más sofisticadas como una herramienta de mercadotecnia para vender sus modelos más asequibles.
Las marcas justifican el precio de sus productos defendiendo su inversión previa en I+D+I, el coste de los materiales utilizados en su fabricación y los recursos destinados a su producción
En cualquier caso, los fabricantes de productos de muy alta gama suelen esgrimir cuatro razones para explicar por qué sus soluciones tienen un precio tan elevado. La primera es la inversión que se han visto obligados a realizar en I+D+I (investigación, desarrollo e innovación) para ponerlos a puntos. La segunda se ampara en los materiales utilizados en su fabricación, que a veces son escasos y proceden de industrias tan variadas como son la aeronáutica o la joyera, lo que tiene un impacto profundo en su precio.
El tercer argumento al que recurren para defender el precio de sus productos deriva de las técnicas y los recursos utilizados en su fabricación, como puede ser, por ejemplo, una máquina de corte por control numérico (CNC) de última generación. Con frecuencia también suelen defender que la fabricación y el ensamblado de sus productos es mayoritariamente artesanal, lo que puede tener un impacto positivo en su fiabilidad a largo plazo.
El último de sus motivos es, en realidad, una estrategia que no siempre reconocen abiertamente, y tiene que ver con que el precio también puede utilizarse como una herramienta para posicionarse en el mercado. Y es que un precio más alto puede colocarles automáticamente en un estrato de mercado más elevado y exclusivo, atrayendo la atención de potenciales clientes con un mayor poder adquisitivo. Eso sí, si no es coherente y no va en consonancia con la calidad del producto, habrá muchas personas que no se dejarán engatusar, sobre todo en una época en la que Internet pone al alcance de casi todo el mundo una ingente cantidad de información.
Los HiFiMan deben competir con los modelos tope de gama de marcas como STAX, Audeze o Audio-Technica, entre otras
En mi opinión, y después de haberles dedicado varios días de análisis exhaustivo y sesiones de escucha que se han prolongado durante muchas horas con cortes seleccionados, los Susvara de HiFiMan responden a la filosofía que acabo de describir. Aglutinan varias innovaciones, sobre todo en lo que concierne al diafragma y el imán, que posiblemente han requerido un esfuerzo importante en términos de I+D+I.
Además, están impecablemente mecanizados y ensamblados, lo que refleja una fabricación meticulosa llevada a cabo con materiales de calidad. Y, por último, es muy probable que, más allá del coste de fabricación real de los Susvara, la gente de HiFiMan haya tenido muy presente el precio de los competidores con los que se quieren medir, como son los modelos tope de gama de marcas como las japonesas STAX y Audio-Technica, las europeas Sennheiser y AKG, o las estadounidenses Audeze y Grado Labs, entre muchas otras.
Estos son nuestro equipo y cortes de prueba
Para poner a prueba estos auriculares utilicé el equipo de alta fidelidad de más calidad al que tengo acceso, que está constituido por un reproductor de CD Accuphase DP-67, un lector multiformato Oppo UDP-205 con DAC Sabre ES9038PRO HyperStream de 32 bits, un giradiscos Clearaudio Champion Level 2 SE con brazo SME 309 y cápsula fonocaptora Benz Micro LP S, y, por último, un preamplificador híbrido McIntosh C500T con ocho válvulas de vacío 12AX7A de origen ruso y fuente de alimentación independiente. El cableado de modulación era Van den Hul y Kimber Kable.
Por otro lado, mi criterio a la hora de elegir los cortes musicales que utilicé en las audiciones requirió, ante todo, valorar su toma de sonido y la calidad de la grabación. Abarcaron música clásica, jazz, rock, reggae y música antigua, y los formatos que utilicé mayoritariamente fueron CD, SACD, vinilo y archivos digitales con calidad de máster de estudio codificados con una resolución de 24 bits y una frecuencia de muestreo de 96 kHz y 192 kHz.
Por último, algunas de las grabaciones a las que recurrí fueron «Hope», de Hugh Masekela; «The Dark Side of the Moon», de Pink Floyd; «Alchemy», de Dire Straits; «Awake», de Dream Theater; «Kind of blue», de Miles Davis; «Jazz at the Pawnshop», de Arne Domnérus; el concierto para piano nº 3 de Rachmaninoff, interpretado por Arcadi Volodos, y el «Réquiem», de Mozart, por Teodor Currentzis, entre otros cortes. Como veis, hay bastante variedad.
Este es el sonido de estos auriculares
Describir el sonido de un componente de alta fidelidad no es sencillo. Y no lo es porque encontrar las palabras que expresan con más claridad lo que percibimos a través del oído no es una tarea fácil. Además, la subjetividad en este ámbito es inevitable. Aun así, voy a esforzarme para describir de la forma más objetiva y honesta posible cómo es el sonido de estos auriculares, sin abusar de la jerga audiófila que suele emplearse y que a menudo confunde y enmascara, cuando lo que debería hacer es arrojar luz.
El sonido de los Susvara es detallado. Conozco al dedillo las grabaciones que he utilizado en las audiciones, y hay muchos matices que pasan inadvertidos cuando las cajas acústicas o los auriculares utilizados no tienen la suficiente resolución. Pero estos auriculares sí la tienen. En este ámbito en particular el diafragma de baja masa y extrema delgadez que han puesto a punto en HiFiMan, así como el motor magnético que lo excita, tienen mucho que decir, sin duda alguna.
Otra característica que me ha llamado mucho la atención es su dinámica. En los instantes de los cortes de música clásica que he utilizado en los que uno o dos instrumentos dejan paso a toda la masa orquestal estos auriculares son capaces de manejar este torrente de música, y los cambios de presión sonora que conlleva, con mucha suficiencia, sin que en ningún momento se apelotonen los instrumentos y se comprima la escena sonora.
Por otro lado, colocan cada instrumento en su sitio, por lo que es posible escuchar cada uno de ellos nítidamente separado de los demás. Y, en lo que concierne al instrumento más difícil de reproducir, que es la voz humana, su timbre y su riqueza armónica son muy fidedignos. No obstante, posiblemente la característica que más me ha gustado de los Susvara es su capacidad de alcanzar un nivel de presión sonora muy importante sin apenas provocar fatiga acústica, lo que refleja que son capaces de mantener la distorsión bajo control incluso cuando apretamos a fondo el acelerador. Y esto no es nada fácil.
¿Suenan mejor unos auriculares de 6.500 € que un modelo genérico de menos de 100 €?
Ha llegado la hora de que sometamos a estos auriculares a una auténtica «prueba de fuego». ¿Qué opinarán acerca de su sonido un grupo de usuarios sin apenas conocimientos del mundo de la alta fidelidad? ¿Serán capaces de identificar el sonido de los HiFiMan Susvara si comparamos estos auriculares con unos mucho más sencillos cuyo precio es sensiblemente inferior a los 100 euros? Para encontrar la respuesta a estas preguntas planificamos una audición «a ciegas» en la que han participado ocho personas a las que les gusta la música, pero que no tienen conocimientos profundos acerca del mundo de la HiFi o de los auriculares. Son, sencillamente, aficionados sin ningún bagaje especial.
La prueba la llevamos a cabo en las condiciones más estrictas posible: vendamos los ojos de los participantes, no les dejamos tocar los auriculares hasta la conclusión de la prueba y utilizamos el mismo equipo y los mismos cortes para probar ambos auriculares. Además, el cambio de un modelo a otro lo realizamos de forma inmediata porque los conectamos simultáneamente a un amplificador integrado híbrido (con válvulas de vacío) Ifi Retro 50 capaz de excitar simultáneamente ambos auriculares. La fuente fue un reproductor FiiO de gama alta, y los temas musicales eran WAV de 16 bits y 44,1 kHz (calidad CD).
Os aseguro que el resultado no tiene desperdicio. Si tenéis unos minutos os sugiero que no dejéis escapar el siguiente vídeo porque, además de que es muy revelador, también es bastante divertido.
Como habéis comprobado en el vídeo, cinco de las ocho personas que participaron en la audición a ciegas se decantaron claramente por los HiFiMan Susvara, dos prefirieron los auriculares más económicos, y también hubo una persona que no se posicionó claramente a favor de ninguno de los dos modelos. Lo mejor de todo es que este resultado nos permite llegar a varias conclusiones muy interesantes.
Si nos ceñimos a su calidad de sonido la audición demuestra que no hace falta tener conocimientos avanzados para percibir que los Susvara suenan mejor. Al menos eso fue lo que opinó el 62,5% de las personas que participaron en el experimento. Casi todas destacaron que los HiFiMan tienen un sonido más limpio y detallado que permite apreciar con más claridad los instrumentos. Incluso se percataron de su inferior nivel de ruido, un síntoma inequívoco de que la distorsión de los Susvara es perceptiblemente inferior.
Como cabía esperar por muy escépticos que seamos, los HiFiMan Susvara de 6.500 euros suenan mejor que unos auriculares genéricos de menos de 100 euros. El problema es que cuestan una auténtica fortuna, por lo que solo representan una opción atractiva para aquellos aficionados a la música con un nivel de exigencia enorme y que, además, tienen un poder adquisitivo muy alto. Pero incluso en estas circunstancias, como vamos a ver a continuación, me parecen una opción cuando menos discutible.
HiFiMan Susvara: la opinión de Xataka
Si nos ceñimos de forma estricta a su calidad de sonido, estos auriculares son impecables. Se sienten cómodos con todo tipo de música y es posible utilizarlos durante muchas horas sin que apenas aparezca la tan molesta fatiga acústica. Incluso cuando el nivel de presión sonora es elevado. Además, su ergonomía está bastante lograda, por lo que el reparto de la presión a través de la diadema y las almohadillas me parece equilibrado.
Sí, los Susvara suenan de maravilla, pero por mucho menos dinero tenemos otros auriculares, como los HD 800 S de Sennheiser, que nos ofrecen una experiencia similar
En lo que concierne a su construcción tampoco puedo poner pegas a este producto. Y os aseguro que en este ámbito soy muy tiquismiquis. El mecanizado del chasis de aleación de aluminio es impecable, y el acabado en madera y piel a mí personalmente me gusta. Aunque, por supuesto, comprendo perfectamente que a algunas personas su diseño, que es relativamente clásico, pueda no gustarles. Al fin y al cabo esta es una preferencia estrictamente personal.
En cualquier caso, lo que es realmente interesante, y la pregunta que nos hemos propuesto responder desde el mismo instante en el que nos planteamos preparar este análisis, no es otra que determinar si estos auriculares realmente valen lo que cuestan. Después de dedicarles muchas horas y utilizarlos durante dos semanas a diario, en sesiones de escucha nocturnas, que, honestamente, disfruté mucho, tengo clara mi respuesta: no.
En mi opinión, los Susvara tienen un precio excesivo. Suenan de maravilla, están impecablemente construidos y creo que a quien pueda comprarlos le depararán muchos años de disfrute libre de incidencias. Sin embargo, aunque pudiese permitírmelos, que no es el caso, no me los compraría. Y no lo haría porque por inversiones muy inferiores puedo hacerme, por ejemplo, con unos HD 800 S de Sennheiser, que cuestan unos 1.600 euros, o unos PM-1 de OPPO, que pueden encontrarse alrededor de los 1.000 euros. Aunque posiblemente estos últimos desaparecerán en breve porque, como os contamos en su momento, OPPO va a dejar paulatinamente de fabricar productos de audio y vídeo.
Creo, honestamente, que ni los Sennheiser ni los OPPO alcanzan el grado de refinamiento y calidez que ofrecen los HiFiMan, pero la diferencia es sutil. Demasiado sutil para compensar, en mi modesta opinión, los casi 5.000 euros que separan a los Susvara de los HD 800 S. La diferencia es mayor, incluso, en el caso de los PM-1. Y es que estos auriculares nos introducen de lleno en un terreno pantanoso equiparable al de los coches de lujo o los vinos ultracaros a los que solo unos pocos pueden acceder. Disfrutarlos es una auténtica gozada, pero, afortunadamente, las personas con una capacidad adquisitiva media podemos acceder a propuestas con un precio mucho más realista que, bien utilizadas, también pueden proporcionarnos una experiencia extraordinaria.
La muestra ha sido cedida para la prueba por parte de Zococity. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas
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