El Surface 3 no es, como algunos han apuntado, el sucesor de aquellos Surface RT y Surface 2 que estaban basados en procesadores ARM. A Microsoft le salió mal aquella apuesta, pero probablemente aquel error sirvió para convencer a los de Redmond de lo que necesitaban no era más sistemas operativos, sino precisamente lo contrario: menos.
Las limitaciones de aquella plataforma quedan totalmente olvidadas en los Surface 3, que podrían ser considerados como los Surface Pro 3 Mini que nunca aparecieron el año pasado. Microsoft canceló aquel proyecto tras darse cuenta de que aquel dispositivo no estaba preparado, y ahora llega el resultado de aquel cambio de filosofía: el Surface 3, que hemos podido analizar en detalle.
Diseño: acercándonos al formato de tablet manejable
Las líneas del Surface 3 son idénticas a las de su hermano mayor, respetando también aspectos como la delgadez -aquí ganamos muchos enteros respecto al Surface Pro 2 o al Surface 2- y el peso (poco más de 600 gramos), y retomando esas líneas rectas y esos ángulos ligeramente inclinados hacia el interior que hacen que el perfil sea muy característico y, desde luego, distinto a otros tablets del mercado.
La construcción de esta dispositivo vuelve a demostrar solidez con ese cuerpo de aleación de magnesio y ese soporte o pie de apoyo que es sorprentemente resistente aunque, eso sí, perdemos el mecanismo de los Pro 3 que permite utilizar múltiples ángulos de apoyo. En el caso del Surface 3 solo contaremos con 3 posibilidades, algo que puede resultar problemático para quienes busquen precisamente una adaptación perfecta a cada escenario.
La pantalla de 10,8 pulgadas cuenta con una resolución de 1.920 x 1.280 píxeles y mantiene ese formato 3:2 del resto de dispositivos de la familia que favorece el trabajo con aplicaciones maximizadas, sin descartar ese modo de uso en el que podremos agrupar distintas ventanas colocándolas de modo que ocupen cada una una mitad, un tercio, o la porción de pantalla que creamos convenientes.
En el modo por defecto Microsoft escala la resolución al 150%, lo que provoca que tengamos una resolución efectiva de 1.280 x 853 píxeles, pero en nuestro caso preferimos trabajar con un escalado algo menor del 125% que hacía perfectamente asumible la visibilidad de tipografías y elementos gráficos.
Una de las diferencias claras con respecto a sus hermanos mayores es la ausencia de esa pequeña rejilla de ventilación que está presente en todo el borde del Surface Pro 3 y que no hace falta en el Surface 3. Eso también hace que el diseño como decíamos sea algo más delgado -cuidado, no demasiado- y sobre todo más ligero por esa reducción de la diagonal.
Silenciosos y con Intel Atom como procesador
Los nuevos Surface 3 destacan fundamentalmente por esa refrigeración pasiva que hace que estemos ante equipos totalmente silenciosos: la ausencia de ventiladores es todo un regalo para nuestros oídos y más tratándose de un equipo capaz de correr Windows 8.1 -y Windows 10 TP, como hemos podido comprobar- y todo el catálogo de aplicaciones Windows.
En este caso Microsoft ha optado por los Intel Atom x7 de la familia Cherry Trail, aunque antes del lanzamiento algunos esperaban que los elegidos fueran los Intel Core M. Eso hubiera aumentado el precio final de estos productos, pero entendemos que quizás se guarden esa carta para el futuro si uno se fija en los resultados de las pruebas y en el rendimiento en general del equipo. No se le pueden pedir peras al olmo, sobre todo teniendo en cuenta que hablamos de un procesador con un SDP de 2W. Aquí, cuidado, porque SDP es un término "inventado" por Intel para tratar de ofrecer "una métrica de potencia adecuada para tablets".
Microsoft Surface 3 | |
---|---|
Pantalla | 10,8'' ClearType (1.920 x 1.280) (Relación de aspecto 3:2) |
Procesador | Intel Atom X7-Z8700 (Quad-core a 1,6 GHz, 64 bits, 2W SDP) |
Chipset | Cherry Trail |
Memoria | 2 / 4 GB LPDDR3 1600 MHz |
Gráficos | Intel HD |
Almacenamiento | 64 / 128 GB SSD |
Conectividad | WiFi 802.11ac + BT 4.0 |
Batería | Capacidad no disponible Adaptador de corriente de 13W |
Puertos | USB 3.0, Mini DisplayPort, lector microSD, MicroUSB (carga), toma auriculares, micrófono |
Cámaras | Posterior 8 Mpíxeles, Frontal 3,5 Mpíxeles |
Otros | Teclado Type Cover / Lápiz Surface opcionales |
Dimensiones | 267 x 187 x 8,7 milímetros |
Peso | 622 g |
Precio | 599 euros (2 GB RAM, 64 GB SSD) 719 euros (4 GB RAM, 128 GB SSD) |
Otra de las diferencias interesantes de este modelo es la carga a través de un puerto MicroUSB, como si se tratara de un smartphone convencional. Microsoft proporciona un cargador de 13W que permite realizar esa carga de forma más rápida, pero podremos suministrar corriente con un cargador de móvil cualquiera, aunque el proceso será sensiblemente más lento. La conectividad 802.11ac es una excelente noticia para aprovechar lo mejor de las redes inalámbricas actuales, y las cámaras posterior y trasera cumplen su cometido también correctamente.
Rendimiento: ¿cómo es trabajar con Surface 3?
Una vez en faena, lo cierto es que el Surface 3 es un equipo que se defiende en tareas convencionales de productividad, pero está claro que las especificaciones dejan huella en ese rendimiento general. La unidad SSD tiene un rendimiento notablemtente inferior al de las integradas en los Surface Pro 3: en nuestras pruebas con CrystalDiskMark este último logra 383,5 MB/s en lectura y 235,5 MB/s en escritura, por los 111,1 y 34,6 MB/s del Surface 3.
Aunque las velocidades son buenas si las comparamos con las de discos duros tradicionales, esos tiempos penalizan la experiencia general incluso a la hora de lanzar aplicaciones. No es algo que sea preocupante, pero es una pequeña molestia cuando uno ha manejado otros equipos Windows con configuraciones más potentes.
Ese rendimiento también se deja notar en la instalación de aplicaciones y en ocasiones, claro está, en su ejecución. El navegador Chrome es toda una prueba de fuego si uno tiene muchas extensiones funcionando y varias pestañas abiertas, y al tener más de 10 simultáneamente en funcionamiento el equipo empezaba a notar la carga. Los juegos no es un terreno en el que el Surface 3 pueda moverse con demasiada soltura: ese procesador gráfico Intel HD de la familia Cherry Trail (funciona a frecuencias que oscilan según las necesidades a 200 o 600 MHz) ya muestra sus limitaciones en 3DMark, y salvo que queramos jugar a juegos no demasiado exigentes con nivel de detalle básico, no podremos obtener muy buenos resultados.
Dell XPS 13 (Intel HD 5500) | Surface 3 (Intel HD Graphics) | HP Stream x360 (Intel HD Graphics) | ASUS NX500J (NVIDIA GTX 850M) | |
---|---|---|---|---|
PCmark Home | 2.216 | 1.667 | n.d. | 2.746 |
PCmark Creative | 3.280 | 1.933 | n.d. | 3.718 |
3DMark Cloud Gate | 5.180 | 2.112 | 1.272 | 12.512 |
3DMark Ice Storm | 50.172 | 20.894 | 16.097 | 57.674 |
Pero claro, no es un portátil al uso, y esa diagonal de pantalla lo lleva más al terreno de los tablets en el que el consumo de contenidos es protagonista. El comportamiento al reproducir vídeo es notable -eso sí, el equipo lo pasa mal al intentar mover vídeos 4K en YouTube, por ejemplo-, y las tareas habituales de ese modo tablet funcionan a la perfección.
Por supuesto una de las más llamativas es esa opción de toma de notas a través del lápiz Surface, que como decíamos no se incluye en el precio pero que resulta un accesorio muy interesante para poder aprovechar el equipo en este formato. En ese sentido el panel y la tecnología de la empresa N-Trig que Microsoft adquirió hace unos meses se notan, y como en el Surface Pro 3 el comportamiento es realmente bueno.
La experiencia multimedia se completa con la presencia de unas cámaras (8 Mpíxeles en la posterior, 3,5 Mpíxeles en el frontal) que permiten acceder a opciones de videoconferencia y también a la toma de fotos. Aquí nos encontramos con sensores que nos pueden sacar de un apuro, desde luego, pero que hacen necesaria una buena iluminación para dar resultados decentes. Muchos usuarios -y cada vez más- utilizan estos dispositivos también para tomar fotos, así que es un buen complemento a la experiencia general del portátil. Los altavoces, situados en los bordes laterales de la pantalla, cumplen de forma adecuada, sobre todo por esa posición -buena ingeniería de los de Redmond, sin duda-.
En ese rendimiento también influye esa experiencia "ergonómica" que sobre todo notamos al acoplar el teclado y trabajar con las opciones de productividad que ofrece el equipo. Esa bisagra ya no ofrece más que tres posibles ángulos de apoyo, y aunque son suficientes para trabajar en superficies planas con buen apoyo, no ocurre lo mismo si queremos usarlo en el sofá o tumbados, puesto que la pantalla no se puede abatir hacia delante para ofrecer buenos ángulos de visión. Es una limitación que también tienen los Surface Pro 3 y que se une a esa necesidad de tener una base de apoyo más larga que la de los portátiles tradicionales: aquí el pie de apoyo hace que tengamos que tener el portátil cerca del cuerpo si lo apoyamos sobre las piernas para poder utilizarlo de forma correcta.
[[gallery: microsoft-surface-3]]
Lo que sí es todo un placer es esa ausencia total de ruido que permite disfrutar de la experiencia de uso sin el ya tradicional bufido del ventilador. Aquí es donde se agradece haber optado por el Atom X7, y donde la experiencia tanto en modo tablet como en modo portátil -o sobremesa a través de la Docking Station- es especialmente diferencial.
La batería de los Surface 3 es otro de los puntos de interés de estos equipos que son más pequeños, integran baterías más reducidas, pero también cuentan con componentes "menos glotones" en este apartado. En nuestras pruebas de uso convencional en sesiones de navegación web con música, algún vídeo y utilización de programas ofimáticos y de edición de imágenes pudimos alcanzar cerca de ocho horas, mientras que al reproducir contenidos de vídeo de forma contínua con la mitad de brillo disponible logramos casi cinco horas y media: cifras muy destacables para un equipo que no es un tablet puro.
Un tablet que se convierte en portátil si pagas
Como sucedía con el resto de dispositvos de la familia Surface, la ironía está en que Microsoft nos los vende como "el tablet que quiere convertirse en nuestro portátil", pero no nos dicen que eso no nos saldrá tan barato. El Surface 3 llega sin accesorios a excepción del cargador, y si queremos acceder a todas sus posibilidades tendremos que comprar la funda con teclado (150 euros) y/o el lápiz Surface (50 euros). En nuestras pruebas no solo contamos con esos accesorios, sino además con la base de acoplamiento Surface 3 que cuesta otros 229 euros y que completa el pack que no solo lo habilita como equipo portátil, sino incluso como sustituto de nuestro equipo de sobremesa.
El coste final de todo el conjunto acaba siendo de casi 1.030 euros para el Surface básico de 2 GB de RAM y 64 GB de SSD, y de casi 1.150 euros en el modelo con esa configuración de 4 GB de RAM y 128 GB de SSD. Probablemente una inversión demasiado fuerte para la mayoría de usuarios, que acabarán en sus manos con un equipo que puede resolvernos la papeleta en tareas que no requieran una gran capacidad de proceso, pero que se queda corto en demasiados escenarios como para ser una alternativa viable para convertirse en nuestro único equipo.
La base de carga o Docking Station de la Surface 3 es un periférico que ya conocimos en su versión para las Surface Pro 3 y que permite convertir a estos equipos en verdaderos candidatos a funcionar como PCs de sobremesa. En este caso contamos con dos puertos USB 3.0, dos puertos USB 2.0 y un puerto Gigabit Ethernet, además del conector Mini DisplayPort que se ha convertido en referente en la industria.
El lápiz óptico es como ya habíamos mencionado el complemento perfecto para el uso del Surface 3 en modo tablet: la tecnología de Microsoft al respecto ya está muy pulida y un simple vistazo al funcionamiento de Fresh Paint o de un cada vez más poderoso One Note -sobre todo, con soluciones como el Surface 3- deja claras las opciones que tiene este apartado de la experiencia de uso de este tablet con aspiraciones de ser mucho más.
Por último está la funda con teclado integrado de la Surface 3, que será también imprescindible para darle sentido completo a esa propuesta de tablet con vocación de portátil con la que Microsoft vende el equipo. Como sucedía en anteriores modelos, el hecho de que el teclado se venda de forma opcional por un precio elevado -149,90 euros- nos hace tener una sensación agridulce en cuanto a la relación precio/prestaciones. El teclado se adapta a la diagonal del Surface 3, lo que hace que las teclas sean sensiblemente más pequeñas y que sobre todo el touchpad sea también más reducido.
Es en estas dos áreas en las que la experiencia de uso continuado de Surface 3 se resiente: si vais a trabajar con él durante sesiones prolongadas y lo vais a hacer con el teclado y el touchpad que proporcionan estas fundas, tendréis que entender que la experiencia de tecleo es la que impone una diagonal de 10,8 pulgadas. Aceptable para un rato, desde luego, porque el tacto y el recorrido del teclado son muy buenos y también es más que correcto el touchpad que como en el Pro 3 gana muchos enteros respecto a la anterior generación. Si vais a usar el Surface 3 en este tipo de escenarios durante largo rato, será mejor que al menos os hagáis con un ratón externo para hacer que esa experiencia de uso sea más aceptable.
Windows 10 en la Surface 3, primeras impresiones
La disponibilidad desde hace meses de las versiones de prueba de Windows 10 Technical Preview nos hizo plantearnos la pregunta de cómo funcionaría el Surface 3 con este sistema operativo. El proceso de instalación es perfectamente posible mediante la descarga de las últimas imágenes ISO en el sitio de desarrolladores de Microsoft, así que nos lanzamos a la tarea para saciar nuestra (y vuestra) curiosidad.
La instalación, eso sí, lleva su tiempo, puesto que desde la ISO instalada (en nuestro caso, la de la compilación 10041) el proceso llevó dos largas horas -todo en Surface 3 lleva más tiempo para instalarse- a lo que había que sumar otra hora larga más hasta que logramos añadir el sistema al anillo rápido de actualizaciones para probar la reciente versión 10061 que entre otras cosas mejoraba el comportamiento de Continuum.
Esa tecnología de Microsoft de la que hablábamos en los cuatro retos que Microsoft debía superar con Windows 10 es precisamente protagonista en esa experiencia en el Surface 3. ¿Hasta que punto? Lo cierto es que esas primeras impresiones fueron agridulces: Continuum efectivamente funciona, y cuando uno desacopla el tablet del teclado o lo acopla aparece la notificación que nos pregunta si queremos seguir usando el dispositivo en modo tablet o en modo portátil. Sin embargo esta versión de Windows 10 no funciona de forma adecuada en la Surface 3, y el funcionamiento del lápiz óptico e incluso de la interfaz táctil en modo tablet era pobre.
Las diferencias de funcionamiento con un equipo de sobremesa son abismales: llevo semanas trabajando a diario con Windows 10 TP sin problemas, y desde luego tras la instalación en el Surface 3 está claro que los controladores y el funcionamiento de momento tiene que avanzar bastante hasta que la plataforma esté disponible de serie para estos equipos. Aún así resulta muy interesante ver cómo funciona la característica de Continuum, que es desde luego una interesante solución al problema de la convergencia que hará que las aplicaciones se maximicen o vuelvan a su "modo ventana" cuando desacoplemos o acoplemos el teclado respectivamente. Windows 10 apunta maneras, desde luego, pero hoy por hoy no es del todo usable en la Surface 3.
Surface 3, la opinión y nota de Xataka
Al Surface 3 podría calificársele fácilmente como un Surface Pro 3 "Lite" o "Mini", porque es básicamente lo que es. Perdemos enteros en casi todas las facetas -pantalla, procesador, sin lápiz incluido- para ganar en una clara: la portabilidad. Surface 3 es más pequeño, más manejable, pero no estamos seguros de que en ese compromiso los usuarios salgan ganando.
La oferta de Microsoft es interesante, pero lo es para un nicho de mercado en el que los usuarios ponen esa portabilidad y tamaño por encima de todo lo demás. Cierto que contar con un equipo fanless es muy interesante, pero no si con ello sacrificamos el rendimiento que podríamos demandar de un equipo con Windows 8 -y pronto actualizable a Windows 10- que nos puede dejar algo decepcionados si no manejamos bien las expectativas reales.
A todos estos argumentos se le suman otro fundamental: el de un precio que consideramos demasiado elevado para lo que ofrece Microsoft. La construcción y el diseño son sólidos, pero no así unas prestaciones que se ven limitadas por la necesidad de invertir aún más dinero en el lápiz o en la funda con teclado
8
A favor
- Buen diseño y construcción
- Una buena autonomía para este diseño
- Versatilidad y portabilidad
- Ventilación pasiva: nada de ruido
En contra
- El precio es elevado para el rendimiento que ofrece
- El teclado e incluso el lápiz se deben adquirir por separado, más malas noticias para nuestro bolsillo
- Volvemos a una bisagra de tres posiciones fijas
El ordenador ha sido cedido para la prueba por parte de Microsoft. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas