HTC vuelve y quizá esa es la mejor noticia que podían dar. Su buque insignia es muy continuista pero con él vienen dos productos bien planteados e interesantes. Ahora, eso sí, nos toca centrarnos con su teléfono tope de gama. Lo vimos filtrado, en vídeo también, y ya le conocemos oficialmente: HTC One M9.
El siguiente paso era que pasara por nuestras manos y tras la presentación hemos ido a probarlo para contaros nuestras primeras impresiones. Pocas sorpresas, es cierto, pero con un planteamiento sólido y muy bueno. Este es el nuevo HTC One M9 y os lo enseñamos desde Barcelona.
Más de lo mismo, pero bien hecho
HTC hizo muy bien los deberes hace un par de años cuando presentó el primer One. Fue un terminal diferente que apostó por el diseño como principal factor, aunque sin perder de vista otros componentes. Hubo elementos que no le funcionaron pero el factor forma cuajó tan bien que les sirvió para ir creciendo a partir de este concepto, esto ha hecho que en las dos generaciones posteriores no hayamos visto grandes cambios.
One M9 viene, según Chou, con una inspiración en los relojes de lujo. Cuerpo metálico de dos piezas con un ligero biselado en el marco. Atractivo, compacto (casi todos los tope de gama suben de las cinco pulgadas) y un acabado robusto que sí, es continuista pero sigue siendo tan atractivo como en las anteriores versiones.
Ligero, agradable al tacto y muy cómodo cuando lo tenemos a una mano gracias a las curvas en los laterales. No es el más fino pero no es algo que le penalice. No es muy grueso y las proporciones son correctas. HTC hace muy bien en no meterse en la guerra por ser el más delgado y sacrificar así algunos elementos críticos como la batería.
La experiencia es fluida y, a simple vista, resulta difícil apreciar si hay una mejora respecto al M8. Todo se mueve muy fluido y a estas alturas es difícil esperar algo distinto. Tiempos de respuesta muy cortos y una experiencia de uso, a priori, muy bien cuidada.
HTC lleva tres generaciones con un planteamiento muy parecido. Los principales cambios se centran en aspectos que el usuario final no va a apreciar de primeras.
La capa de software también se ha pulido un poco. Se mantienen las señas de identidad de Sense pero se introducen también las líneas de diseño de Material Design. Más plano, más sencillo y siendo el contenido protagonista del espacio y no un montón de ribetes y adornos. Funciona bien y su feed en el escritorio sigue siendo útil para leer actualidad de forma rápida.
Pocos cambios a simple vista, no hay muchas aplicaciones nuevas y las principales novedades en software las encontramos con la cámara. Es pronto para evaluar si el paso a los 20 megapíxeles es acertado. La luz de la sala no nos ayuda a salir de dudas, el rango dinámico parece algo pobre pero cuando enfocamos en sitios con poca luz saca pocos detalles.
La que sí parece ofrecer más respuestas es la frontal. Aquí tenemos ultrapíxeles donde parece que tienen más sentidos. En las pruebas hechas, con una luz muy dura en el techo y en un escenario bastante oscuro, parece que tener los píxeles algo más grandes ayudan a tener más luz en interiores. Veremos de nuevo pero aquí parece que sí dan un salto sustancial.
Por lo demás parece que HTC renueva poco por fuera y actualiza por dentro para estar al día en especificaciones. Una buena pantalla, un diseño sobresaliente y una capa de software que parece sigue ofreciendo y no es un compromiso para el usuario. Las dudas: la cámara y la batería. El precio, y mantenerlo a lo largo del tiempo, puede acabar penalizándole respecto a sus competidores.
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