Samsung lleva marcando el ritmo de los móviles plegables desde el primer Samsung Galaxy Fold, es la principal marca de este segmento de productos, la que más ha innovado en paneles AMOLED flexibles y, por extensión, el primer fabricante que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en ese factor forma: teléfonos que duplican su tamaño original a fuerza de desdoblarse. Por eso no resulta extraño que los Samsung Galaxy Z Fold5 y Samsung Galaxy Z Flip5 estén llamados a protagonizar 2023: tienen el podio plegable garantizado. Y no sólo ese podio.
Basta que la gama flexible de Samsung se renueve para que automáticamente me pregunte: ¿habrá llegado el momento de comprarme uno? No voy a anticipar la respuesta, ya que no quiero desvelar el posible misterio, sí diré que estoy más tentado que nunca de hacerme con un Samsung Galaxy Z Fold5: es un móvil tan capaz y versátil que resulta una delicia pasar tiempo a solas con él. Su ausencia va a dejarme hueco, toda una paradoja.
Ficha técnica del Samsung Galaxy Z Fold5
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SAMSUNG GALAXY Z FOLD5 |
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Dimensiones y peso |
Plegado: 154,9 x 67,1 x 13,4 mm |
pantalla externa |
HD+ de 6,2 pulgadas 120 Hz |
pantalla principal |
QXGA+ de 7,6 pulgadas 1.750 nits |
procesador |
Qualcomm Snapdragon 8 Gen 2 for Galaxy GPU Adreno 740 |
almacenamiento |
256 / 512 GB 1 TB |
memoria ram |
12 GB |
cámara frontal |
10 MP, f/2.2 (pantalla exterior) |
cámara principal |
50 MP f/1.8, OIS |
batería |
4.400mAh |
conectividad |
5G SA/NSA |
sistema operativo |
One UI 5.1.1 |
otros |
Sensor de huellas en el lateral USB tipo C Altavoces estéreo |
precio |
Desde 1.909 euros |
Samsung Galaxy Z Fold5
Diseño: la mejora en el plegado es el principal cambio
Hace pocos meses pude analizar otro de los grandes móviles plegables del año: el Honor Magic Vs. Bastante similar en lo que a orientación del uso se refiere, Honor mejoraba por completo la apariencia exterior gracias a su conjunto de bisagras que favorecen un plegado sin huecos, con ambas alas del teléfono tocando toda la superficie. Este pequeño cambio en el diseño favorece en gran medida el aspecto exterior del plegable, lo hace más pulido, mucho mejor acabado. Y Samsung se ha decidido a recuperar el trono en ese punto con el Z Fold5.
El nuevo Fold se pliega sin dejar espacio para que se cuele suciedad en la zona cercana a las bisagras. Este cambio es notorio, por fin se aprecia plegable por completo. Y sin que esto proteja al Z Fold5 contra polvo y suciedad: el protagonista de esta review mantiene la certificación IPX8. No garantiza la protección contra el polvo a pesar de carecer un hueco visible, sí queda certificado contra el agua. ¿Que el Samsung Galaxy Z Fold5 se cae dentro de la piscina? En principio debería seguir funcionando, aunque yo no lo he probado. Sí lo metí bajo el grifo abierto sin que observara problema alguno.
Gracias a la notable mejora en el plegado, el Samsung Galaxy Z Fold5 reduce el grosor en 2,4 mm: dicho grosor ahora es uniforme. La construcción se aprecia de la más alta calidad con un cuerpo de aluminio robusto y sólido. También demuestra solidez una vez desplegado: la bisagra mantiene sujetas las pantallas en cualquier ángulo y de manera firme. Esto facilita el uso avanzado del teléfono, en especial activando el modo Flex. Hablaré de él en el apartado del software.
Los botones se sitúan en el costado derecho del móvil, ofrece el USB C en una de las alas inferiores, dispone de doble altavoz frontal en los cantos superior e inferior del otro ala, equipa cuatro micrófonos en todo el contorno y la bandeja para la doble nano SIM se sitúa en el borde izquierdo, justo opuesta al conjunto de botones. Éstos quedan al alcance del dedo pulgar; accesibles a pesar de que se hace casi muy difícil subir el volumen del Samsung Galaxy Z Fold5 con una mano (plegado, si se despliega se requieren sí o sí ambas extremidades).
El botón de encendido, que Samsung aprovecha para combinarlo con el lector de huellas, sobresale ligeramente del cuerpo para ayudar a encontrarlo con el tacto. Y resulta algo pequeño para que lea la huella a la primera: hay que posicionar bien el dedo si no se desea repetir la lectura. Con la funda del S Pen se hace muy difícil desbloquear el móvil con la huella si éste se encuentra plegado.
Desplegado, el nuevo Fold mantiene unas dimensiones, peso, diseño y grosor muy similares al modelo previo, resulta muy difícil diferenciarlos. Todo lo contrario de lo que ocurre con el móvil plegado: la mayor eficiencia de la bisagra hace que sea más cómodo que nunca manejar el Z Fold5 como si fuera un smartphone normal no plegable. Durante mi análisis lo he utilizado en mayor medida plegado que sin plegar, y eso que el formato tan alargado hace algo molesto el uso de algunas aplicaciones.
El movimiento de despliegue no me ha dado inconvenientes: pese a que hay que hacer algo de fuerza, abrir el Samsung Galaxy Z Fold5 es bien fácil y no ofrece excesiva resistencia. Sucede lo mismo durante el cierre, aunque esto suele acarrear un inconveniente: la posición natural es la de ejercer fuerza con los pulgares sobre la pantalla flexible; lo que termina con ese panel lleno de huellas. Son más difíciles de retirar que las del panel exterior, bastante más limpio.
La nueva bisagra Flex del Fold5 ha sido revisada para que reduzca el estrés sobre la pantalla; reduciendo a su vez la curvatura. Según Samsung, esto debería arrojar más años de uso: la marca garantiza la integridad de los componentes hasta 200.000 plegados en cinco años de uso; lo que equivale a unos cien diarios. Bajo mi uso, diría que no despliego tanto el teléfono, ya que la pantalla exterior se basta y se sobra para aquellas tareas de consulta que non requieran excesiva interacción.
El Galaxy Z Fold5 mantiene la protección contra polvo y agua, pero no aparece protegido contra la suciedad. A simple vista no parece que pueda colarse nada al interior, todo aparenta un sellado perfecto. Incluso las dos caras de la pantalla al cerrarse; por más que siga existiendo un hueco mínimo: puesto el Fold5 a contraluz, se aprecia como traspasa algo de claridad. Pese a que el cierre no sea completamente estanco, es un enorme paso con respecto al Samsung Galaxy Z Fold4. Y sin que se aplique mayor presión al pliegue de la pantalla: como decía, la nueva bisagra Flex curva en menor medida el área central del panel.
Por detrás se deja ver el módulo fotográfico trasero con los tres objetivos sobresaliendo algo más de un milímetro del cuerpo. Esto desequilibra el Samsung Galaxy Z Fold5 cuando el teléfono se asienta sobre la mesa, aunque no me parece exagerado teniendo en cuenta que el grosor del móvil es muy fino. Y sin que pierda capacidades de captura, como destacaré en el pertinente apartado de cámara.
No existe un salto notorio en materiales, tacto y construcción, pero es que Samsung ya había logrado un móvil plegable de gran categoría. Con la mejora en diseño que supone el plegado sin huecos visibles la marca refina el aspecto en el punto donde más andan incidiendo marcas como Xiaomi o Honor. Y es que Samsung marca carácter en cada milímetro del Galaxy Z Fold5, no siempre para bien.
Pantallas: si ya son buenas no las toques
El alma de todo móvil plegable es su pantalla interior de tipo flexible (o exterior si se trata de un Huawei Mate X). Samsung, una de las marcas pioneras en los smartphones que amplían su superficie útil a costa de desplegarse, lleva siendo líder en paneles AMOLED flexibles desde antes de que apareciese el primer Samsung Galaxy Note Edge, ya que el mítico Samsung Galaxy Round incorporaba una pantalla curvada con aspiraciones de contorsionista. Con la familia Galaxy Fold puso en práctica toda esa experiencia apoyándose en un elemento clave: la bisagra Flex.
Ya he detallado que uno de los cambios principales de la nueva generación es la nueva bisagra y su pliegue con menor presión aplicada al panel; que, de rebote, permite ahuyentar el molesto espacio entre alas que lleva aquejando a los móviles de la familia desde el primer Samsung Galaxy Fold. Por contra, las pantallas en sí no han evolucionado en exceso, al menos en lo que corresponde a las características de hardware: el Z Fold5 no cambia en términos de hardware con respecto a la generación previa, el Samsung Galaxy Z Fold4.
Tanto la pantalla interior como la externa presentan una impresionante calidad con nitidez y calibración de color perfectas: son una delicia para la vista, tanto para reproducir contenido multimedia como para administrar los controles de cámara en exteriores. En este punto, y pese a que el brillo es muy alto (Samsung clama picos de 1.750 nits para el panel interno y de 800 nits para el externo), me he encontrado con alguna dificultad haciendo fotos a pleno sol: el brillo de la pantalla podría haber sido más alto. Reproduciendo contenido en HDR es cuando realmente salen a relucir los valores altos de brillo. Y con otro punto digno de reseña: el brillo mínimo es realmente mínimo, usar el Fold5 en completa oscuridad no deslumbra.
La pantalla externa se basta y se sobra para ofrecer una experiencia completa sin tener que desplegar el teléfono. Eso sí, el ratio 23,1:9 es tan alargado que no todas las aplicaciones aprovechan a la perfección la superficie. También dificulta el uso superior de la pantalla a la hora de sostener el móvil con una sola mano; sin que me haya encontrado con más inconvenientes que algunos tirones en el desplazamiento vertical: los 120 Hz de refresco máximo garantizan fluidez en las animaciones de sistema y la mayoría de apps, pero no todas fluyen en la misma medida. X (Twitter) es un buen ejemplo.
Al desplegar el teléfono, todo lo que se estuviera haciendo en la pantalla exterior pasa a la interior, también al contrario (salvo excepciones con algunas apps no adaptadas). El uso del panel interior garantiza una mayor superficie de uso gracias a las 7,6 pulgadas con ratio 5:6. Este ratio hace que los vídeos presenten unas incómodas bandas negras arriba y abajo, aunque se aprovecha perfectamente en el software de edición, de dibujo y en aquellos juegos que estén correctamente adaptados al ratio y a la diagonal. Por ejemplo, jugar a Genshin Impact o PUBG en 7,6 pulgadas, con los gráficos extendiéndose a cada milímetro del panel, es una absoluta delicia.
El tacto de la pantalla interior del Samsung Galaxy Z Fold5 es plástico debido al protector de pantalla con el que la marca cubre su superficie (no hay que retirarlo). Dada la fragilidad de este elemento, hay que extremar la precaución al marcar el dedo, sobre todo con la uña: es fácil dejar una marca que termine por no desaparecer. También la superficie retiene en buena medida las huellas, todo un problema a la hora de cerrar el teléfono: como dije en el apartado del diseño, el gesto habitual implica ejercer presión con los dedos sobre el panel para así reducir la tablet a tamaño smartphone. Mantener el interior limpio es misión imposible.
Samsung ofrece una alta tasa de refresco adaptable hasta 120 Hz para ambas pantallas, permite personalizar los ajustes de color (el modo natural es muy bueno), la exterior queda protegida por cristal Corning Gorilla Glass Victus 2 y la interior es compatible con el S Pen Pro y el vendido específicamente para el Fold5. El uso del panel flexible con el lápiz es una maravilla, me ha recordado a mi Samsung Galaxy Note 20 Ultra. Aunque requiere de mucho más cuidado, porque cualquier exceso de presión puede dejar una marca permanente.
Andar a caballo entre ambas pantallas, y siempre que esté activado «Pasar apps a pantalla frontal», permite disfrutar de la misma aplicación teniendo más o menos superficie de uso. Por mi experiencia de varias semanas, este uso «híbrido» no implica más inconveniente que la ya habitual cresta en la zona de la bisagra: ésta me ha parecido igual de profunda que los modelos anteriores. Terminé acostumbrándome, igual que cuando he probado otros móviles plegables, pero está ahí. Hay que convivir con ella.
Las pantallas del Samsung Galaxy Z Fold5 no han evolucionado con respecto al Fold4, pero es que ya en ese teléfono eran realmente buenas. Nítidas, perfectamente calibradas en perfil de color, personalizables en saturación, brillantes cuando la situación lo requiere, oscuros cuando no, la fluidez es muy alta salvo en apps no adaptadas y la respuesta al tacto es inmediata: los paneles AMOLED están a la altura de un móvil premium. Y no es lo único.
Sonido: espectacular en potencia y calidad
Samsung acostumbra a destacar el sonido en todos sus móviles, incluso en los de gama más baja. Por lo que, cuando pulsé el botón de «play», esperaba encontrarme con un audio nítido y potente. Me sorprendió para bien, el Samsung Galaxy Z Fold5 suena casi como un altavoz Bluetooth de potencia moderada, con enorme nitidez incluso a máximo volumen. Y sin distorsión alguna en los agudos, todo un mérito.
Hacer sonar los altavoces externos del teléfono es una absoluta delicia, tanto da que en pantalla haya un juego, el último capítulo de una serie de Netflix o la lista musical de turno. Con una presión sonora que alcanza los 90 Db (medidos en el teléfono usando una app de sonómetro), el Samsung Galaxy Z Fold5 se escucha de escándalo. Y con un refuerzo de bajos también impresionante, las explosiones se sienten casi como cayeran al lado.
Los altavoces externos son estéreo y se sitúan uno en el canto superior y el otro en el inferior, ambos en el ala izquierda del teléfono. Esto tiene una desventaja: subir el volumen con el Fold5 desplegado transmite la vibración de la altavoces sólo a la mano izquierda, la experiencia queda ligeramente descompensada. Es más un problema de percepción, pero está ahí. Y con la habitual carencia del jack de audio, también con otra a la que Samsung acostumbra: la salida de audio del USB C es digital, por lo que se requieren auriculares con DAC externo (o adaptador que incluya dicho DAC).
La experiencia sonora usando auriculares con cable es excelente: a la altura de lo que podría esperar en un móvil de su categoría. Equilibrado, con ecualizador a nivel de software y con mejoras de audio incorporadas, incluido Dolby Atmos. Además, las opciones de sonido ofrecen un añadido para los dispositivos con cable: optimizado UHQ. Este modo automático añade mayor riqueza a la escucha profundizando en los matices y con mejoras en los agudos. Es un buen complemento.
Aparte del cable y de los altavoces incorporados, el Samsung Galaxy Z Fold5 transmite audio de gran calidad a través del Bluetooth. Compatible con Dolby Atmos, el sonido se aprecia de gran calidad, es personalizable gracias al ecualizador y se conecta a los auriculares a través de una buena colección de protocolos: SBC, AAC, LDAC, aptX y el propio de Samsung, SSC.
La factura multimedia eleva un listón ya de por sí alto: la reproducción de contenido es de nota. Y sin que el rendimiento ponga la más mínima zancadilla: el Samsung Galaxy Z Fold5 se aúpa al podio de los Android con mayor potencia de 2023 por méritos propios.
Rendimiento: capaz de todo, aunque con un problema
Cualquier móvil de 2023 que incluya en su interior un Snapdragon 8 Gen 2 es garantía de que podrá con cualquier cosa que le echen. Ya puede ser un juego con altos requerimientos gráficos como la más que necesitada multitarea, sobre todo en un dispositivos plegable: el SoC más reciente de Qualcomm es perfectamente apto. Y con las mejoras aplicadas por Samsung para ampliar el rendimiento.
Es muy potente cuando toca, el gasto energético se gestiona a la perfección, no he encontrado que se caliente en exceso más allá de lo lógico y la fluidez es elevada. Con multitarea instantánea: las apps se mantienen en segundo plano sin cierres y sin que saltar entre ellas implique más que unas décimas de segundo. Pese a que el software de Samsung es pesado, One UI 5.1.1 no lastra en absoluto el rendimiento.
El Snapdragon 8 gen 2 del Samsung Galaxy Z Fold5 tiene todos los números para convertirse en uno de los elementos clave del teléfono, pero atesora un serio problema: el SoC no puede sostener la máxima potencia por demasiado tiempo. El sistema recorta las capacidades del hardware en vías de contener la temperatura y el consumo; lo que refleja caídas importantes en el rendimiento con un «throttling» o estrangulamiento que empaña el buen hacer del Fold5. Aun así, no es algo que se aprecie en el uso habitual, sí con el abuso sostenido de la GPU.
A continuación queda la tabla de benchmarks con los datos puestos cara a cara contra la competencia.
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SAMSUNG GALAXY Z FOLD5 |
SAMSUNG GALAXY Z FOLD4 |
Honor magic vs |
SAMSUNG GALAXY S23+ |
ONEPLUS 11 |
IPHONE 14 PRO |
---|---|---|---|---|---|---|
PROCESADOR |
Snapdragon 8+ Gen 2 |
Snapdragon 8+ Gen 1 |
Snapdragon 8+ Gen 1 |
Snapdragon 8 Gen 2 (for Galaxy) |
Snapdragon 8 Gen 2 |
Apple A16 Bionic |
RAM |
12 GB |
12 GB |
12 GB |
8 GB |
16 GB |
6 GB |
GEEKBENCH 5/6 (SINGLE/MULTI) |
2.013 / 5.331 (6) |
1.123 / 3.894 (5) |
1.716 / 4.371 (6) |
2.019 / 5.308 (6) |
1.176 / 4.960 (5) |
2.508 / 6.306 (6) |
3D MARK Wild Life Unlimited |
14.412 |
9.126 |
10.712 |
14.250 |
14.018 |
12.344 |
3D MARK Wild Life Stress Unlimited |
13.902 / 7.032 |
9.616 / 3.753 |
- |
14.018 / 13.968 |
14.250 / 11.186 |
12.344 / 7.931 |
PCMARK WORK |
15.332 |
16.456 |
15.035 |
15.823 |
11.406 |
- |
La memoria y el almacenamiento son rápidos y holgados, funciona de manera veloz bajo redes móviles y WiFi, incluye doble nano SIM sin opción a expandir la capacidad por tarjeta SD, opción a incorporar una eSIM, incluye conectividad UWB para localizar de manera precisa los accesorios, dispone de NFC con Samsung Wallet y el siempre bienvenido modo de escritorio gracias a Samsung DeX. No será por falta de posibilidades.
Batería: bastante bien para ser un plegable
No hay diferencias en cuanto a capacidad de la batería de nuestro protagonista con respecto al modelo previo: 4.400 mAh que rinden mucho mejor de lo que parecen gracias a la eficiencia del Snapdragon 8 Gen 2. Si bien su hermano, el Samsung Galaxy Z Flip5, sufre especialmente para llegar holgado al final del día, el Fold de 2023 no tiene ningún problema para ello. Incluso aunque se use mayoritariamente la pantalla interior: el día y medio con un uso avanzado ha sido lo habitual.
Con juegos de alta carga gráfica el tiempo encendido se resiente, esto es algo obvio, también se eleva la temperatura del teléfono. Aunque no he apreciado excesivo calor en el Samsung Galaxy Z Fold5, ni siquiera tras encadenar las distintas pruebas de estrés a través de los benchmarks: los disipadores pasivos de temperatura hacen un buen trabajo (y el «throttling», claro). También la eficiencia del panel flexible es bastante alta: las siete horas combinadas con el panel exterior son más que habituales, incluso reproduciendo básicamente streaming.
Samsung mantiene todos los tipos de carga en el nuevo Fold: con cable (25 W), carga inalámbrica rápida (hasta 15 W) y carga inalámbrica reversibles (5 W). En este punto, creo importante reseñar el hecho de que el Fold5 ni trae cargador alguno en el paquete ni lo ofrece Samsung incluido en caso de necesitarlo: lo de retirar el cargador en un móvil de casi 2.000 euros que, encima, es más delicado de lo normal, me sigue sin parecer lógico. Eso sí, se ha convertido en lo habitual.
Para las pruebas, y dado que el Samsung Galaxy Z Fold5 viene sin cargador en la caja, he utilizado uno de Motorola a 125 W compatible con Power Delivery 3.0. Samsung asegura que su plegable carga a 25 W, dato que puedo corroborar: en las mediciones tomadas en el enchufe, la potencia alcanzó un máximo de 30 W; con rangos que descienden hasta los 5 W durante el último tramo de carga. Los tiempos quedan tal que así:
- 5 minutos de carga: 9 % de batería (30 W).
- 10 minutos de carga: 19 % de batería (30 W).
- 20 minutos de carga: 38 % de batería (28 W).
- 30 minutos de carga: 59 % de batería (28 W).
- 50 minutos de carga: 83 % de batería (21 W).
- Total: 1 hora y 18 minutos.
Software: el mejor acercamiento al valor extra que debe tener un plegable
Que un móvil se convierta en tablet supone de por sí una ventaja, pero no es lo único que debería aportar el factor forma. Sobre todo en smartphones como el que ha ocupado mi bolsillo las últimas semanas: por el precio, sus compradores merecen un software capaz de añadir ventajas exclusivas con las que sacarle provecho a un panel extensible. Y he de decir que Samsung es la que más se acerca a dichas ventajas, el Fold5 es un claro representante de que un móvil plegable puede ser mucho más que una tablet convertible.
Quien haya usado un Samsung ya sabe cómo es One UI: la marca personaliza hasta el más mínimo rincón la interfaz engrosando el cajón de aplicaciones con una nutrida variedad de software añadido. Apps de Facebook, de Microsoft y la habitual duplicidad que aporta el software propio de Samsung: una segunda tienda, segundo navegador, segunda app de mensajes... La mayor parte de este «bloatware» puede desinstalarse sin problemas, aunque requiere su tiempo de dedicación. Y sin que me haya encontrado el más mínimo lastre en términos de rendimiento, que One UI fluye perfectamente.
La pesadez de One UI es habitual, también es destacable lo bien actualizado que se mantiene el teléfono: no sólo está al día a la hora de venderse, Samsung es de las marcas que mejor y más puntualmente actualizan sus móviles de alta gama. Sobre el papel, Samsung garantiza el Galaxy Z Fold5 con cuatro actualizaciones clave de Android (junto con One UI) y cinco años de actualizaciones de seguridad. Con la inminente salida de Android 14 los compradores de este plegable partirán con algo de desventaja, los tiempos juegan en su contra.
El software base no se diferencia en exceso de un Samsung Galaxy S23 Ultra, por ejemplo, ya que el Fold 5 incluye un software similar y compatibilidad con el S Pen (el Fold5 trae de serie todas las apps de notas, recortes y funciones añadidas del stylus). Eso sí, desplegar la pantalla del Fold es otra historia, aquí es donde Samsung añade valor a la experiencia.
La apertura del teléfono implica la adaptación del software a las dimensiones de tablet, lo mismo al revés: One UI permite forzar este funcionamiento en todas las apps (sin que esté garantizado que funcione, algunas no se encuentran adaptadas). El móvil admite múltiples ventanas flotantes, uso de multiventana en paralelo, la reproducción multimedia se adapta al ángulo de plegado y hasta existe un modo de fotografía que permite aprovechar las cámaras traseras para autorretrato: el Selfie. Además, Samsung extiende el uso del teléfono a medio plegar con una de las opciones que más me gustan del Fold: Flex con touchpad en la zona inferior del móvil.
Al dejar a medio plegar el Samsung Galaxy Z Fold 5 la aplicación pasa a la parte superior del teléfono mientras la zona inferior se convierte en un touchpad. Esto permite usar Android al completo como si fuera un ordenador, aspecto que otorga ciertas ventajas en determinadas situaciones. Mucho más cómodo para hacer presentaciones, por ejemplo, también para controlar algunos juegos. Y pulsando sobre el botón de maximizar la aplicación se ejecuta en toda la superficie: los saltos en el modo Flex son inmediatos y sin el más mínimo lastre.
Aparte de Flex para jugar con el ángulo de plegado del Samsung Galaxy Z Fold5 (también es muy útil para hacer fotos de larga exposición), el plegable carga un entorno de escritorio con sólo conectar el móvil a un monitor externo: ya sea por USB C o en modo inalámbrico. DeX permite la ejecución de todas las apps Android en un entorno perfectamente adaptado al uso como ordenador, es el punto extra que eleva las posibilidades ofimáticas del plegable. Salir de viaje sólo con el teléfono y sin perder la opción de conectarlo a un monitor, todo un valor añadido que hace algo más rentable la compra.
Flex no cambia por completo la experiencia de uso, pero sí que amplía las posibilidades para añadir sentido a una pantalla plegable. Es una de las opciones de One UI que más me han gustado, incluso pese a bordear la frontera de la anécdota: demuestra un esfuerzo por distinguirse en el mundo de los plegables, un terreno al que más y más marcas van apuntándose.
Fotografía: un plegable también puede hacer buenas fotos
No suele haber móviles que destaquen en todos los campos, sobre todo cuando incluyen un elemento que les diferencia ampliamente del resto. Es lo que acostumbra a ocurrir con los smartphones plegables, el apartado de la fotografía tiende a quedar algo por debajo en comparación con las posibilidades que ofrece un gama premium de pantalla no flexible. Y no puedo decir que el Samsung Galaxy Z Fold5 se equipare en capacidad al Samsung Galaxy S23 Ultra, pero sí que se mantiene como uno de los mejores móviles fotográficos que he probado este 2023. Para ser un plegable me parece todo un acierto.
Comencemos por el hardware de captura, veamos con qué cuenta nuestro protagonista de análisis.
- Cámara principal de 50 megapíxeles. Sensor de 1/1,56 pulgadas, apertura f/1.8, tamaño de 1,0 µm para cada píxel, OIS y autoenfoque Dual Pixel.
- Cámara gran angular de 12 megapíxeles. Sensor de 1/3,06 pulgadas, apertura f/2.2 y tamaño de 1,12 para cada píxel.
- Cámara telefoto de 10 megapíxeles. Sensor de 1/3,94 pulgadas, apertura f/2.4, tamaño de 1,0 µm para cada píxel y OIS.
- Cámara frontal en la pantalla exterior de 10 megapíxeles. Sensor de 1/3 pulgadas, apertura f/2.2 y tamaño de 1,22 µm para cada píxel.
- Cámara frontal bajo la pantalla interior de 16 megapíxeles. Sensor de 1/3 pulgadas, apertura f/1.8 y tamaño de 1 µm para cada píxel.
Las cámaras no han cambiado con respecto al Samsung Galaxy Z Fold4, por lo que resultados son parecidos. En términos generales, la calidad es muy buena, el Galaxy Z Fold5 rescata suficiente luz incluso de escenas oscuras, a pleno día mantiene un gran rango dinámico gracias al HDR y las tomas ofrecen detalle incluso con varios niveles de zoom. Los 50 megapíxeles del sensor ISOCELL GN3 se comportan como un auténtico todoterreno.
Cero problemas en exteriores y con abundante iluminación, incluso cuando existe un alto contraste con las sombras: el HDR ejerce su trabajo para elevar el rango dinámico sin sobreexponer las áreas con luz. Buen equilibrio de texturas, alto nivel de detalle, balance de blancos correcto y colores suficientemente naturales. Eso sí, el objetivo deforma la imagen en los extremos sin que el procesado termine de corregirlo por completo: se aprecia especialmente en los espacios abiertos.
En la foto nocturna se aprecia el gran trabajo rescatando luz hasta de las áreas más oscuras; a costa de lavar la imagen y aplicar las habituales acuarelas. Aun así, el procesado mantiene más detalle del que parece en segundo plano, una constante en las tomas con la cámara principal.
El gran angular es el más flojo de la ecuación trasera, sus capturas arrojan menor nitidez, también es menos luminoso. El procesado iguala el rango dinámico, el salto entre cámaras es transparente, Samsung mantiene los rangos de saturación y temperatura de color y, como norma general, el procesado acostumbra a marcar un balance de blancos algo cálido. En cuanto a deformación de la lente, la app de cámara hace buen trabajo en los extremos, aunque suele apreciarse un ligero forzado de la perspectiva.
El telefoto posee un objetivo con óptica 3x que, gracias al zoom digital y al recogerte sobre los 50 megapíxeles naturales del sensor principal, logra una ampliación de hasta 30x (10x en el modo noche). Con tanto nivel de zoom las tomas se resienten en nitidez, como es habitual, aunque no obtiene malos resultados recatando tomas complicadas, sobre todo de día. Aparte de la citada nitidez y pixelado de contornos, las fotos con zoom resaltan el contraste con un «sharpening» que puede hacerse muy marcado.
Samsung incluye en One UI 5.1.1 una aplicación de cámara soberbia que no sólo ofrece toneladas de opciones lúdicas y la Inteligencia Artificial para sugerir correcciones de plano y de escena, también permite ir más allá de la toma automática con un modo Pro que es una delicia. No sólo eso, el Samsung Galaxy Z Fold5 hace gala de la aplicación Expert RAW, una app que exprime todas las posibilidades del hardware para obtener tomas con unas posibilidades enormes de edición. Disparar en RAW a los 50 megapíxeles máximos del sensor principal es casi como salir de excursión con una réflex del tamaño de un móvil, siempre salvando las lógicas distancias entre un dispositivo exclusivo para fotografía y un smartphone.
La versatilidad fotográfica se nota especialmente a la hora de hacer autorretratos, ya que el Samsung Galaxy Z Fold dispone de tres maneras distintas de tomar selfies.
- La cámara frontal, situada bajo un agujero de la pantalla externa, obtiene fotos de buena calidad con suficiente iluminación, sufre conforme sube la oscuridad y tiende a procesar la imagen con una ligera subexposición. Los rostros son bastante naturales.
- La cámara bajo la pantalla flexible no es precisamente apta para la toma de selfies: las fotos acostumbran a quedar ligeramente diluidas por el halo que provoca el panel. Además, no es que la postura sea precisamente cómoda.
- Samsung incluye una tercera vía de autorretrato que aparece remarcada en la esquina superior izquierda de la interfaz de cámara: «Selfie». La postura de fotografiado no es cómoda ya que hay que mantener el móvil abierto, pero los resultados valen la pena: las automotor con la cámara principal son de una calidad superior.
En esta galería de Google Fotos se encuentran las tomas obtenidas por el Samsung Galaxy Z Fold5 sin retocar y en su tamaño original.
Si la fotografía se encuentra a un excelente nivel, la grabación de vídeo no se queda atrás: aparte de incluir innumerables opciones de registro en la app principal, Samsung añade modo Pro para equiparar el Galaxy Z Fold5 a una suerte de cámara profesional de grabación (de nuevo salvando las lógicas distancias de tamaño y especialización del hardware). Con dicho modo pueden ajustarse los valores manuales, registrar en HDR10+, existe la opción de ajustar los micros para orientar la grabación de audio y hasta es compatible con micrófonos Bluetooth.
La grabación de vídeo es muy estable con la cámara principal incluso grabando en la máxima resolución: 8K y 30 fps. La resolución 4K admite 60 fps para la cámara principal y telefoto; con opción a gran angular para 4K 30 fps e inferiores. Las grabaciones son fluidas, mantienen un alto nivel de detalle, el seguimiento del objeto garantiza mantener en foco incluso a los niños jugando y el móvil no se calienta en exceso mientras graba. Con varios minutos en 8K y 4K la elevación de la temperatura comienza a ser notoria.
A continuación dejo unos cuantos vídeos tomados por el Samsung Galaxy Z Fold5 en un variado rango de situaciones.
Samsung Galaxy Z Fold5, la opinión de Xataka
Es un gama premium con todas las de la ley, el mayor representante del segmento plegable, el faro a seguir por el resto de marcas en lo que respecta a ese factor forma: el de los móviles que se despliegan para hacerse tablet. Con la máxima potencia disponible, y obteniendo un sobresaliente en casi todos los apartados, me quedan cero dudas de que el Samsung Galaxy Z Fold5 es uno de los teléfonos del año. Tampoco albergo dudas de que no es un móvil ni para mí ni para la mayoría.
No se queda corto en ningún momento, puede utilizarse de manera cómoda sólo con la pantalla exterior y saca pecho en sonido, consumo multimedia, multitarea y hasta en fotografía. Inicié el camino con miedo a encontrarme con un teléfono tan frágil como delicado, pero resultó ser un puro todoterreno. Eso sí, durante unas pocas semanas, que la verdadera prueba de fuego para el Samsung Galaxy Z Fold5 es el paso del tiempo. La nueva bisagra y la menor presión sobre la pantalla flexible deberían aportar garantías, pero me es imposible comprobarlo de primera mano.
Tengo muy claro que no es un móvil para mí a pesar de que lo voy a echar de menos: esa versatilidad me gana. Saber que puedo saltar de la pantalla exterior a la de dentro multiplicando por dos la superficie, que tengo la opción de disfrutar con el control de Flex o el siempre bienvenido stylus hace que el Galaxy Z Fold5 gane el trofeo de los «¿y si?». Porque, igual que acumulamos aplicaciones en el móvil por si algún día las usamos, sin que acostumbre a llegar ese momento, una pantalla que se despliega puede terminar en la vía muerta de aquello que se deja de usar porque implica un tiempo extra aprovecharlo. ¿Que hay quien realmente vaya a sacarle partido? Si el presupuesto no es un problema, adelante.
Tiene defectos objetivos; como la habitual cresta, el exceso de bloatware que añade One UI, venir sin cargador en la caja (o un descuento equivalente, Samsung no debería cobrar el cargador a quien lo necesite), carecer de audio analógico en la salida USB-C, que un móvil de casi 2.000 euros tenga una carga rápida tan ridícula, tampoco no es de recibo el marcado estrangulamiento del procesador. Inconvenientes reseñables que se difuminan ante la excelente factura del móvil: el Samsung Galaxy Z Fold5 es una obra de ingeniería al alcance muy pocos fabricantes. Y de menos bolsillos.
Pese a sus defectos, y dada la mínima evolución entre iteraciones, queda claro que el mercado de los plegables comienza a madurar. Y eso es una gran noticia: el Samsung Galaxy Z Fold5 no deja indiferente a nadie. Garantizado.
9,0
A favor
- La mejora en la bisagra hace que por fin se pliegue reduciendo el grosor al mínimo.
- La apuesta fotográfica es realmente sólida.
- Las personalizaciones de software añaden sentido al factor plegable.
En contra
- La carga rápida es demasiado lenta para un móvil de su categoría.
- La marca del pliegue sigue siendo muy pronunciada.
- El procesador es muy potente, pero es incapaz de mantener esa potencia de manera sostenida.
Samsung Galaxy Z Fold5
El dispositivo ha sido cedido para la prueba por parte de Samsung. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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