Siempre se sabe todo de ellos pero siempre sigue habiendo expectación. Cada remesa de iPhone se renueva lo suficiente como para que haya muchas ganas de hincarle el diente, especialmente cuando parte de las novedades son un nuevo diseño y un gran cambio a nivel de cámaras, y os contamos qué nos parece todo eso y más en las primeras impresiones del iPhone 11 Pro.
La marca ha repetido jugada con respecto al año pasado y han sido tres los nuevos terminales de Apple, aunque uniendo un poco más al que era ese hermano gigante y pequeño a la vez (y más básico). Dentro de esa nueva familia, los dos Pro son prácticamente iguales variando en dimensiones, pantalla y batería, y el que hemos podido probar es el más contenido, os contamos qué tal.
La primera impresión no siempre es lo que cuenta: la realidad es mucho más atractiva que los renders
Cuando lo nuevo se repite hasta la saciedad ya no resulta tan novedoso, aunque sea una tendencia actual, y es lo que empieza a ocurrir con las traseras holográficas y con destellos innumerables. Quizás atendiendo a esta moda, que vemos en smartphones como el reciente Samsung Galaxy Note 10+, el Redmi Note 8 y otros muchos, y la de los degradados como el del OnePlus 7 Pro o el más reciente aún Huawei Mate 30 Pro, Apple ha dicho que se acabó la trasera acristalada con brillo de los iPhone X, iPhone XR y iPhone XS, al menos para este modelo.
Y el cambio se nota el momento que se sostiene. Los nuevos iPhone mantienen el cristal, pero en el Pro el acabado es en mate para todo el cuerpo a excepción del módulo de las cámaras, que queda en brillo. Y este cristal en mate es algo que se agradece visualmente, a nivel de tacto y en cuanto a las huellas dactilares.
Sin touchID (de momento), no hay más botones físicos que el de encendido/bloqueo y los de volumen, sin cambios y colocados en el borde de aluminio con brillo. En la base el Lightning, algo más anacrónico desde que ya hay iPad con USB tipo C, pero en todo caso centrado y entre las salidas para el micro y el altavoz principal.
Así, con este nuevo acabado el móvil se sostiene mejor, no resbala y no se ensucia, y aporta ese toque distinto que a quienes no acababa de convencer la imposición de las traseras con cristal y brillo (y quizás a más público). Lo que también sorprende para bien es el tamaño: entre tanto gigante es una brisa de aire fresco, cómodo, compacto y relativamente fino.
No podemos olvidar añadir un par de apuntes a dos cambios estéticos de relativa importancia: los colores y el módulo. Los renders (e incluso las fotografías que hemos ido viendo) muestran un verde sutil, pero claramente verde, y lo cierto es que "en persona" apenas se aprecia ese matiz y parece un gris oscuro. En esto (y con más razón) para gusto, colores, pero al no ser un tono tan diferenciado y más discreto es posible que guste a más tipos de usuario (quienes buscan algo más discreto, por ejemplo).
Por su lado, el módulo de cámaras representa el mayor cambio de diseño del terminal con respecto a lo anterior (pasa de ser un módulo vertical a uno cuadrado, que además contrasta con el resto de trasera al ser en brillo y no en mate, a la inversa del iPhone 11). Es bastante chocante y llamativo, pero la verdad es que está aplicado con algo más de gusto de lo que parecía en los renders oficiales (de nuevo). Hablando de manera más coloquial y clara: no queda tan "pegote" como esperábamos y al mantener el tono de los bordes al final es una buena solución para integrarlo.
Es difícil saber si a la larga nos resultaría pesado probándolo por un tiempo limitado, pero no da la sensación de que pueda cansar como sí ocurre con móviles que pasan de los 210 gramos. En cuanto a estas sensaciones influye por supuesto a qué tamaño de móvil estemos habituados, y teniendo en cuenta lo que ha aumentado la diagonal media con los últimos años puede hasta parecernos "demasiado" pequeño, pero a priori es casi la sensación que solemos tener también con los Galaxy S: el volumen y la superficie del frontal están bien aprovechados y hay un buen trabajo de compactación, que se traduce en una sensación agradable al agarre.
Hablando del frontal, los iPhone 11 siguen con el notch grande (al incluir todo lo necesario para el Face ID, pero sí es cierto que se aprecia cierta reducción, teniendo unos marcos que no parecen distar mucho de los del XS. La sensación de "todo pantalla" no se logra tanto como con otras soluciones como los módulos retráctiles, como puede ser el OPPO Reno 10x Zoom, con unos marcos que hoy en día son considerables, pero tampoco resulta dramático y al haber reducido el notch la interfaz se adapta mejor al estar más cercana en altura que la barra de estado.
Nos falta probar bastante más la pantalla, pero el ajuste de brillo automático parece trabajar bien así como el True Tone. También parece ser un panel de calidad, con buen contraste, saturación equilibrada y suficiente resolución, aunque viene algo fría de fábrica (es decir, con el True Tone desactivado) y no se puede ajustar manualmente.
Buenas sensaciones a nivel de rendimiento y potencia
Los iPhone 11 estrenan el Apple A13 Bionic, un procesador que sobre el papel promete más potencia, mejor rendimiento y gestión del consumo que su predecesor y que la competencia actual. No podemos detallar mucho a este nivel con el breve test que supone una toma de contacto, pero a nivel de juegos, edición de vídeo y alguna otra tarea más exigente que hemos podido ejecutar no ha habido ningún parón o signo de que los componentes den un rendimiento por debajo de lo esperado.
Tenga 4 ó 6 GB de RAM (que seguro aún no se sabe), parece suficiente para un uso medianamente exigente. La temperatura que alcanza en el exterior tras un rato no es llamativa tras jugar y manejarlo en general, y a nivel de sistema tanto la multitarea como las transiciones se suceden con normalidad y sin lag.
A nivel de multimedia y visualización de contenidos de momento la experiencia es aceptable, aunque con matices. Cierto es que tras ver contenidos con móviles de mayor diagonal y menos marcos se tiene cierta sensación de "viejo conocido" (sobre todo al abrir la app de cámara y ver que el campo de visión ocupa relativamente poco), pero a nivel de nitidez, color y sonido las sensaciones son positivas.
Del sonido y de la autonomía es quizás de lo que menos profundamente podamos hablar. Se agradece el sonido estéreo y a priori no se aprecian vibraciones en el chasis o artefactos en la emisión de sonido, y a falta de un análisis más profundo da la sensación de que como ocurre de manera casi histórica la salida de audio por altavoces cumple con el mínimo exigido en un tope de gama con sonido estéreo.
Obviamente, no podemos comentar mucho sobre la autonomía y el consumo en general de la batería. Hemos visto que a nivel de ajustes no ha habido apenas cambios con respecto a lo anterior, y cabe esperar que con una batería de mayor miliamperaje, componentes más eficientes y un nuevo sistema operativo (que en teoría debería implicar algo de depuración y un consumo más limpio en segundo plano) obtengamos una mejor autonomía media que con el iPhone XS.
La cámara trasera vitaminada (y la app más)
En cuanto a iOS 13 es pronto para valorar las novedades que aporta con respecto a iOS 12. En general la sensación en este primer contacto es que no ha sido una evolución grande.
Pero sí nos ha dado tiempo a toquetear la app de cámara y ver que se mantiene en un plano intermedio a nivel de evolución: se adapta a la nueva cámara e integra los nuevos modos, pero los ajustes siguen estando en los de sistema (y esto es muy, muy incómodo).
La mayoría de añadidos los vemos a primera vista y son relativamente identificables. Muy positivo lo de que aparezcan controles duplicados en ambos lados cuando el móvil se sujeta en horizontal (de modo que podemos activar o desactivar el HDR manual con cualquiera de los pulgares, por ejemplo), aunque el modo noche (que aparece de manera automática) no resulta tan sencillo de detectar (y cambiar el tiempo de exposición, si es que se puede hacer manualmente).
El análisis de las cámaras merece mucho más tiempo (con muchas más pruebas), pero a priori nos deja buen sabor de boca en la mayoría de situaciones en las que hemos probado. El cambio entre cámaras (ahora tres) es fluido y el sistema elegido es similar al que vemos en apps de fotografía de otras capas, siendo esto bastante intuitivo y funcionando correctamente aunque le busquemos las cosquillas.
El ultra gran angular tiene muy buena pinta, sin haber visto una distorsión más exagerada de la media, y sobre todo bastante equilibrado a nivel de exposición, temperatura y detalle. El zoom debería estar también al nivel de los mejores, sin llegar a batir al campeón en eso (el Huawei P30 pro) pero dando buenos resultados tanto en interiores como en exteriores en cuanto a detalle, colorimetría y exposición.
Lo que en principio no hemos visto muy evolucionado es el retrato. En la parte trasera le ha costado más de lo esperado diferenciar y recortar el objeto principal y en la cámara frontal parece que peca de ese "efecto porcelana" que daba también la frontal del XS (con fotografías excesivamente cálidas aunque sin el matiz magenta que veíamos en sus predecesores). Pero hemos de probar más a fondo y mejor, también variando la apertura y en condiciones más favorables (sobre todo hablando de los efectos de iluminación).
El vídeo tiene buena pinta, a nivel de nitidez, colores y rango dinámico, adaptándose bien a los cambios de plano y sin mucho temblor o parón si saltamos de una lente a otra. Habrá que ver cómo se desenvuelve en las distintas resoluciones así como de noche, pero lo que sí parece es que a priori se mantenga algo en lo que Apple destaca indiscutiblemente: la estabilización en el vídeo. Y los slofies son bastante divertidos, sí (a la par que realistas en cuanto a la colorimetría y el detalle).
Un primer contacto que convence
Es complicado encontrar un móvil compacto que aúne los componentes más potentes (de una casa) y éste lo hace, siendo conservador en la parte frontal y en otros aspectos pero adaptándose a una corriente tan importante como la triple cámara en el mercado móvil. Faltará ver si ésta rinde como debería para plantar cara a todo lo que se ha presentado este este año y lo que queda (que no es modo de pac o), pero en estos primeros tests parece al menos estar a la altura para poder competir, ahora ya a (casi) todos los niveles en cuanto a tipos de lente.
Da la impresión de que el iPhone 11 Pro cumple bien a todos los niveles y que no cojea de manera marcada o evidente en ninguno en concreto al menos desde el punto de vista de un usuario básico, pero falta ver qué tal esa batería y esa electrónica de la cual la marca presume. Sobre todo si como parece ser hablamos de 4 GB de RAM, algo que choca cuando en Android ya no es raro ver terminales con 12 GB.
También queda por ver si iOS 13 es estable y poco a poco va añadiendo funciones y ajustes que se echan en falta. De momento podemos decir que la solución alternativa al 3D Touch es igualmente útil (Haptic Touch) y que no parece haber lag en general, si bien parte de lo que este sistema tenía que mejorar es el control del segundo plano y algunos otros aspectos menos visibles.
Al final la sensación es la que nos queda con cualquier buque insignia actual de una de las grandes marcas: las primeras impresiones nos saben a poco y nos quedamos con ganas de exprimirlo más. Algo que haremos para el análisis propiamente dicho, pero por el momento el nuevo terminal de Apple cumple expectativas.