La fotografía es el campo de batalla más feroz de la gama alta y, como siempre, las mejoras van calando poco a poco en la gama media. Hace unos meses Samsung nos sorprendía con una jugada un tanto inesperada, un smartphone de gama media con una peculiar cámara trasera. Bueno, cámaras, porque no lleva una única lente, sino cuatro, y eso sólo en la trasera.
En efecto, hablamos del Samsung Galaxy A9 (2018), el primer móvil de Samsung que supera la doble cámara trasera y que ya fue analizado a fondo por Anna Martí hace algunas semanas. He pasado un mes con el móvil de las cuatro cámaras, éstas han sido mis sensaciones.
Se puede apuntar al 'todo pantalla' sin pasar por el aro del notch
El aspecto del Galaxy A9 lo acerca más a la gama alta que al segmento medio, igual que su precio, aunque eso es otro tema. Ahora toca hablar de diseño, de materiales y acabados, y aquí el terminal cumple con nota. La primera sensación al sostenerlo es de que estamos ante un móvil de calidad, sensación que se ha mantenido durante todo este mes.
El Galaxy A9 atrae miradas con ese degradado trasero tan llamativo, aunque también es verdad que el hecho de que sea de cristal también atrae huellas, algo que se carga bastante el efecto reflectante. En todo este tiempo me ha costado bastante mantenerlo limpio. Eso sí, el material no transmite fragilidad en absoluto, todo lo contrario. Sobre tamaño y peso, ninguna queja. Sí, es un móvil bastante grande, pero el agarre es cómodo y se siente muy bien en mano. Tiene una pega y es que al cogerlo con una sola mano a veces hay pulsaciones accidentales con la base del pulgar y resulta un poco molesto.
Seguimos en la trasera y no podemos obviar el diseño del módulo de las cámaras, un elemento también atrae miradas, y es que no es nada habitual encontrar móviles con cámara cuádruple. A pesar de que la primera vez parece algo extraño, la solución es bastante discreta dentro de lo que cabe. Además no sobresale mucho y al ponerlo en la mesa el móvil no 'baila'.
En la parte delantera, la pantalla es la protagonista absoluta. Tenemos unos marcos algo más anchos arriba y abajo, pero la compactación es buena y es una prueba de que no hace falta notch para conseguir un frontal despejado. Hablando de pantalla, otro apartado en el que el Galaxy A9 saca muy buena nota. Tenemos un panel amplio, nítido y con la garantía de contraste del Super AMOLED. La calibración es buena aunque un poco fría, pero se puede configurar desde ajustes fácilmente.
En resumidas cuentas, el diseño del Galaxy A9 aprueba en todo, pero si tengo que sacarle un pero es la personalidad. Esto es una apreciación personal, pero el ADN Samsung presente en otros modelos no está tan claro para mí en este Galaxy A9 y creo que la culpa la tiene el degradado trasero que me recuerda tanto al de algunos modelos Huawei.
Gran experiencia de uso con algún 'pero'
Con el diseño, el Galaxy A9 podría pasar perfectamente por un flagship. No es el único gama media que apuesta por diseños de nivel superior, pero en la mayoría de estos casos el rendimiento suele delatar que estamos ante un dispositivo más básico de lo que parece a simple vista. Sin embargo, con el Galaxy A9 la sensación de estar ante un smartphone de categoría superior se ha mantenido con el uso.
El procesador que se encarga de mover todo es un Snapdragon 660, un chip que se coloca claramente en la gama media, pero Samsung se anota un tanto con 6 GB de memoria RAM. Sin ser un combo especialmente llamativo, he de decir que se desenvuelve sorprendentemente bien y no deja ver debilidades en el uso diario. Con juegos más exigentes también mantiene el listón alto y en general he tenido esa sensación de estar ante un móvil de gama superior.
En el análisis inicial ya se desgranaron los detalles del software y coincido con la valoración. Samsung Experience es una capa con una fuerte personalización -demasiada para mi gusto-, pero al mismo tiempo es de las más personalizables que encontramos por lo que da muchas opciones para configurarla según nuestras necesidades. Por ejemplo podemos decidir si queremos cajón de apps, ajustar la cuadrícula o configurar otros aspectos como la pantalla o el audio.
Si tengo que ser crítica con un apartado del software es con Bixby. El asistente de voz de Samsung todavía está aprendiendo español, pero la beta está disponible sólo para el Note 9 y en este modelo sólo tenemos la opción de activarlo en inglés (o coreano, pero mejor que no). Al margen del problema del idioma, lo que más fastidia es esa insistencia para que usemos el asistente. Samsung insiste con un botón físico que he pulsado por accidente más veces de las que quisiera y una interfaz que se abre al deslizar hacia la derecha en la pantalla de inicio. Lo bueno es que es posible desactivar ambas opciones, aunque ya puestos a pedir estaría bien que nos dejaran elegir otra acción para el botón.
En la parte de software quiero destacar también la integración del sistema de desbloqueo facial y, de nuevo, coincido con la valoración inicial. El desbloqueo con este método no es el mejor ya que tarda bastante en reconocernos y no funciona desde Always On, sino únicamente al activar la pantalla. Además si la luz es mala o no miramos completamente de frente tampoco nos reconoce.
El 95% del tiempo he acabado usando el lector de huellas, un método mucho más fiable y rápido. Eso sí, aquí tengo que volver a ponerme un poco tiquismiquis y es que los primeros días me costaba localizar el sensor, no porque esté mal ubicado, sino porque apenas tiene reborde que nos ayude a encontrarlo. En cualquier caso, me acostumbré rápido.
Con respecto a la autonomía, el Galaxy A9 también da una buena experiencia. Durante todo este tiempo lo habitual ha sido llegar al final de la jornada con carga de sobra para seguir usando el dispositivo, normalmente en torno al 30%. En días de uso más moderado es posible que el porcentaje sea más alto y he conseguido sacarle día y medio a la carga, que no está nada mal. El proceso de carga es bastante rápido. Eso sí, lo de llevar la trasera de cristal y no ofrecer carga inalámbrica es un punto en contra.
Poniendo a prueba la cámara cuádruple
En 2018, parecía que habíamos tocado techo con la triple cámara del Huawei P20 Pro, pero en octubre Samsung demostró que se puede ir un poco más lejos con el Galaxy A9 y sus cuatro cámaras. La diferencia, claro, es que la propuesta de Samsung se enmarca en la gama media, algo que notamos con los resultados obtenidos.
Pero antes de entrar en harina hagamos un rápido repaso de lo que hace cada cámara del Galaxy A9. La apuesta de los coreanos incluye una cámara principal de 24 megapíxeles con apertura f/1.7, una cámara de 10 megapíxeles (f/2.4) que se encarga del zoom 2x, otra con 8 megapíxeles (f/2.4) y lente gran angular y por último un sensor de 5 megapíxeles (f/2.2) encargado de medir la profundidad para aplicar el modo retrato. Y ahora sí, veamos como se ha portado la cámara.
Lo más destacado de la propuesta del Galaxy A9 es sin duda las opciones que ofrece a nivel zoom. Sin movernos del sitio podemos conseguir tres encuadres distintos. El angular viene muy bien por ejemplo al fotografiar edificios, mientras que el intermedio nos da una distancia focal normal y el tele nos lleva a los dos aumentos. Podemos subir hasta ocho aumentos, pero no lo recomiendo si quieres que la foto tenga una calidad aceptable.
El zoom es, como decía, la función más destacada de esta cámara y la que más he exprimido este tiempo, pero también tiene cosas mejorables. En la app de cámara podemos elegir la distancia focal entre estas tres opciones que mencionaba, pero el cambio entre una y otra es brusco y algo lento en muchos casos. Además, si pasamos de normal a tele sí que podemos ajustar el zoom deslizando manualmente hasta dar con el punto que queramos, pero esto no es posible de angular a normal. Es decir, que no podemos hacer un encuadre un poco menos angular.
Como es habitual, el gran angular deforma bastante las líneas de la imagen, pero Samsung nos ofrece corregir la deformación, aunque toca hacerlo a posteriori desde la galería. En cualquier caso, es una opción que viene muy bien y da buen resultado. Sobre estas líneas podéis ver la foto original vs la corrección. Curioso que también ha subido un poco la saturación del agua.
Con respecto a la calidad, es bastante buena cuando la luz acompaña. Las fotos tienen una buena reproducción del color, contraste y nitidez más que suficiente (aquí ayudan esos 24 megapíxeles). Al ampliar, el detalle se mantiene sin problema.
En escenas de alto contraste se aprecian algunas debilidades en partes complejas como el pelo del gato, donde si ampliamos vemos acuarelas, son sutiles, pero ahí están. En la foto de la derecha, además, el enfoque no acertó del todo y si sacamos la lupa se ve que además hay partes borrosas. Aquí el HDR suele venir bien, el problema es que en modo automático no se activa siempre que lo necesitamos y para hacerlo de forma manual toca ir a los ajustes, una ubicación que no es precisamente cómoda.
Conforme va cayendo la luz, la calidad recuerda que estamos hablando de un gama media. La definición se pierde y si no tenemos buen pulso es fácil que salgan fotos borrosas. Con todo, no es un resultado mediocre y consigue salvar la escena. Minipunto para el balance de blancos.
Como decíamos antes, la cuarta cámara está destinada al modo retrato o, como lo llama Samsung, enfoque selectivo. Una de sus ventajas frente a otros modos de la competencia es que no hace falta que haya caras en la escena para que aplique el desenfoque. En la foto superior consiguió resolver muy bien un elemento complejo, tanto a nivel de recorte como de progresión del desenfoque ya que el propio objeto tenía profundidad.
Sin embargo, no siempre acierta en según qué escenas y a veces "se come" parte de la figura como pasó en la foto sobre estas líneas, donde el manillar de la bici se desenfoca como si fuera parte del fondo. Al hacer la foto vemos una especie de previsualización de como quedará, pero no es garantía de un buen resultado y a menudo la foto final cambia bastante.
Otra ventaja del enfoque selectivo de Samsung es que nos deja elegir la cantidad de desenfoque que aplicamos, tanto en el momento de hacer la foto como después, por lo que siempre podemos afinar el resultado para que sea lo más natural posible. La app de cámara nos deja ajustar en siete niveles. En las fotos superiores se pueden ver, de izquierda a derecha, los niveles 3, 5 y 7. Obviamente si lo llevamos al máximo el resultado es muy artificial.
La experiencia con la cámara no ha sido mala, pero es el apartado que más flaquea y que nos recuerda que el Galaxy A9 no es un gama alta. La lentitud en el disparo y la calidad de las tomas, sobre todo cuando la luz escasea, delatan una configuración fotográfica que, aunque versátil, todavía tiene mucho margen de mejora.
Un mes con el Samsung Galaxy A9 (2018)
Concluye este mes usando el Galaxy A9 como móvil principal y el balance es bastante positivo. Estamos acostumbrados a que los números más altos de la serie Galaxy A sean dispositivos a medio camino entre las gamas media y alta, algo que se cumple con este modelo, pero aquí Samsung ha ido más allá apostando por un sistema de cámaras nunca visto.
El Samsung Galaxy A9 2018 ha sido el conejillo de indias de Samsung en esto de las lentes múltiples. La cámara doble ya es habitual de su gama alta desde la llegada del Note 8 y también se ha extendido en modelos más básicos, pero todavía no habían dado el salto a más lentes. Por eso es curioso que haya sido un terminal de la serie Galaxy A y no la S o Note el que haya estrenado esta novedad. Los rumores apuntan a que los Galaxy S10, concretamente el modelo Plus, llevará cámara triple.
Sin embargo, el resultado fotográfico no está al nivel de un gama alta y eso penaliza la experiencia, pero hay que reconocerle que es una cámara muy versátil que no encontramos en equipos de nivel medio. Además, se anota un tanto con un diseño impecable o una experiencia de uso que sorprende por su fluidez.
Donde más puntos pierde es en el precio y es que, con un precio de salida de 599 euros, da igual cuantas cámaras lleve ya que compite en un segmento con mejores opciones. La buena noticia es que a día de hoy ya se puede conseguir mucho más barato, concretamente 407 euros en Amazon.