Cuando el año pasado nos enfrentamos al análisis del Lenovo Yoga Tablet 2 Pro comentábamos lo valiente y singular de esta apuesta de Lenovo: aunque la ejecución fuese imperfecta y la calidad del proyector demasiado discreta, el producto tenía muchas virtudes.
Lo bueno de las primeras versiones de un producto tecnológico es que suelen ser solo eso: primeras versiones. Inicios de una trayectoria que suele ganar mucho con las sucesivas iteraciones. Y eso es lo que ocurre en el Lenovo Yoga Tab 3 Pro, que recoge el testigo de su predecesor y mejora en muchos apartados puliendo diversos tipos de problemas que veíamos en ese producto.
Si el diseño funciona no lo toques
El Lenovo Yoga Tab 3 Pro mantiene las curiosas líneas de su antecesor, con ese borde cilíndrico en el que antes encontrábamos el proyector y el interruptor de encendido y en el que ahora encontramos lo mismo pero con una variación importante. De hecho, la más importante de todo el producto: ahora el proyector está situado en el centro de ese cilindro, y no en uno de los extremos.
Esa decisión de diseño transforma completamente la experiencia de usuario al utilizar esta tablet como un picoproyector, ya que la colocación del dispositivo si queremos aprovechar esa faceta es ahora mucho más cómoda y versátil. Esa función gana muchos enteros y ahora aprovechar el proyector resulta más natural, y solo por ese detalle la evolución es todo un acierto.
Pero es que el diseño gana en varios apartados adicionales: seguimos con esos materiales metálicos para el soporte y esa parte cilíndrico, mientras que la parte posterior está realizada en plástico pero la mayor parte de la cubierta trasera está protegida con un acabado de piel sintética que hace que el tacto de esa superficie sea especialmente agradable y que el agarre sea también mejor.
Incluso ese soporte desplegable que en la edición anterior estaba menos pulido de lo deseable -daba la sensación de que uno iba a cortarse con los cantos- está ahora perfectamente cuidada para que esa impresión desaparezca. Los acabados son en general excelentes y desde luego esta evolución le ha sentado muy bien a la tablet de Lenovo.
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En cuestión de puertos, eso sí tenemos pocas opciones: aparte de la ranura MicroSD accesible al desplegar el soporte (allí también estaría la ranura MicroSIM en el modelo LTE que no hemos tenido la oportunidad de analizar) contamos con un puerto microUSB de carg y una toma de auriculares. Sin más. Se hubiera agradecido especialmente un puerto para poder conectar el tablet a una pantalla o TV vía HDMI, pero al menos sí contamos con el soporte para conexión a pantallas de forma inalámbrica.
La presencia del proyector se nota en el peso del dispositivo, que asciende a 667 gramos, pero aquí Lenovo ha vuelto a dar un paso de gigante si tenemos en cuenta que el modelo que analizamos el año pasado pesaba 950 gramos. Aquí hay un factor fundamental, claro: mientras que ese tablet tenía una pantalla de 13,3 pulgadas, este otro llega con una diagonal de 10,1 pulgadas. Otro acierto: creemos que los tablets deben tener unas dimensiones más comedidas, sobre todo si no son convertibles que uno vaya a poder usar en modo portátil, como es el caso.
Especificaciones y rendimiento del Lenovo Yoga Tab 3 Pro
Lenovo ha vuelto a apostar por los Intel Atom, y en esta ocasión contamos con un Intel Atom x5 (Z8500), un procesador quad-core con una frecuencia de reloj que puede llegar a los 2,24 GHz pero que habitualmente trabaja a una frecuencia de 1,44 GHz.
Este procesador llega acompañado de 2 GB de memoria RAM, 32 GB de capacidad de almacenamiento, conectividad WiFi 802.11ac además de Bluetooth 4.0, y dos baterías (una de 6.200 mAh y otra de 4.000 mAh) que según este fabricante permiten obtener una autonomía de hasta 18 horas. En la parte posterior encontramos además la cámara de 13 Mpíxeles, a la que acompaña una de 5 Mpíxeles en la parte frontal.
En el consumo de esa batería influye, cómo no, la pantalla, que como decíamos tiene una diagonal de 10,1 pulgadas pero que destaca por su resolución de 2.560 x 1.600 píxeles que presenta unos colores vivos -quizá ligeramente saturados- y que destaca por su densidad de pantalla de 299 ppp. El Yoga Tab 3 Pro cuenta además con certificación IP21 que garantiza que está protegido ante salpicaduras de líquidos.
Disfrutar de los contenidos multimedia, de las fotos y desde luego de la lectura es algo que podremos hacer en todo momento gracias a esa resolución y la calidad de esa pantalla. En la reproducción de vídeo la tecnología Dolby y los cuatro altavoces JBL situados en ese cilidro hacen que la calidad del sonido sea especialmente destacable.
Ese soporte desplegable hace que podamos colocar el tablet como una pantalla con la que podremos interactuar con el soporte táctil pero que también admite órdenes de voz a través de Google Now. La tecnología AnyPen vuelve a ser otra de las características llamativas, y podremos escribir en pantalla usando diversos tipos de utensilios -algunos de lo más peregrinos- y materiales.
Pero como decíamos ese soporte vuelve a caracterizarse por esa pequeña abertura en la mitad que permite literalmente "colgar" el tablet de la pared para que entre otras cosas podamos situar el proyector apuntando a cualquier superficie de forma aún más fácil.
El rendimiento del equipo es muy decente, y aunque no pueda compararse a los últimos grandes protagonistas de la movilidad, este Atom X5 logra 45.482 puntos en AnTuTu, mientras que en GeekBench obtenemos 984 puntos (Single-Core) y 3.188 puntos (Multi-Core), unas cifras que se confirman al usar el dispositivo.
La fluidez en el sistema operativo -Android 5.1 con una pequeña capa de personalización- es destacable, y en el software se incluyen algunas funcionalidades curiosas como Smart Window 2.0 que permite que algunas aplicaciones puedan usarse en modo ventana para disfrutar de un escritorio más versátil que puede ser útil por ejemplo si trabajamos con este tablet con un teclado Bluetooth compatible para lograr una mayor productividad. Aplicaciones como eFrame (para utilizar el tablet como marco digital) o Sketchpad (para dibujar) son algunas de las que Lenovo integra como parte de la experiencia.
El comportamiento de las cámaras es también fluido y los resultados, aunque no puedan compararse a las cámaras de los últimos smartphones de gama alta, sí son aceptables sobre todo en exteriores. En interiores y con condiciones de baja luminosidad la cámara posterior sufre especialmente.
Hay que reconocer no obstante que el software de la cámara es muy decente y su usabilidad es mayor que el de la aplicación por defecto que llegaba con Android 5.1. En cualquier caso los resultados tanto para cámara posterior como para la frontal son decentes pero desde luego no destacables: como en la mayoría de los tablets, esta característica no es algo que suela brillar con luz especial.
Un picoproyector cada vez menos pico y más proyector
La experiencia con el Yoga Tablet 2 Pro en cuanto a sus capacidades como proyector fueron discretas, pero la cosa ha mejorado sensiblemente con el Yoga Tab 3 Pro por diversas razones. La primera, como comentábamos, era esa nueva posición de la lámpara de proyección que hace que la colocación y disfrute del proyector sea mucho más destacable.
Pero es que además el software de proyección ha ganado enteros: lograremos una proyección de unas 70 pulgadas (por las 50 pulgadas del modelo anterior), y aunque no hemos logrado conocer todas las especificaciones técnicas de este componente, a una distancia de unos dos metros la calidad de imagen era aceptable.
En el vídeo no se puede apreciar del todo, pero la definición es decente aunque no contemos con una resolución demasiado elevada, y los 50 lúmenes que se obtienen con esta nueva versión del picoproyector hacen que esa luminosidad gane frente al modelo anterior que rondaba los 35 lúmenes como máximo.
Aquí las mejoras se sitúan también en el control por software, desde el que ahora podremos controlar cosas con el enfoque de la imagen con un curioso control táctil en la pantalla del Yoga Tab 3 Pro y sobre todo una característica especialmente importante: la corrección trapezoidal que no tenía su antecesor y que de nuevo facilita el disfrute de la experiencia con el proyector. Así, aunque el tablet esté ligeramente a un lado de la superficie de proyección o con una inclinación distinta, la imagen proyectada será un rectángulo proporcionado y recto.
La opinión y nota de Xataka
Los tablets siguen teniendo sentido para un buen número de usuarios, y hay pocos desarrollos que traten de desafiar el statu quo de este segmento. El Lenovo Yoga Tab 3 Pro lo consigue con esa combinación de tablet y de proyector, y la evolución del dispositivo un año después de la aparición de su antecesor ha sido notable.
Puede que no estemos ante el tablet más potente del mercado y desde luego no es el más ligero o delgado, pero todo eso lo suple con una oferta dirigida a todos aquellos que quieran poder disfrutar de las prestaciones que puede ofrecer ese proyector tanto en situaciones de ocio como de trabajo.
Contar con un producto de estas prestaciones, y hacerlo además a estos precios (Lenovo nos había indicado mal el precio inicial) (349499 euros para la versión WiFi analizada, 599 euros para la LTE) puede ser interesante para ese sector de usuarios. Una alternativa elogiable de Lenovo, que eso sí, tiene un coste que hará a muchos pensárselo.
8,9
A favor
- Calidad de la pantalla
- Buena autonomía
- Un proyector mucho más capaz
En contra
- Las cámaras solo se comportan decentemente en exteriores
- No hay salida HDMI o Micro HDMI
El terminal ha sido cedido para la prueba por parte de Lenovo. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas