Pocos análisis tienen tanto morbo como el de este Surface Pro de Microsoft. Si unimos que se ha convertido en el referente mediático de esa nueva categoría de productos “híbridos” entre el tablet y el portátil a que es el producto estrella en esta nueva etapa de Microsoft como fabricante hardware, tenemos que pocos dispositivos van a sufrir un examen como este Surface Pro.
Este análisis que publicamos hoy en Xataka, en todo caso, no tiene visos de completitud. La “review” ortodoxa completa la han realizado nuestros compañeros de Xataka Windows y recomiendo echarle un ojo primero. En este artículo vamos a intentar responder a algunas preguntas tras una semana de uso: ¿me vale el Surface Pro como portátil? ¿Y cómo tablet? ¿Se puede ser productivo, tiene autonomía, hay juegos y aplicaciones…? Vamos con ello.
Surface Pro, la máquina
Aunque como indicaba el análisis completo del Pro lo han desarrollado nuestros compañeros, se hace necesario entrar en detalles hardware antes de cualquier otra consideración. En estos tiempos en que llegan al mercado equipos con Windows 8 gobernados por procesadores Intel Atom y que tenemos además Surface RT, es pertinente un repaso a características ya conocidas del Pro
- Pantalla de 10.6 pulgadas en formato 16:9, con tecnología LCD Clear Type y la cobertura Gorilla Glass II, resolución 1920 × 1080 píxeles
- Sistema operativo Windows 8 Pro
- Procesador Intel Core i5 Ivy Bridge con gráfica integrada Intel HD Graphics 4000, 4GB de RAM
- 64/128 GB de memoria interna SSD, expandible mediante MicroSD (hasta 64 GB)
- Dos cámaras – frontal y posterior – capaces de grabar a 720p
- Precios oficiales: 64 GB por 879 euros, 128 GB, por 979 euros.
- Dimensiones, 275 × 173 × 14 milímetros, peso 907 gramos
- Touch Cover y Type Cover – las fundas que incorporan teclado – se venden por separado por 119 y 129 euros.
Lo primero a destacar, con un micro Intel Core i5 estamos ante una máquina que en rendimiento podemos asimilar perfectamente a un portátil, algo que se refuerza con el sistema operativo que es el Windows completo con aplicaciones nativas.
Por otro lado la separación entre pantalla y teclado nos da una configuración que convierte al Surface Pro en un tablet, para lo cual tenemos el interfaz Modern UI con el que Microsoft ha otorgado de una apuesta dual a Windows 8.
La pregunta es si estamos ante un buen equilibrio entre las dos facetas o si, buscando la convergencia entre ambas categorías de producto lo que han conseguido es que Surface no llegue a ser ni buen portátil ni buen tablet.
Usando Surface Pro como portátil: la capacidad de la máquina
Surface es, sobre todo, la apuesta de Microsoft desde la visión de que los tablets son eminentemente PCs con cambios en el factor forma y que hay una demanda de productividad para que sea el primer dispositivo y no sólo ese complemento que optimiza algunos casos de uso. Por eso lo oportuno era empezar a analizarlo desde el punto de vista de su empleo como máquina para trabajar.
¿Qué observamos antes incluso de encender el equipo? De entrada que este Surface dispone de un puerto USB 3.0 (algo que lo diferencia del tablet estándar, pero que en un portátil resulta escaso) y lector de tarjetas microSD. De hecho si nuestro uso habitual requiere enganchar varios dispositivos al portátil (el móvil, memoria), es recomendable hacerse con un Hub USB que aproveche la velocidad de lectura del dispositivo.
Este punto de la expansión es bastante relevante puesto el espacio en disco nominal de las especificaciones no nos lo dice todo sobre lo que vamos a encontrar en el equipo. Hemos hecho el análisis sobre la versión de 128Gb y recién encendido nos daba 87.6 GB libres, el resto estaba ocupado por el sistema operativo y las aplicaciones preinstaladas. La versión de 64Gb deja unos 29 libres, por lo que recomendamos con mucho el de mayor capacidad, que merece bastante la pena por la diferencia de precio.
Lo que tenemos con el dispositivo que hoy analizamos es una máquina x86 completa y potente, a la que los 4GB de RAM y el uso de disco SSD ayudan mucho
En rendimiento debemos diferenciar con mucho el Surface Pro de lo que ofrece Surface RT e incluso de equipos con un planteamiento parecido en cuanto son “extraíbles” (Hp Envy 2x, Asus VivoTab, Samsung Ativ) pero están gobernado por un micro Intel Atom. Lo que tenemos con el dispositivo que hoy analizamos es una máquina x86 completa y potente, a la que los 4GB de RAM y el uso de disco SSD ayudan mucho: multitarea real, fluidez, capacidad de usar las aplicaciones Windows necesarias para un trabajo ofimático. Podemos echar un vistazo a los benchmaks donde da un nivel notable comparado incluso con portátiles de última generación en la review de laptopmag (a los que el Surface no ha entusiasmado precisamente).
Por especificaciones no es desde luego una máquina orientada al profesional del multimedia ni a mover mejor que nadie el juego de última generación (sobre esto hablaremos más adelante), pero para el perfil de un servidor (uno o dos navegadores abiertos, Picassa, Tweetdeck, ofimática, Spotify y Onenote / Evernote a la vez) va perfecto.
Uso como portátil: productividad y factor forma
Si hablamos de portátil y productividad va a ser requisito fundamental tener un teclado y aquí ha venido Microsoft con una propuesta innovadora como son las fundas “Touch Cover” y “Type Cover”, aunque podemos utilizar cualquier teclado bluetooth que tengamos, después de todo es un Windows como cualquier otro.
La funda-teclado Type Cover nos añade más grosor, pero nos permite ser productivos con el Surface Pro desde el minuto uno
La ventaja de estas fundar oficiales es que se integran a la perfección enganchando al Surface por debajo, algo que ya pudimos ver en nuestro vídeo sobre el RT. De esta forma llevarnos el equipo con teclado supone cargar con sólo un cacharro y eso para muchos – por ejemplo un servidor – es muy relevante en tanto en cuanto lo que necesitamos es un portátil en movilidad y la fórmula de tablet más teclado nos añadía complejidad (más espacio al ir sueltos, que se te olvide el teclado por no llevarlo cargado o porque quede en otro sitio).
Entre las dos opciones, con el ojo puesto en la productividad, recomiendo con mucho la Type Cover. Nos añade más grosor, pero nos permite ser productivos con el Surface Pro desde el minuto uno; la “touch” es más fina pero tiene carece de “feedback” al escribir y exige una gran curva de aprendizaje. Hay quien dice que ha logrado escribir con la “touch” a un ritmo muy similar que con un teclado tradicional, pero yo después de varios días todavía estoy lejos de conseguirlo. La “Type Cover”, por su parte, irreprochable, es un excelente teclado, de lo mejor que he visto para complementar un tablet ¿o era un portátil?
Algo también muy valioso en Surface Pro es que tiene integrado “KickStand”, una bisagra-soporte que sin necesidad de funda nos mantiene erguido el dispositivo. De esa forma podemos ponerlo en formato “portátil” desde el primer momento, ya sea porque vamos a escribir con teclado o porque vayamos a consumir multimedia o incluso dejarlo en la cocina para mirar la receta y escuchar música mientras cocinamos (que es por cierto un caso de uso crítico en un tablet para muchos).
Todo ello conforma un “factor forma” muy orientado a la productividad y a convertir Surface Pro en un portátil con dos gestos: abro KickStand y la funda del equipo y ya lo tengo. El trabajo de Microsoft es magnífico en este aspecto, aunque la solución también tiene sus limitaciones: el ángulo con el que se presenta el equipo en este modo es fijo, perdemos respecto a un portátil la versatilidad en la inclinación de la pantalla (quienes luchamos a menudo con los reflejos del sol en viajes en tren valoramos este punto).
Dos puntos extra claves a la hora de bregar con Surface Pro desde el punto de vista de un profesional. Ofrece una salida Mini DisplayPort por lo que podemos enganchar el equipo a entradas VGA o HDMI con el conector adecuado, una buena solución de compromiso para poder llevarlo con confianza a presentaciones. Imagino que en el futuro se apostará por Thunderbolt en equipos como este en el que se intenta economizar salidas, pero es comprensible que en Microsoft hayan visto esto prematuro.
Luego tenemos el punto del trackpad, que para cierto perfil de usuarios es fundamental a la hora de funcionar, más con un sistema como Windows 8 y su Modern UI. Lo que tenemos incluso con la Type Cover es una solución solvente pero lejos de la mejor experiencia que pueden ofrecer dispositivos como el inalámbrico de Logitech. Es multitáctil pero sólo admite algunos gestos con dos dedos, no todos los que admite el sistema operativo.
La otra opción es complementar mucho más el teclado con el uso de la pantalla táctil, algo que en mi experiencia cada vez va cobrando más sentido en tanto en cuanto más aplicaciones “nativas Modern UI” utilizamos, para quienes vivimos entre Chrome, Firefox, Spotify, Dropbox y Picasa es más complicado. En todo caso, me quedaría con ese punto a la hora de afrontar el equipo, debemos estar abiertos a que el interfaz óptimo combina teclado, trackpad y pantalla táctil a la hora de utilizarlo como portátil.
En su naturaleza portátil / tablet, Surface Pro ha optado por parecerse a la mayoría de los primeros en carecer de integración de conexión 3g, por lo que tendremos que tirar de móvil o modem, algo que en un equipo con una sola entrada USB nos puede poner en un aprieto.
También vemos una estrategia similar a la hora de ofrecer un dock: Microsoft ha renunciando a ello en favor del planteamiento Kickstand más funda teclado en detrimento de poner a disposición un dock que hubiese ofrecido salida nativa para HDMI (integración directa en monitores y teles), más puertos USB y carga del Surface. Esto hace que si tenemos interés en usarlo como “ordenador de escritorio” conectado a una pantalla mayor en casa nos quedemos bastante limitados y tengamos que complicarnos bastante la vida para hacerlo. En mi opinión esta es una ventana de mejora clara para el equipo de Microsoft de cara a futuro, que desaprovecha un uso potencial perfectamente a su alcance.
Juegos en el Surface Pro
Como no todo en la vida es trabajo, hemos puesto al Surface Pro a tope ejecutando juegos. Aquí Microsoft tiene otra oportunidad de poner en valor la doble ambición del producto, el lado “casual” con el tablet y su Modern UI con tienda de aplicaciones y el lado más “hardcore” con un Pc completo.
En el primer punto el dispositivo responde, la limitación la encontramos mucho más en la disponibilidad de títulos para la tienda de Windows, todavía muy lejos de iPad y de Android en este aspecto. El uso de “Xbox” como marca del canal de juegos dentro de ella lleva además a la confusión, uno espera encontrar ahí Fez y similares y la verdad es que el catálogo es bastante limitado. En todo caso hay títulos apreciables, los inevitables Angry Birds, Fruit Ninja, Cut The Rope… y alguna sorpresa agradable como The Harvest.
Donde el Surface Pro tiene un as en la manga es como PC para juegos. Por especificaciones técnicas está claro que no vamos a poder jugar al último título pensado para super máquinas con las características de vídeo a tope, pero desde luego que vamos a poder usarlo para jugar como ningún otro tablet. Aquí la limitación más importante que hemos encontrado es el espacio en disco (indispensable la versión de 128 GB si queremos meter varios juegos) y que la mayoría de juegos pide a gritos un ratón externo (recomendable pensar en uno bluetooth por aquello de dejar el USB libre aunque servidor ha utilizado su ratón preferido, que no es otro que el Arc Mouse de la propia Microsoft).
La limitación del Surface Pro como ordenador para juegos la encontramos mucho más en la disponibilidad de títulos para la tienda de Windows, todavía muy lejos de iPad y de Android
Tras pasar un par de horas jugando al Portal 2 (por supuesto, podemos tener Steam en el Surface Pro) no queda duda de que es una máquina más que valida para jugar, más si la conectamos a un televisor más grande contando con la posibilidad de integrar un gamepad inalámbrico (no lo olvidemos, es un PC). ¿Vamos de viaje y nos cuesta arrastrar la consola hasta el destino? Esta es una excelente solución para llevar a la vez portátil, tablet y máquina de juegos conectable a la televisión.
Pero es que aquí no acaba el tema del juego en el Surface Pro y equipos de similar naturaleza. No se trata sólo de juegos casuales para el modo tablet y juegos más potentes para el modo portátil, su verdadero valor de futuro está en la mezcla de ambos: desde el propio Steam uno se ha vuelto a descargar Civilization V y se ha encontrado con el modo “Windows 8 táctil”. Esto supone tener el Civ V completo, con todo lo de la versión PC nada de versión adaptada / recortada para tablet, utilizable sin el teclado sólo con la pantalla del Surface de forma táctil. No se si valorarlo como una magnífica opción de juego (mi lado racional apunta a esto) o pensar en la cantidad de horas de sueño que esto me puede quitar en la vida (mi lado que valora no ser un zombie viviente tiene sus dudas).
Lápiz
Con el Surface Pro viene un lápiz para dibujar y escribir que se articula mediante tecnología de Wacom (no he encontrado la información oficial al respecto, pero presumo que es esta EMR). Ha supuesto una muy agradable sorpresa en cuanto a funcionamiento, versatilidad y precisión. Un gran punto a favor del dispositivo de Microsoft.
Permite hasta 1024 grados diferentes de presión a la hora de dibujar / escribir y creo que va a conseguir que la Pro se convierta en una alternativa real para los creativos como dispositivo portátil. En mis pruebas – con la aplicación Sketchbook – lo que más me ha gustado es que detecta muy bien cuando uno apoya parte de la mano y permite seguir trabajando con el lápiz sin meter manchas en el dibujo. No es su mercado, pero con niños es una gozada.
Dos puntos sobre el lápiz y la Surface Pro: a priori llama la atención que no tenga “hueco” en el dispositivo para llevarlo siempre, algo que la hace candidato a ser perdido a primeras de cambio… sin embargo trae el mismo conector imantado que el cargador de forma que se engancha cómodamente en ese espacio. A eso hay que sumar que si 10.1 pulgadas nos parecen escasas a la hora de trabajar, a priori se permite – tengo pendiente probarlo a fondo – usar el Surface como tableta de dibujo cuando está conectado a un monitor.
Un último punto, quienes como yo ya estuviesen pensando en utilizar Photoshop para trabajar por zonas con niveles / curvas… tendrán que esperar. Adobe no ha adaptado su software, aunque la puesta a disposición de los drivers de Wacom debería ayudar a que esto suceda pronto.
Os dejo un vídeo de Penny Arcade con el ejemplo de un dibujante profesional usando el dispositivo
Surface Pro como tablet
Toca analizar la otra cara de Surface, su papel como tablet, en la que no podemos sino acordarnos del análisis del RT. Con ese punto de partida – después de todo comparten la tienda y el interfaz – hay varios puntos a tener en cuenta si tenemos en mente “comprar una tableta”.
Surface Pro no es el equipo si lo que buscamos es ante todo un tablet: le sobran gramos y grados
El primero salta a primera vista y al primer contacto, Surface Pro es notablemente más grueso y pesado que los tablets de gama alta actuales (13.5mm frente a los 9.3mm de su compañero de marca, 907 gramos frente a 680 y eso sin contar con que Surface RT no era tampoco el más delgado y ligero del mercado). Todo lo que hemos comentado sobre sus posibilidades y potencia como portátil tiene aquí su peaje.
En el tema de aplicaciones, el escenario en el que pelea RT – aunque mejorando, bastante por detrás todavía de iOS y Android – se palia por la posibilidad de la compatibilidad con el software para Windows, lo que casi nos asegura que no nos quedaremos sin ninguna “app” que consideremos indispensable. Eso sí, a la hora de usarlo como tablet y con sólo el interfaz táctil, moverse por el interfaz clásico de Windows y sus aplicaciones sigue siendo obtuso como lo era en la época de los primeros tablet Pc, aliviado tan sólo por el hecho de que la precisión de las pantallas ha mejorado mucho.
Hay otro elemento del que hablar pensando en tablet: calor y ruido. Partiendo de que Microsoft ha hecho un fantástico trabajo ventilando una máquina de la potencia de un i5, lo cierto es que el Surface Pro se calienta de forma bastante más marcada que cualquier tablet ARM que uno haya probado. No hay milagros en este punto por muy bien diseñada que tengan la ventilación. En cuanto a ruido apenas lo he notado, incluso cuando he puesto juegos en marcha.
En mano no sienta mal, de hecho está bastante compensado, pero Surface Pro no es el equipo si lo que buscamos es ante todo un tablet: le sobran gramos y grados. Tiene a su favor algunos puntos como es la versatilidad (cualquier aplicación Windows), la potencia (que puede servir para temas como jugar al Civ 5 en formato táctil) y el lápiz, pero la apuesta en tablets de Microsoft es Surface RT.
Autonomía: como tablet o portátil, Surface, tenemos que hablar
Con la autonomía llegamos al talón de aquiles del Surface Pro. En la primera generación de portátiles, sean híbridos o no, con Windows 8 los fabricantes están teniendo que elegir entre autonomía y potencia. Volviendo a análisis anteriores vemos como el camino con Atom permite autonomías de hasta 16 horas con casos como el del Envy x2 o el Asus Vivo Tab; un excelente portátil convertible con la gama superior de Intel como el ideaPad Yoga 13 de Lenovo me dejó casi seis horas.
Trabajando de forma más intensa con la type cover, multitarea intensa y ajustando brillo para optimizar, hemos conseguido apenas cuatro horas y treinta minutos de autonomía
¿Qué sucede con Surface Pro? No escapa a esta dicotomía y su elección por los Intel Core se traduce en una autonomía ajustada. En modo tablet con navegación, medios sociales y algunos vídeos nos ha dejado casi seis horas de funcionamiento; trabajando de forma más intensa con la type cover, multitarea intensa y ajustando brillo para optimizar, hemos conseguido apenas cuatro horas y treinta minutos de autonomía.
No es que esté muy lejos de las expectativas de un tablet de gama alta o de equipos con Intel Atom, es que está algo por debajo de lo que ofrecen la mayoría de ultrabooks de precio y potencia similares en el mercado. Sería uno de los compromisos más fuertes que tenemos que asumir si optamos por Surface Pro ¿es suficiente autonomía para lo que necesitamos?
Es más que probable que la próxima generación venga gobernada por Haswell y eso traiga mejoras notables en la autonomía, pero eso es difícil que lo veamos antes de último trimestre del año. Lo que es real a día de hoy es que Surface Pro no da un paso hacia donde muchos buscamos nuestro compañero de trabajo portátil (que nos dure un día completo la batería de forma que no tengamos que llevar cargador encima) sino más bien está un paso por detrás del “estado del arte” en la materia.
Apuntes sobre la cámara y la pantalla
Sobre la resolución deseable en portátiles y tablets hay largas discusiones. El problema para equipos como el Surface Pro, que juegan a ambas categorías, es que lo que resulta sobresaliente a la distancia en que vemos un portátil no lo es tanto a la de un tablet y aumentar resolución y densidad aumenta mucho el coste del equipo.
Con 1080p y 208 ppi la pantalla de Surface Pro deja poco espacio a la discusión, mejorando no sólo lo que nos daba RT sino colocándose apenas por detrás de los tablets con mayor densidad (Nexus 10, iPad 4) y de los portátiles “Retina” de Apple o el Chromebook Pixel si hablamos de portátiles. Para los fanáticos de la fidelidad de colores, brillo y contraste la buena noticia es que una magnífica pantalla como la del Pro además se puede calibrar como la de cualquier PC con Windows.
En el otro lado tenemos la cámara. Algunos dirán aquello de que “las cámaras de los tablets son todas malas y no tiene sentido usar un tablet para eso”. El caso es que las llevan y en lo que al Surface Pro se refiere, la trasera se podría llevar un premio a la peor cámara en un tablet de gama alta en 2013. Apenas contaría con ella para algo desesperado, Microsoft quizás hubiese hecho mejor dejando sólo la frontal para videoconferencia y olvidándose de rebajar tanto el nivel en una característica, por muy poco utilizada que sea.
Surface Pro, la opinión de Xataka
Como aficionado / analista / apasionado usuario de tecnología me cuesta resistirme a los encantos de Surface Pro. Es una excelente pieza hardware, con un muy buen diseño y grandes aciertos como son la pantalla, la type cover o la experiencia con el lápiz.
A la hora de considerarlo como compra esto no es suficiente, puede ser un gran dispositivo pero ¿es lo que necesito? La doble apuesta por funcionar como tablet y como portátil la pasa con éxito y tendremos una buena experiencia en ambas facetas – mejor como portátil – pero al mismo tiempo está un escalón por debajo de los mejores dispositivos especializados en cada categoría. Tanto si tenemos muy claro que buscamos sólo un portátil como si si queremos sólo un tablet hay opciones que aventajan al Surface Pro.
Para quienes quieran unir en una sola compra un portátil que llega al notable alto con un tablet con compromisos, asuman la autonomía a la que llega Surface Pro y sepan valorar lo que ofrece (cualquier navegador, cualquier aplicación Windows, conectividad con todo otro dispositivo, potencia notable) tendrán un producto a un precio que, entendiendo todo lo que da, incluso diría que está bastante ajustado.
Microsoft ha creado, en definitiva, el producto icónico de la primera generación con Windows 8. Muy bien terminado y, hasta donde las limitaciones de la tecnología lo han permitido, bien equilibrado. Todo un mensaje al resto de la industria y, sobre todo, a su ecosistema.
A favor
- Diseño y acabado
- Una pantalla impresionante
- Productividad con Type Cover y juegos
- La experiencia con el lápiz
En contra
- Autonomía limitada
- Le sobran gramos y grados como tablet
- La cámara frontal es terrible
- Que haya tardado en llegar
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