Un año más Apple ha apostado por la dupla en sus smartphones y ha repetido los tamaños cuyas estirpes iniciase en 2014 con la salida de los iPhone 6 y 6 Plus, aunque la diferencia no está sólo en el tamaño y parece cada vez mayor. En esta ocasión tenemos un iPhone 7 Plus con doble cámara y un iPhone 7 que mantiene la unidad y una diagonal por debajo de 5 pulgadas que cada vez vemos menos. ¿Cómo se porta este nuevo iPhone 7? Lo analizamos a fondo.
Con respecto al anterior modelo tenemos por un lado la mejoras habituales (potencia, cámara, etc.), y por otro lado la irónicamente ruidosa eliminación del jack de 3,5 milímetros. En este pequeño Apple ha sido algo más conservadora dejando los 2 GB de RAM que sí han sido 3 GB en el caso de su hermano mayor, pero algo que ambos han incorporado de novedoso con respecto al anterior es un nuevo Taptic Engine que a su vez hace nuevo al botón Home, aunque sea igual en apariencia.
iPhone 7, review en vídeo
iPhone 7, especificaciones técnicas
iPhone 7 | |
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Dimensiones físicas | 138,3 x 67,1 x 7,1 milímetros, 138 gramos |
Pantalla | IPS 4,7 pulgadas |
Resolución | 1.334 x 750 (unos 326 ppp) |
Procesador | A10 Fusion de 64 bits, coprocesador de movimiento M10 |
Núcleos | Quad-core |
Gráfica | Hexa-core |
RAM | 2 GB |
Memoria | 32/128/256 GB (no ampliables con microSD) |
Versión software | iOS 10.0.2 |
Conectividad | 4G, Bluetooth 4.2, Wi‑Fi a/b/g/n/ac, NFC |
Cámara trasera | 12 megapíxeles, f/1.8, OIS, grabación 4K@30fps, flash 4 LED |
Cámara delantera | 7 megapíxeles, f/2.2, grabación 1080p |
Otros | TouchID, resistencia al agua IP67<7br>3D Touch |
Batería | 1.960 mAh (no extraíble) |
Precio | 769 euros el modelo de 32 GB 879 euros el modelo de 128 GB 989 euros el modelo de 256 GB |
Diseño y construcción: la quebradiza seducción azabache
Hemos visto cuatro diseños distintos en perspectiva desde el primer iPhone, pero Apple es más bien continuista al mantener cada uno de ellos durante dos o tres modelos (es decir, cambiarlo cada dos o tres años). En esta ocasión el iPhone 7 mantiene dimensiones y construcción no sólo del iPhone 6s, también del iPhone 6, si bien hay ligerísimos cambios de diseño que además dependen en parte de los colores, los cuales sí tocaba variar.
Habrá a quien esto le parezca algo más o menos banal, pero los colores y/o acabados de los iPhone suelen ser bastante comentados y un punto importante en la decisión de compra. En esta ocasión se mantienen los colores del 6s, pero cambiando el gris plomo (space grey) por la vuelta al negro en dos variedades, Jet Black y mate, el cual no veíamos desde el iPhone 5.
En el iPhone 5, de hecho, se dieron casos de que este tono negro era más susceptible a dañarse y de hecho algunos salían ya con pequeñas picadas (ínfimas), que ofrecían cambiar en el momento de compra. El déjà vu llega en esta edición con el color Jet Black, dado que se está viendo que parece más susceptible a arañarse y Apple lo advierte en la propia web (y que sin embargo arrasó en ventas y reservas). En nuestro caso era el modelo negro mate, que aparentemente parece algo más resistente que éste. Eso sí, tiene un acabado distinto a los previos y resbala bastante, y por muy agradable que sea el tacto y bonito el aspecto no habría que rechazar una funda de buenas a primeras.
Así, tenemos de nuevo los bordes en semiesfera perfecta desde cristal hasta parte trasera, la cual se mantiene plana con el logotipo en metalizado y distinta textura (metalizado pero más atrapa-huellas, como es tradición). Quizás lo llamativo en este apartado es una de las novedades que más ha dado que hablar, aunque no precisamente por lo que significa a nivel de aspecto, pero lo cierto es que ahora el borde inferior también es simétrico en su eje por la ausencia del jack de audio.
Como decíamos, variaciones en el diseño hay pocas y ligeras. Concretamente cuatro (y una invisible): las famosas bandas cambian sutilmente para ocupar sólo el borde, de forma que en los negros y el gris son casi imperceptibles (en el rosa y el dorado siguen destacando al ser blancas). Los botones de volumen y encendido son ligeramente más planos y el Home no se hunde (como el trackpad de los nuevos MacBook), si bien esto a nivel visual no difiere de los anteriores desde el iPhone 5s (el primero en incorporar TouchID).
¿Compensa llevar la simetría histórica de Apple hasta el último término? Sí y no. Lo que la favorece o no al final acaba siendo la disposición de los elementos que median la experiencia de uso, como el estoico botón Home o el jack de audio. Si algo se ha perpetrado en los iPhones es un frontal desaprovechado en pro de salvaguardar esta simetría, manteniendo el botón Home ahí en todas sus formas y siendo el borde superior del frontal parejo con el inferior. En este caso tenemos un 65,5% de aprovechamiento del frontal, quedando incluso por debajo de los Sony, como el Xperia XA (con un 71,8%).
¿Y la delgadez, compensa? Sin ser el más delgado del mercado con sus 7,1 milímetros, ésta es una de las características que más influye en el agarre. Cierto es que quienes optamos por estos tamaños por tener manos pequeñas agradecemos estas dimensiones y, sobre todo, la curvatura. Pero lo cierto es que, anticipándonos un poco en el análisis, probablemente no haría ningún mal aumentar un milímetro para evitar el saliente de la cámara y quién sabe si ganar unos pocos miliamperios más, algo que no les sobra a los terminales "sin Plus" de Apple.
Pantalla: brillar ajustando en números, pero no en marcos
Es el iPhone número 7 y es la séptima generación de teléfonos de Apple que monta una de sus pantallas Retina, que en este caso se corresponde con un panel de 4,7 pulgadas IPS con una resolución de 1.334 x 750 píxeles (unos 326 píxeles por pulgada). Aquí la casa es también conservadora y ahorradora en píxeles, sobre todo con la guerra por las "K" que vivimos actualmente en cuanto a resolución, quedando más cerca del HD (1280 x 720), pero en cuanto a esto la experiencia es buena.
El brillo máximo es de 625 nits (según Apple, el mayor hasta ahora), algo que más allá de la cifra es satisfactorio en todas las situaciones, incluso bajo el sol (la prueba real de esta característica). Pero aquí hay una salvedad: el ajuste de brillo automático no funciona como debería, y en ocasiones experimenta retrasos en la adaptación, ya sea al pasar a un contexto con menos luz o al contrario. Siendo suficiente el brillo en exteriores, y por precedentes, es algo que probablemente se soluciona por software.
Algo que ha mejorado con respecto a los anteriores terminales de pantallas con mismas dimensiones y resolución es el soporte de colores, dado que en este caso, como reza la web, en esta ocasión cuenta con el nuevo gamut Wide Color P3 (o DCI-P3). Tecnicismos a parte (y como hicimos en el caso del del iPhone 7 Plus, tenéis el análisis específico de la pantalla de Display Mate, con mayor detalle y su parecer), lo que esto significa en la práctica es hay una mayor gama de colores (de hecho, hay dos, sRGB y P3) y, por tanto, más realismo. De ahí que sea algo a valorar sobre todo en contenido multimedia.
Hablando de colores, la viveza y saturación se encuentran en un nivel aceptable, con buen contraste y una temperatura de fábrica equilibrada, que según a qué paneles estemos acostumbrados puede parecernos que tiende más bien a ser cálida. No obstante, esto se puede ajustar desde la configuración del sistema, y además en el análisis de Display Mate que os comentábamos antes registran una media de 6,806 Kelvins (siendo el estándar 6.500 Kelvins), lo cual está por debajo del iPhone 6 (7,241 Kelvins). Aquí una comparativa de estos dos teléfonos en una página con gran cantidad de blancos (a brillo máximo ambos).
En general nos gusta bastante, con una alta sensibilidad táctil, la sensación de que no hay cristal entre el icono y nuestro dedo (por la delgadez del mismo), buenos ángulos de visión, buena experiencia a pleno sol y el aliciente del 3D Touch que funciona sin problemas. A mejorar ese desobediente ajuste de brillo automático y, sólo para retinas exigentes, más resolución.
El misterio del rendimiento
Otra particularidad de Apple que se ha mantenido en esta edición de sus teléfonos es que sigue sin entrar en la guerra de la RAM, así como de los núcleos o cores. Tanto en el Plus como en éste tenemos el chip de la casa A10 Fusion, un procesador de cuatro núcleos (dos a alto rendimiento y otros a más bajo) acompañado del coprocesador M10, encargado de recoger los datos de los sensores en relación al movimiento.
Como decíamos, en este caso tenemos 2 GB de RAM, y no 3 como en el mayor. Número a parte, el teléfono va muy fluido a la hora de abrir apps (sean más o menos pesadas), las transiciones entre páginas o la multitarea, si bien la de iOS no destaca desde su cambio en iOS 7 por ser demasiado ligera. Nada de lag ni siquiera al abrir apps que en iPhones inferiores se arrastran un poco con el nuevo sistema como es el caso de Snapchat, ni tampoco a la hora de responder a la interacción por presión del 3D Touch, mostrando los menús contextuales al instante.
En lo único que sí hemos detectado algo de lentitud es en la respuesta al teclado, si bien es algo que hemos percibido en varios terminales de Apple tras la actualización a iOS 10. Esta nueva versión incorpora novedades como caracteres Emoji en la predicción y soporte bilingüe automático para la misma. Puede que el añadir estas mejoras hayan influido en que cada tap dure algo más, experimentando una escritura más lenta.
Siguiendo con las apps, en general hemos observado fluidez y un rendimiento más que aceptable, donde el A10 Fusion saca pecho. Editores complejos como iMovie o Lightroom se mueven sin retrasos o problemas, así como juegos con más carga gráfica como Asphalt. Eso sí: siguiendo la tradición (y la física), nuestro teléfono se va a calentar en el momento que ejecutemos estas aplicaciones tras unos minutos, sobre todo en la parte media de la parte trasera, por debajo de la manzana.
Para quienes se guían por los números, en iOS no tenemos tanta opción para benchmarks, pero hemos realizado los tests de AnTuTu y GeekBench. En el primero la puntuación ha sido de 162484 en AnTuTu, bastante por debajo del resultado que veíamos en el iPhone 7 Plus (por encima de 175.000. Os dejamos las muestras de los tests, tanto de AnTuTu como de GFXBench, otras no se ejecutaron bien o directamente se cerraron.
[[gallery: benchmarks-iphone-7]]
Unas pinceladas sobre iOS 10
Como cada año, la versión de iOS 10 viene de la mano de nuevos terminales, por ello no está demás hablar aquí un poquito de este nuevo sistema aunque sea compatible con más terminales, como comentamos al recordar cómo instalarlo. En ese momento también destacamos las principales novedades, algunas de las cuales están asociadas al hardware y sólo pueden disfrutarse en según qué iPhones.
"Wake up" funciona muy bien y es probablemente el acceso más rápido a la cámara
Una de ellas es el wake-up o "Elevar para activar", que no es más que el encendido de pantalla en cuanto alzamos el terminal (y sólo funciona desde el iPhone 6s en adelante). Así, de estar en reposo la pantalla se enciende al incorporar el iPhone más o menos en un ángulo a partir de 45 grados (siendo la horizontal la superficie), de modo que tenemos la pantalla activa sin pulsar ningún botón pudiendo ver las notificaciones o acceder a la cámara o a los widgets. Es bastante sensible y a quienes no somos entusiastas de los clics lo agradecemos bastante, de hecho probablemente sea el acceso más rápido a la cámara (levantar + swipe).
Por otro lado están las mejoras en el Centro de control, que ahora tiene dos pantallas para los accesos directos y el reproductor. Aquí el reproche se mantiene al igual que a las capas de Android que pudiendo no lo incorporan: falta un desplegable en Bluetooth y Wifi como mínimo, de modo que desde ahí puedan seleccionarse dispositivos o redes. Aunque un premio de consolación en este sentido es que el 3D Touch permite el acceso a este menú de Ajustes de manera más directa.
Otra de las novedades notables de iOS 10 es el poder inhabilitar apps del sistema haciéndolas desaparecer de la pantalla de inicio, como el caso de Bolsa, Mail o Música. Pese a no ser una desaparición completa el almacenamiento lo agradece y podemos ahorrar algo de espacio. Y a colación de esto, la novedad con estos iPhones es las opciones de almacenamiento, aumentando el mínimo y trasladando en salto, de modo que podemos elegir entre 32 GB, 128 GB y por primera vez 256 GB (el sistema ocupa algo más de 4,5 GB quedando disponible unos 23 GB en el de 32 GB).
La cámara: esa "pobre" solitaria
La ramificación de lo que hasta la fecha había sido una única línea de teléfonos con el nacimiento de los Plus obtuvo atención y titulares por la cuestión de que el tamaño importa. Pero lo que parece que se esboce desde ahí, y con trazos cada vez más firmes, es que haya una diferenciación de dos líneas a más niveles. La pista definitiva: la doble cámara.
Así, el iPhone 7 dispone de una lente única con un sensor de 12 megapíxeles y apertura de f/1.8 con estabilizador óptico de imagen (OIS). El flash ha pasado de dos tonos a cuatro, con grabación de vídeo en 4K a 30 fps, pudiendo hacer fotografías de 8 megapíxeles mientras se hacen tomas de vídeo a esta resolución.
Más allá de los megapíxeles, guerra que parece haber pasado a un segundo plano, empezaba a ser bastante desconcertante el hecho de que la versión pequeña de los iPhone no incluyese OIS. De hecho es uno de los aspectos que más se nota en la mejora con respecto a anteriores modelos: si bien de noche era casi donde más se necesitaba, en el vídeo la mejora es bastante llamativa.
La cámara se abre a velocidad aceptable desde cualquiera de los accesos (pantalla de bloqueo, Centro de control o icono). Aquí aludimos de nuevo a la Apple conservadora que se acomoda particularmente en la app de cámara viendo poca variedad, con las opciones de toma en la base al lado del botón de disparo (vídeo, cámara lenta, time-lapse, panorámica, foto normal y foto 1:1) y las opciones de flash, HDR, Live photos y filtros en el borde contrario. Nada de ofrecer ajustes manuales de serie, un año más, Apple.
Al menos, como hemos comentado en el apartado de software, en iOS 10 se dispara en RAW y podemos aprovechar esto con apps de terceros como Snapseed o Lightroom de Adobe. No obstante, sin tirar de postedición, el resultado de la cámara es muy satisfactorio en la mayoría de escenarios, en cuanto a detalle y color. La nitidez ha mejorado bastante, notándose en escenas con poca luz tanto en fotografía como en vídeo.
Aquí se entremezclan la calidad y el gusto: el mayor realismo en los colores implicará que para ojos acostumbrados a cierta saturación parezca que falte ésta, especialmente si la escena no era a plena luz (con cielos nublados, atardeciendo, etc.). Si prefieres una hierba más verde de la que ves, o unos rojos más vivos, quizás te toque pasar más veces por la edición (sea del RAW o la que aplican apps como VSCO a cualquier archivo).
La fotografía nocturna experimenta la inevitable pérdida de detalle, bastante acentuada según las luces que haya (en interiores con baja iluminados se defiende mejor que en los teléfonos anteriores). El ruido se hace más de rogar que en ópticas previas, trabajo aquí en parte del OIS que se echaba muy en falta desde hace casi dos años.
En el vídeo, como comentábamos, la presencia de éste es especialmente notable y agradecida. Aquí el detalle también llama la atención y tenemos la misma dicotomía con los colores, pero lo cierto es que la calidad es notable tanto en modo normal como a cámara lenta o en timelapse. Buena captación de audio también y las fotos que permite tomar durante la grabación salen con una calidad aceptable (según escena), normalmente algo menor a un disparo estándar.
Otro aspecto que destaca son las macro. Aquí no tenemos el resultado que vemos en el iPhone 7 Plus, pero la apertura máxima f/1.8 se nota y se agradece incluso siendo amantes acérrimos del desenfoque. Éste es bastante obediente, si bien normalmente el automático acierta en bastantes ocasiones hay que realizar varios taps para indicar qué elemento es el que queremos enfocar y dónde tomar la luz. Eso sí, la distancia mínima de enfoque ha disminuido ligeramente con respecto al iPhone 6.
Seguimos teniendo modo HDR opcional, que suele resolver bastante bien (sobre todo si no dominamos el ajuste de luz), que además guarda si queremos la original además de la toma en HDR. Salvo en algunos casos en los que la luz escasea, habitualmente es una manera cómoda de obtener una instantánea mejorada.
Lo que nos encontramos algo de lo que los iPhone pecan algo más que otros. Es inevitable que haya cierta deformación en los marcos debido a la curvatura de la lente, pero en los iPhones esto se ha venido notando bastante y en algunos casos (según lo cerca que esté lo que encuadramos del marco) la deformación es más evidente, tanto en cámara trasera como en frontal (aquí vuestra amiga puede ser SKRWT, por 0,99 euros).
Por otro lado, la cámara frontal monta un sensor de 7 megapíxeles, con apertura f/2.2 y grabación de vídeo a 1080p. No tenemos flash frontal a nivel de hardware, sino que Apple sigue confiando con la simulación del mismo con lo que denomina Retina flash (es decir, iluminación de la pantalla). También incluye esta vez una estabilización por software ("estabilización automática de imagen") prometiendo mejores autofotos o selfies. ¿Las tenemos?
Las autofotos con luz media-abundante salen bastante bien resueltas, con mayor detalle y colores que los modelos anteriores. Lo que más deja que desear es la resolución a contraluz o en condiciones de media-baja luz, exigiendo un poco más por nuestra parte a la hora de indicar el enfoque o la toma de luz, y aún así nos encontramos con cielos o fondos quemados. Sí es cierto que, aunque el ruido aparezca siempre mucho antes que en la cámara trasera además de la pérdida de detalle, a ambos les cuesta un poco más aparecer, sobre todo en interiores iluminados medianamente bien.
Algo que también han mejorado es la aplicación de los filtros que iOS incorpora de serie desde hace algunas versiones. Aunque está disponible para ambas cámaras, se nota especialmente en la frontal si comparamos con otros teléfonos.
En resumen, la cámara experimenta mejoras con respecto a lo anterior sobre todo en el realismo de los colores y en cuanto al detalle, pero echamos de menos un mejor resultado en la frontal así como una app algo más completa (por ejemplo, para elegir resoluciones en el vídeo). El formato RAW es un punto para quienes queremos ir algo más allá del resultado automático, pero aún hemos de recurrir a apps de terceros bien para la edición o para disparar, por ejemplo, con velocidades de opturación más lenta u otras ISOs (aquí una buena opción es Camera+).
[[gallery: iphone-7-fotografias]]
El RAW según Apple
Una de las novedades de iOS 10 es que éste permite el acceso al disparo en RAW que realiza la cámara, pero de momento no hay un soporte per se oficial para "jugar" con estos archivos que conservan un plus de información valiosa para mejorar la foto manualmente. Es decir, siempre vamos a tener una vista de la foto que disparamos, pero no es ésta la versión en RAW, sino un JPG que iOS procesa con los parámetros automáticos.
Para editar el archivo en RAW tenemos que tirar, como decíamos, de apps de terceros, y un ejemplo de ello es la versión para iOS de Lightroom, seleccionando disparo en DNG o Procamera seleccionando RAW + JPG, que es algo más económica (aunque Lightroom tiene una versión de prueba y Procamera nos ha dado algún error con cuadrados blancos en el resultado, aviso a navegantes). Una vez seleccionando el formato no hay más que disparar y pasar al editor para aplicar las mejoras que consideremos, pudiendo añadir ese plus de color que puede que echemos en falta o algo más de contraste entre muchos otros parámetros, de manera más precisa.
El resultado es bastante satisfactorio. Al fin y al cabo hablamos de cámaras de unos milímetros que de manera automática ya logran resultados notables, y con estos añadidos (que todo sea dicho, a iOS llegan tarde y a medias) se da un paso más en la sustitución de cámaras por móviles. Salvando las distancias con lo que ocurrió con las compactas, aunque se esté más cerca aún queda bastante para alcanzar a las DSLR.
iPhone 7 Maraca Edition: ¿qué ha ocurrido con el audio, Apple?
El audio recibía también bastante novedad con respecto no sólo al anterior modelo, sino a los iPhones y otros smartphones en general. Por una parte está el hecho de que haya dos altavoces, en la parte superior e inferior, y por otra la ya mencionada eliminación del jack de audio de 3,5 milímetros. Vayamos por partes.
La experiencia con el audio ha empeorado considerablemente, pero hablemos sin comparaciones con lo anterior, sino per se. Como ocurre con otros dispositivos que también pretenden dosificar las salidas de audio para crear un sonido estéreo, éste en realidad no se llega a canalizar bien y en el momento que decidimos prescindir de auriculares no tenemos un teléfono, tenemos un altavoz en sí.
Esto puede sonar bien, pero en realidad no lo hace, ni literal ni figuradamente. La calidad empeora y la experiencia se ve empobrecida por una vibración descontrolada sin necesidad de subir al volumen máximo (unos 105 decibelios). La vibración se percibe cuanta más superficie toquemos (es decir, si el móvil reposa sobre nuestra palma o dedos), más o menos a unos 80 decibelios, que en nuestro caso era algo menos de la mitad de la barra de volumen.
Ya lo veíamos con el ZTE Axon 7, cuya calidad de audio variaba según lo sosteníamos en alto o según lo dejábamos reposar del todo sobre su parte trasera. El punto ideal del iPhone 7: agarrarlo por los bordes con las yemas de los dedos y no subir más del 75-80% del volumen. Las masas han criticado la eliminación del jack pero el hacha debería caer sobre esto.
Y, hablando del rey de Roma, vayamos con la ausencia de jack. Tanto el iPhone 7 como el 7 Plus incluyen auriculares EarPods con Lighting, eso sí, con un adaptador que Apple vende por separado por unos 10 euros para nuestros auriculares con jack. Lo "traumático" de todo esto va a depender de cada caso, pero la calidad del audio es buena (ahora sí). El máximo problema que esto puede acarrear es que tengamos que usar el Lighting para dos conexiones (carga y audio), si bien la solución es pasar por caja y optar por algún adaptador o dock.
Apple no nos está obligando (ya) a ir a lo inalámbrico, aunque la voz en off de Ive expresase en el vídeo del iPhone que "estamos yendo hacia un futuro sin cable". Lo que sí está haciendo es forzar algo más que otros la marcha a ese futuro, primero con el MacBook y ahora con los iPhones, pero la solución con cable está incluida en el producto (aunque, eso sí, se acabó la cajita de los EarPods, ahora es un cartoncito).
Batería: aspirando a lo más alto, pero quedando a la mitad
iOS ya da alguna pista más sobre el consumo, aunque sigue siendo algo parco con respecto a Android y a lo que sus apps o las del jailbreak dan a conocer. Pese a esto, nos podemos hacer una idea con las horas entre una carga y otra y las horas de pantalla. Este iPhone era bastante ambicioso y aspira, según Apple, con sus 1.960 mAh a tener una hora más de autonomía que un 6s Plus (con 2.750 mAh). ¿Lo consigue?
Si tomamos como referencia lo que obteníamos con éste al analizarlo, la respuesta es no. El iPhone 7 no tiene una mala autonomía, pero lo habitual es que no pase de las 25 horas de actividad. En días intensos la cifra baja a unas 16 horas. ¿En qué se traduce esto? En que en un día de uso intensivo y horas en conexión de datos (redes sociales, cámara, música y entre 4-5 horas de datos) lo más probable es que no nos aguante hasta casa.
Dado el miliamperaje y la duración al final el rendimiento no es malo, pero frente al mercado no resulta bien parado. De hecho, esa hora extra parece más bien con respecto al 6 o 6s que a un modelo Plus. En el análisis y recuento que realiza GSM Arena podemos ver que queda bastante lejos que su hermano mayor de la generación anterior.
Duración total | Horas de conversación | Navegación web |
Reproducción de vídeo |
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iPhone 7 | | | | |
iPhone 6s Plus | | |
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iPhone 6s | | | | |
iPhone 6 | | | | |
Test realizazo por GSM Arena. La duración total es la equivalente a un uso de una hora para llamadas en 3G, una hora de reproducción de vídeo y una hora de navegación web.
El clic sin clic y las salpicaduras: este iPhone es más distinto de lo que parece
Tenemos un terminal del mismo tamaño, diagonal de pantalla y diseño que los dos anteriores. Tenemos un smartphone con menos RAM y menos cámaras que su enorme y aspiracional hermano mayor. ¿Es el iPhone 7 un móvil que nace tope de gama y castigado a la mediocridad a la vez? No, pero esa sombra de 5,5 pulgadas es más larga de lo que parece y no es fácil escapar.
¿Qué es lo que falla en este terminal? Más allá de lo desacertado del audio, y dejando a un lado la parcialidad de que la eliminación del jack ha sido un error, el fallo del iPhone 7 es no destacar. Es que sus bazas no sólo son más flojas que las del Plus, sino que en algunos casos es la opción por descarte de éste por tamaño o por precio. Pero lo justo es recordar que el iPhone 7 tiene dos características diferenciales del resto, de ésos que parecen tan similares.
El clic de Schrödinger
Se habla bastante sobre la integración total del TouchID, sobre una pantalla sin botón físico, un reconocimiento desde la propia pantalla. Pero eso de momento queda en rumor (fuerte) por confirmar con los números para el que será el décimo aniversario del iPhone. En el noveno seguimos con botón Home, pero ha habido un cambio importante con respecto a todo lo anterior.
Suena a clic y se llama clic. Pero no es un clic, sólo lo sentimos
Apple trasladó el Force Touch de los trackpad de los últimos MacBooks al botón Home de los iPhone 7 para que no hubiese un clic mecánico, sino sensorial. No nos podemos olvidar de él; eso de momento también queda en un sueño en el que la navegación por el sistema no requiere de ningún clic (ficticio o no), pero lo que tenemos ahora es un botón cuya superficie no se hunde. Suena a clic y se llama clic, y se puede configurar su "profundidad" en el inicio o en cualquier momento. Pero no es un clic mecánico, sólo lo sentimos.
Al principio suele ser una sensación rara e incluso da una falsa sensación de fragilidad, pero con los días nos acostumbramos al nuevo toque. Aquí influye qué nivel de intensidad hemos configurado, siendo el 1 el más ligero y el 3 el más intenso, pero en todo caso la diferencia con el anterior botón es notable (una vez habituados el anterior nos parecerá más duro, de hecho).
Más IP, más tranquilidad
2016 es el año de la resistencia al agua para teléfonos y relojes de Apple. Y más vale tarde que nunca, porque el hecho es que esta característica ha pasado de ser anecdótica o propia de alguna marca (como Sony o Motorola) a extenderse y ser algo que se valora en los buque insignia. Sobre todo desde que se evolucionó más allá de las tapitas y el plástico, al menos para el caso de la certificación IP67 que es la que tienen los iPhones.
Hace un tiempo explicamos de qué van esos números y qué significa a efectos prácticos la certificación, y en el caso de la IP67 vemos que aguanta salpicaduras y en teoría pequeñas inmersiones (de 1 metro). Nosotros no hemos hecho submarinismo con él, pero sí lo hemos mojado (con tranquilidad fingida) y el teléfono lo aguanta sin problemas, e incluso el TouchID funciona estando algo húmedo.
No está de más recordar la pequeña nota que añade Apple a este respecto, puntulizando la condición temporal de esta resistencia (debido al desgaste de los materiales por calor, etc., con el tiempo puede haber hendiduras no perceptibles a simple vista). Y también recordar que el agua y la electricidad no hacen buenas migas y que no debemos cargarlo cuando está mojado.
iPhone 7, la opinión de Xataka
Puede que el iPhone 7, sólo 7, tenga el público diana más específico en comparación con los últimos. No se trata aquí de elitismo, eso se disipó en cuanto todos los tope de gama decidieron igualar o sobrepasar los precios de Apple y los más elevados en general hasta establecer un nivel cada año más alto y con la falsa democratización de precios de las operadoras. Se trata de lo que tiene, lo que le falta y lo que está por llegar.
Lo tercero va a parte porque son conjeturas basadas en filtraciones y los cientos de patentes que va registrando la compañía, pero lo otro son hechos. Por un lado está el poco salto que supone con respecto a su antecesor, con diferencias no tan perceptibles salvo el botón o el hecho de tener que renovar fundas por la cámara. Por otro lado, el hecho de que no tenga la doble cámara y los 3 GB de RAM que si monta el Plus, que además siempre irá un paso por delante en cuanto a autonomía.
Es, de hecho, una buena opción para quien no tenga un presupuesto limitado y quiera un primer iPhone, por ir directo a la experiencia actual con un smartphone Apple. Este nuevo botón, junto al 3D Touch que ya teníamos, ofrece una interacción distinta a lo previo que probablemente esté asentando las bases de ese soñado iPhone sin clics o botones físicos. También por una pantalla más realista, si bien esto puede no tener una buena acogida porque en ocasiones se prefiere todo lo contrario.
Busca este iPhone si esta nueva interacción te atrae, si quieres una cámara que no es la más completa pero la persigue de cerca o si no estás dispuesto a sobrepasar las 5 pulgadas y nada de la competencia de convence. No lo busques si quieres un buen audio en altavoces, si te aferras al jack de 3,5 milímetros como el niño a su padre al dejarlo en la guardería o si buscas una autonomía a prueba de usuarios intensivos. Y hazte con una funda, bien para la microabrasiones del Jet Black o bien para que no salga despedido de tus manos.
8.8
A favor
- - El nuevo botón Home: el "clic" es muy sutil y es más agradable que el anterior.
- - La cámara es rápida, el ajuste automático suele acertar y ha mejorado en poca luz. Y, por fin, edición de RAW.
- - En algunos colores las bandas se disimulan muy bien, muy buenos acabados.
- - Va muy fluido, se nota la potencia del hardware en comparación a lo anterior.
- - La resistencia al agua y al polvo.
En contra
- - El Jet Black ha resultado muy susceptible a arañazos.
- - La batería apenas ha mejorado, algo insuficiente para usuarios intensivos.
- - Una pena que no mantenga igualdad de condiciones en cuanto a cámaras y RAM con el 7 Plus.